lunes, 12 de septiembre de 2011

HABLANDO DE MUJERES


No lo puedo remediar; me gusta la feminidad en las mujeres. Porque hoy día las mujeres, imitando a los varones que se feminizan, se tornan cada día más varoniles. En un programa de televisión, haciendo zapping, topé una discusión entre cuatro mujeres destacadas en el ámbito político.

Se diga lo que se diga y por mucha cultura que acumulen algunas féminas, la clase y la feminidad distinguen a unas de otras. No por menos “leída”, ninguna es menos mujer que otra muy ilustrada. Por supuesto no me refiero a esa costumbre femenina (eso se dice) tan imitada por los varones de interrumpirse mientras uno de ellos habla;

Hablan varias personas a la vez, de forma agresiva, que parece, según se ve, que no se reparten bofetadas porque muy juiciosamente el moderador las pone en lugares separados. Creo que por si las moscas. Eso pasa también en las tertulias de los varones ¡vaya que sí! aunque con menos intensidad.

Contrastan estas aberrantes actitudes, con las de otras chicas o señoras que son modelo de moderación, aunque conserven el desparpajo que toda buena tertuliana ha de poseer para entrar en discusión.

Y les hablo de las sonrientes y modestas chicas que dan noticias, son auxiliares de programas serios, y hasta algunas rigiendo su programa en el que dan la justa medida de su capacidad para trabajar; se desenvuelven con varones muy ilustrados y ya mayores, que prácticamente “se las saben todas”. Ellas saben estar, y refutar o matizar los asuntos en discusión.

Por supuesto, los tertulianos varones saben (son gente culta por lo general), como tratar con ellas asuntos de enjundia en los que hay que estar bien informados, y en los que ellas no les van a la zaga. No quiero decir nombres de unas y otras, porque los televidentes las conocen.

No es lo mismo una mujer “ordinaria” y zafia, que una equilibrada fémina que hasta en los más enconados debates sabe que es mujer, y que se ha de producir en todo momento como mujer de cierta “clase”. Clase por supuesto en cuanto a sus condiciones, y su saber estar entre todos. Respetan, y exigen respeto.

Dice la Escritura: Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado… (Proverbios 21:10-11). Aunque muchos desprecian el matrimonio, no deja de ser hermoso que una mujer sea confiable y formal. El que sepa tratarla, sabrá de alegrías y amor.

Tal como funciona la vida moderna y tal como aumenta la marea anticristiana, no cabe duda de que millones de personas se pierden lo mejor de la vida, en busca de emociones peligrosas y ensueños que privan del verdadero sueño. El que lo tiene, sabe bien lo ventajoso que es el evangelio de la buena noticia, para sortear con elegancia las trampas que el mundo pone a toda persona. El enemigo no perdona. Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de depravados se ha sentado (Salmo 1:1). En esto, no hay diferencia entre mujer o varón.

AMDG

1 comentario:

  1. MUY SABIO Y BUEN, EQUILIBRADO EXPOSITIVO, ARTICULO, SI SEÑOR, SALUDOS DESDE EL LEVANTE OTOÑÍSTICO YA.

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