viernes, 14 de octubre de 2011

NO HAY DERECHO A ESTAS EXIGENCIAS

 

No sé si esto de ser cristiano es algo que permanece en un claroscuro, de tal forma que cualquier forma de  simpatía por la figura de Jesús les basta a muchos para sentirse “buenos cristianos” la moral cristiana parece ser en muchos, un tipo de moral permisiva, o de medias tintas, vista como una soldadura entre cristianismo y sociedad.

Ya Jorge Rieju habló del pesimismo en la sociedad que, a pesar de ser próspera, anda entre la paranoia a perder su opulencia, a la estupidez de pretender ser lo más grande, ignorando el minúsculo puntito que es nuestro planeta en medio del Universo Creado. En los pobres ya es un caso sangrante.

Hay dos, entre tantos versículos bíblicos, que a mí me llenan de perplejidad. Son versículos disuasorios, que ponen coto a cualquier intento de ser coherente con la Escritura, y por otro lado son estímulo para los que, valientemente, se meten hasta el cuello, en un mar de dificultades para hacer la voluntad de Dios.

¡Ser discípulo de Jesús! ¿Usted quiere serlo? Pues aplíquese usted el siguiente versículo bíblico: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. (Lucas 14: 26) Bueno, a ver como se come esto. ¿Cómo puede exigirse tal renuncia.

Lo primero que se nos viene a la mente, es la absoluta soberanía de Jesús, y la voluntariedad de la fe en Él para hacer un esfuerzo semejante. La exigencia para un hombre del mundo, es simplemente absurda y fuera de razón, como dicen muchos de los que me escriben.

Solo la fe decidida y esperanzada puede recorrer un camino que es angosto y con numerosas dificultades. La gloria de la Victoria suprema, es para los bienaventurados suficiente estímulo para hacer buenas esas exigencias de Jesús.

Por supuesto que la maravillosa oferta puede ser rechazada por cualquiera. Tal vez no la ha conocido nunca, pero hay juicio como dice San Pablo en la secuencia de las postrimerías: Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio…  (Hebreos 9: 27).

Así pues hay premio al que se entrega en su totalidad a Cristo mientras que hay damnación a los que se rebelan: el cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;

tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego, pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al judío primeramente y también al griego; porque no hay acepción de personas para con Dios. (Romanos 2: 6 al 11)

Se pueden creer o no, estos asertos de la Escritura Santa (Biblia), y de lo que declaran los hombres que siguen, institucionalmente o no, estas cosas de La Revelación. Desprendámonos ante todo de las banderías y de las agrias discusiones. No pensemos que con nuestras predicaciones o escritos etc. ya hemos ganado la plenitud de la compañía de Cristo Jesús.

Siervos inútiles somos, y lo que teníamos que hacer, eso hicimos. (Lucas 17:10) A pesar de esto, se nos dirá a los bienaventurados que entremos en el reino definitivo de los Cielos: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. (Mateo 25:23) Los dichos de Jesús se creen o no, pero no se ignoran por los que pretenden confesarse seguidores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario