A veces, lamentablemente, y casi como norma general, los comentarios de los creyentes son muy semejantes a los de cualquier periódico político, y sobre todo se enzarzan en disputas sobre opiniones que son como casi todo lo mundano “opiniones opinables”.
Yo solía poner mi granito de arena, pero cuando conocí el paño, me dije que mejor me dejaba de tonterías y me dedicaba a lo mío, que es la obligación de todo cristiano: proclamar a Cristo y su Reino de Salvación. Y la libertad no es desorden.
La escasez de ecuanimidad en los comentaristas y su agresividad mutua, no es propia de cristianos. Los que no lo sean, que escriban en otros medios, que los hay, y dejen que se intercambien opiniones y sensibilidades en los medios cristianos. No todos suelen ser de la misma observancia, pero eso que dijo Jesús de amarnos los unos a los otros… como Él nos amó es de lo más principal. (Juan 13:34)
Y como soy independiente, puedo decir lo que no dice Daniel, por la prudencia que usa. ¡Aunque esto pasa en todas partes! ¡Pero no aquí! El nuestro no es el reino de la anarquía y de las disputas. Esto trata del Reino de Dios, y es muy otra cosa.
El respeto exigible a cualquiera en el caso de comentar en medios politizados, es aun mayormente exigible en las publicaciones religiosas. La impunidad de los que escriben, es para la libertad que como cristianos proclamamos en Cristo.
Es para ser libres para edificar, y abrir cauces al diálogo y al contraste de pareceres en lo accesorio, porque lo que ya se sabe doctrinalmente no es modificable a gusto del consumidor. Hay misterios que no son opinables, aunque los incrédulos los mediaticen y pongan en solfa. Eso es cosa de ellos y de su sola responsabilidad.
Hay también cristianos que ponen en duda muchas materias de la fe, las cuales son penosamente puestas en olvido y se preguntan: ¿pero eso dijo Jesús? Pues sí amigo, Jesús dijo que nos amásemos unos a otros… como Él nos había amado. Ni más ni menos.
Yo pregunto ¿es esto así? Pues amémonos unos a otros así. Si no… es que no somos cristianos. Podremos ser simpatizantes, allegados, concurrentes, familiares… pero cristianos, no. Rotundamente, no. Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. (Santiago 2:10)
Si matas a alguien, te detienen y condenan y de nada te vale decir que no has estafado, o robado, o cualquier otro delito. Te condenan por haber matado. Si hay más delitos, estos serán también juzgados pero de lo que se trata es de que has matado.
Absteneos de toda clase de mal (1ª Tes. 5:22) dice el mismo apóstol. Las cosas claras como el agua clara. No andemos en mezcolanzas con la filosofía del mundo porque no estaremos en la verdad. Lo nuestro es claro y lo demás es el “mundo”
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