En
escrito anterior daba mi opinión sobre las modas modernas de concederles a las
mujeres la potestad de ser obispas, lo que a mí desde mi criterio cristiano es
error. Las mujeres tienen en la
Iglesia roles que superan cumplidamente las limitaciones que
ignoraba soberanamente Teresa de Jesús, y la más moderna Teresa de Calcuta.
Hay veces en las que uno escribe cosas que pueden tener
multitud de interpretaciones. Una de ellas es la de que el escritor pasa de
largo por cualquier evento religioso, o que por el lado contrario es un
intolerante o estricto en cuestiones que son opinables. Hacer el bien no es
opinable ni se puede tener prejuicios contra tal práctica cristiana.
Creo que nada hay opinable en temas de religión, cuando
se trata de la cristiana. En las demás, no me introduzco ni trato, pues no es
lo mío. Que lo hagan otros en sus distintas creencias. Por mi parte me limito a
rechazar las estupideces y burradas añadidas a la correcta recepción de las enseñanzas de
Jesús, y trato de comprender lo que hacen los demás. Porque es propio de
cristianos comprender.
No siendo
escandaloso, me parece que lo que otros hacen no es cosa mía. Yo aprendí de
buenos maestros desde mi infancia. Benditos sean. En aquel tiempo, no era moda la forma de
pensar que ahora existe de dejar sin instrucción espiritual a los niños, para
que ellos pudieran tomar el camino que quisieran.
Y dice
Queda pues
claro para todos, que las personas que entran por la puerta estrecha y el camino
de la vida no errarán su camino. En el caso de caídas a causa de nuestra flaca
naturaleza, siempre contaremos con la Gracia de Dios, para que a las personas de buena
voluntad sean cubiertas con la misericordia de Dios Padre.
Ahora
impera la mentira y la corrupción. No solo corrupción de “apaños”, o posible colusión
de partidos, sino lo que realmente tiene importancia para evitar tales lacras,
el abandono de Dios y la entronización del pensamiento del hombre. Hablar de solidaridad es la mayor de las hipocresías mientras esta solidaridad no se extienda a todo el Orbe.
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