Siempre hay papa, porque “a rey muerto, otro en su puesto”. En este caso concreto, el Papa se va porque ya no se siente con fuerzas para llevar el peso de la Iglesia en sus débiles hombros que ya no pueden ni con su cuerpo. Y ser papa como lo ha sido él, es algo más duro de lo que se piensa por parte de tantos.
Hace tiempo leí una discusión sobre sus zapatillas en las que se le criticaba acremente. ¡Como si los demás no llevaran zapatos o lo que cada uno quiera! Estas críticas me hacen apreciar mucho más al hombre que durante unos años, ha sido capaz de pedir perdón por los males que él no ha hecho, aunque su Iglesia ha o había cometido por parte de unos y otros.
Tuvo el valor de decir ante los imanes islámicos, que el Islam se desarrolló y extendió por la fuerza de la espada. Por supuesto el quería hacer una constatación histórica, pero dicho quedó, y no es desdoro para los musulmanes que piensan que esto debe ser así. Creo que se merece mejor trato que el que le dan los que le sacan fotos con cara de monstruo. Eso ni a Zapatero.
Asís también ha sido piedra de escándalo, aunque sin dejar de hacer pensar y ver a todos, que la religión cristiana es la que agrada a Dios. Por supuesto las demás religiones no reconocen esto último, pero Ratzinger logró que algunos comenzaran a respetarse y a no atacarse mutuamente. En cambio recibe agresiones de palabra, entre sus mismos conmilitones.
Sin perder dignidad, ni hacer concesiones doctrinales, convenció a muchos para que las reuniones de Asís fueran una muestra de respeto al pensamiento de cada cual, cuando este no fuera agresor de la libertad o la integridad de la persona y el pensamiento de otro. La religión, no tiene porqué ser motivo de odios y agresiones entre los que piensan de distinta manera.
Jesús dijo muy acertadamente como en todo: “el que quiera” y, “yo no le desecho”. Este papa lo puso por obra. Ya está bien de odios y muerte entre los que están llamados a ser los pacificadores del mundo. Dios juzgará a cada cual. Los deístas sabrán reconocer que Dios no es de nadie, ni nadie puede ofrecerle nada que ya no sea de Dios.
Mientras, respetemos a todo el que, de buena fe, pretenda seguir el camino de la justicia, la paz, y la convivencia entre todos los humanos. Y esto es lo que, a mi juicio defendió en circunstancia no muy favorables este ya viejecito Papa. Que el Señor le proporcione el galardón que merezca, porque en mi corazón ya se lo he entregado.
Y ahora, en su retiro, pase lo que le quede de vejez, tranquilo, descargado de tribulaciones, y siempre útil para la Iglesia que él dirigió con acierto en medio de tan grandes contradicciones. Es lo que le deseo de corazón. Solo expreso mi opinión, sobre el hombre que he admirado en sus escritos y en su persona.
AMDG
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