Pues verás. Es difícil de explicar y más si se trata, como tú, de un agnóstico, que es más bien un ateo; pero bueno, eso es una opinión mía.
Se trata de decir francamente y sin vacilar, los siguientes puntos que pretendo
exponer de forma aleatoria.
Creo que la Virgen María ,
fue virgen durante toda su vida, y que Jesús es obra del Espíritu Santo en María. Por supuesto que a muchos les cuesta aceptar ese misterio, como
a mí me costó aceptar que la luz es a la vez ondas y partículas.
Pero vamos a más; si María hubiese tenido connubio con su esposo
José, (que no) para mí no sería problema, ni alteraría mi percepción del misterio. Creo firmemente que la pureza de María no depende de esta
circunstancia, sino de su vida dada por completo a Dios. Lo demás no es significativo aunque si orientativo. Y si tuvo más hijos, (que no), no es óbice para que siguiese
siendo pura. Lo que ocurre que la costumbre y los vicios han hecho de
la sexualidad, algo feo y sucio. Si solo aportamos esto a la pureza de María vamos bastante errados.
Creo en la resurrección de los muertos y que ello se basa en la
resurrección de Jesucristo. Si Jesucristo resucitó, nosotros
también resucitaremos. Y si no lo hizo, nada de lo que montamos sobre este
misterio tan maravilloso vale nada, y somos como dice San Pablo, testigos falsos; si Jesucristo no
resucitó, vana es nuestra proclamación, y vana nuestra fe. Esto es bíblico, y lo expongo ateniendome tu postura agnóstica. Para un cristiano no es necesario nadar entre olas.
Creo también que aquello que se consagra a Dios ya es
sagrado, de la misma forma que yo me consagré
a mi esposa algo débil de salud, y eso es sagrado en mi corazón. Ese fue el trato o pacto. Así que, para mí,
cualquier voto, promesa, o consagración, es ya sagrado y no se puede modificar. ¡Rajarse, no vale!
De la misma forma que Dios no permitía que se cambiase una oveja consagrada en el corazón del israelita, si
viera posteriormente otra mejor. Solo valía la que ya había sido
consagrada en su corazón para ofrecer a Dios, por muy hermosa y mejor que le
pareciera otra cualquiera.
Creo que los apóstoles no fueron más cobardes que nosotros, en
la misma situación que ellos sufrieron cuando la crucifixión. La cruz es algo horroroso y ellos no eran héroes de novela. Y creo que lo que contaron es verídico. Salta a la vista que
cada uno de ellos lo cuenta a su modo, aunque más tarde la Iglesia (como dices)
tratara de aglutinarlos en una misma dirección. Eso es jugar poco
deportivamente.
Creo que Jesús es el hijo de Dios; el Verbo Divino que tomó carne en el vientre de María y habitó ungido entre nosotros. Crees
que soy heterodoxo en cuanto a mis pensamientos sobre la materia, pero soy como
puedes comprobar lo más ortodoxo que se puede ser. Lo que no me gusta, son las pamplinas y las
mixtificaciones de la verdad de la Revelación.
Me indigna que se tomen a bromita fina, por los que deben defender la fe, a sangre y
fuego que venga sobre ellos. Ya no te cuento más, que me alargo.
Un cordial saludo.
AMDG
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