He leído muchos libros sobre los acontecimientos del fin de los tiempos desde hace muchos años, y solo me he quedado con las palabras de Jesús ¡VELAD! nuestras opiniones, son como las de los escritores que nos precedieron y que sobre la materia, tampoco sabían mucho sobre fechas y lugares.
Hoy vemos como el insidioso sistema mundano se introduce en las costumbres y en los cristianos, que de momento se complacen con la crítica, y otros que están manchando y destruyendo la fe de muchos con sus críticas y ataques a lo más sagrado.
EL AMOR DE MUCHOS SE ENFRIARÁ, dice la Escritura. Por tanto velemos para que no entremos en la tentación de saber, sobre algo en lo que el mismo Señor Jesús dijo que ni el Hijo sabía el día y la hora. Habrá veces en que pensemos que nada puede ir peor, pero lo que dijo Jesús, es que no habría tribulación como la que nos vendrá en el día de la venida. Aun no hemos llegado a esos eventos y calamidades, pero cada vez nos vamos acercándonos más.
Cuando la primera y segunda guerra mundial, hubo muchas señales que parecía que eran las definitivas. El horror de las trincheras, los gemidos de los cuerpos destrozados, y los millones de muertos, hicieron que ante tanta calamidad muchos creyeran que eran los tiempos de la Parusía. Cosas similares, las hubo a lo largo de los tiempos y las seguirá habiendo.
El estado del mundo actual que ya domina sobre toda la tierra, sin moral ni temor a Dios ni a nada, es una señal más de que el anticristo opera, y a su tiempo se manifestará con todo su rigor. Esta será la hora de la Parusía , que esperamos con ansia los que amamos a Dios. Mientras, estaremos tranquilos confiando en su fidelidad y demostrándole la nuestra.
Los cristianos limitémonos a esperar al Señor, sea que venga a nosotros o que nosotros vayamos a Él. Así lo hago yo, y tengo la paz del que sabe que todo es para nuestro bien. Vigilemos nuestra posición ante Dios, y lo demás dejémoslo en sus manos que saben lo que hay que saber.
Es contraproducente esperarle, basándose en las visiones de personas que tuvieron quizás una visión personal, y en otros casos alucinaciones y otras formas de disfunción cerebral. Ya conocemos las apariciones que se han demostrado por sí mismas, y por las distintas autoridades, como falsas o producto de un espejismo de masas.
La parábola de las “vírgenes necias”, que no aguardaban vigilantes la llegada del esposo es muy aplicable a esta reflexión. Creo firmemente que aun poniendo mucha atención a la Parusía , es muy cierto que o Él viene a nosotros o nosotros iremos a Él. Solo hace falta mantener encendida la candileja del Espíritu, y confiar absolutamente en Jesús.
Lo demás son cábalas, sin duda con la mejor intención, y muchas fruto de estudios profundos, pero nosotros, para andar por casa y sin pretensiones científicas ni teológicas, esperamos la liberación con ansias y anhelos. Ya llegará el día y la hora.
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