Soy un devorador de literatura religiosa y en toda ella hay un lugar común con respecto a la adoración. De alguien que oraba mucho, se decía que tenía “rodillas de camello”, y que era un verdadero adorador; otros de distinta posturas, repeticiones, y hasta llanto, etc.
Todas las considero aceptables y muy buenas, si se hacen con el corazón contrito y humillado. (Salmo 51) Dios no desprecia esta forma de adoración. Podemos estar seguros.
Esta, creo que es la mejor de ellas; reconocer nuestras flaquezas, acciones, pensamientos, etc., confesarlos de verdad, y darnos completa cuenta de que Dios es perfecto y omnipotente, y que -por nosotros mismos,- solo valemos para incordiarnos e incordiar a los demás.
Nos vienen la mente pensamientos indescriptibles de venganza, codicia, etc., -¿para qué hacer un catálogo?- Todos estamos bajo esa misma maldición, a pesar de una Ley divina que es completamente para nuestra instrucción, y poder vivir en libertad de vicios y esclavitudes, que al fin y al cabo, son la misma cosa.
Oración _Te doy gracias Señor, porque mi debilidad me hace comprender mejor mi condición humana, y el lugar que me corresponde en esta esfera de la vida; y porque también me hace ver quien eres, y la altura infinita que posees, así como tu bondad con toda La Creación._
Somos tan petulantes que queremos depender de la “suerte” o del “hado fatal”. De ninguna forma podremos desposeerle de su poder, su control, y su soberanía. ¡Padre Santo! Él es todo, y sería precioso, si eso fuera también como el apóstol dice, “en todos”. (1ª Corintios 15:28)
Por eso esperamos la venida del Cristo; para que Él, con el poder que posee, vuelva los corazones de toda la tierra hacia el Padre y hacia sus hijos. Mientras, solo podemos decir como el poeta:
Tus casos falaces Fortuna cantamos;
Estados de gentes que giras y trocas;
Tus grades discordias, tus firmezas pocas,
En los que en tu rueda quejosos hallamos.
Oración _¡Padre Bendito! Nosotros nos hemos rebelado, nos hemos amotinado contra tu autoridad, y al salirnos de tus manos tenemos que bregar con la vida sin norte y sin guía. Detestamos tu paternidad y orientación, y nos vemos abocados a la autodestrucción._
No de otro modo podemos explicarnos el cúmulo de angustia, carencias, y frustraciones que padecemos; todos provenientes de este abandono de su protección y amor, que hemos despreciado, de tal manera, que lo hemos convertido en un tal odio que, al no poder proyectar contra Él _¿quien subirá a ti?_ (Romanos 10:6)) lo descargamos sobre sus servidores.
El mundo se agita, se enconan unas naciones contra otras, y así contemplamos tantas tragedias cotidianas. La muerte reina sobre la humanidad; tu presencia, tan precisa para vivir, ha sido puesta fuera de nuestras vidas por nuestra causa y desprecio. Solo somos reos de alejamiento voluntario._
Oración _Ten misericordia de todos nosotros, porque solo podemos estar bajo esa misericordia. Somos endebles en fe y en esperanza, y nuestras vidas transcurren en días meses y estaciones baldías y sin provecho. ¡Retén tu indignación! porque no podríamos resistir tu ira tan merecida._
_Solo Tú puedes comprender la atrocidad de nuestro extravío y nuestra postración, tanto como personas, y como sociedad. Muerte, injusticia, violencias, imperan más o menos ocultas. Solo podemos esperar en ti, y en el amor que tienes por tus criaturas; por ello insistimos en oración atribulada y continua._
Y acabo
Hoy por hoy, es realidad el versículo con el que termino este trabajo: Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. (Génesis 6:5) ¿Nos suena?
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