Veamos: usted me
cuenta que los mandamientos (y tratamos de la obra de Jesús muy epidérmicamente)
son un
estorbo para la vida y que son onerosos y amargosos. Naturalmente usted
puede tener la mentalidad que quiera, pues a libertad hemos sido puestos en la
tierra, y a libertad
hemos sido llamados los cristianos.
Pero usted puede
observar que los principios cristianos son amor, amistad, buen hacer, lealtad, etc. y en fin todas
las “virtudes” que adornan la doctrina de Jesús de Nazaret. Por el contrario,
en esa libertad que usted me cuenta, existen los peores vicios, las peores acciones, los peores
sentimientos etc., que no son precisamente lo que amalgaman una buena sociedad y un
objetivo común.
Es un privilegio no ser fumador, no ser porrero, y ser
fiel a una mujer (o a un hombre en el caso de las mujeres), ser libre de vicios que
esclavizan,
y a eso se refiere el apóstol cuando decía que: Por precio
fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de
los hombres. (1 Corintios 7:23) Y detrás de un vicio hay siempre algún
perverso que se beneficia de tu debilidad. ¿Que te creías?
De esta debilidad nos
libera el Cristo. Contar con el Espíritu de Cristo no es ninguna tontería. Si
Jesús nos dijo que fuéramos la sal del mundo, y la levadura para que la masa fermentase, no decía necedad
alguna, cuando por el contrario dijo lo más certero que se puede comunicar a un
discípulo.
Usted me dice que está
resfriado y que
no para de fumar y que se siente un tonto (usted emplea otras palabras) porque sabiendo
lo malo que es el tabaco para usted, sigue neciamente fumando. No es culpa suya; es que tiene que fumar. Y es que el
fumador es fumador, porque fuma quiera o no (y en
eso le meto todos los vicios conocidos, y los por conocer).
Y así en el bebedor, el adicto al
sexo indiscriminado, etc. Le voy a poner como ejemplo lo que dice el apóstol sobre
esta materia, y usted tendrá que decirme que sí, que tengo razón. Pero si sois guiados por
el Espíritu, no estáis bajo la ley. Para el bueno no hay
nada que reprochar así que la ley que dice no matarás a él le trae sin cuidado
porque ni por su cabeza pasó hacer ese crimen.
AMDG
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