sábado, 2 de marzo de 2013

VICIOS Y VIRTUDES 1 parte


 

Veamos: usted me cuenta que los mandamientos (y tratamos de la obra de Jesús muy epidérmicamente) son un estorbo para la vida y que son onerosos y amargosos. Naturalmente usted puede tener la mentalidad que quiera, pues a libertad hemos sido puestos en la tierra, y a libertad hemos sido llamados los cristianos.

Pero usted puede observar que los principios cristianos son amor, amistad, buen hacer, lealtad, etc. y en fin todas las “virtudes” que adornan la doctrina de Jesús de Nazaret. Por el contrario, en esa libertad que usted me cuenta, existen los peores vicios, las peores acciones, los peores sentimientos etc., que no son precisamente lo que amalgaman una buena sociedad y un objetivo común.

Es un privilegio no ser fumador, no ser porrero, y ser fiel a una mujer (o a un hombre en el caso de las mujeres), ser libre de vicios que esclavizan, y a eso se refiere el apóstol cuando decía que: Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. (1 Corintios 7:23) Y detrás de un vicio hay siempre algún perverso que se beneficia de tu debilidad. ¿Que te creías?
De esta debilidad nos libera el Cristo. Contar con el Espíritu de Cristo no es ninguna tontería. Si Jesús nos dijo que fuéramos la sal del mundo, y la levadura para que la masa fermentase, no decía necedad alguna, cuando por el contrario dijo lo más certero que se puede comunicar a un discípulo.

Usted me dice que está resfriado y que no para de fumar y que se siente un tonto (usted emplea otras palabras) porque sabiendo lo malo que es el tabaco para usted, sigue neciamente  fumando. No es culpa suya; es que tiene que fumar. Y es que el fumador es fumador, porque fuma quiera o no  (y en eso le meto todos los vicios conocidos, y los por conocer).

Y así en el bebedor, el adicto al sexo indiscriminado, etc. Le voy a poner como ejemplo lo que dice el apóstol sobre esta materia, y usted tendrá que decirme que sí, que tengo razón. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Para el bueno no hay nada que reprochar así que la ley que dice no matarás a él le trae sin cuidado porque ni por su cabeza pasó hacer ese crimen.

AMDG

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