¡Mi
Señor! hace frío en esta tierra;
Me
invade el desaliento más doliente,
Y
en mis ojos sumidos y en mi frente
Ya
se notan las nieves de la sierra.
Tú
guardas un silencio que me aterra,
Y
sin ti me atormenta cuerpo y mente
Un
ambiente mortal y tan silente,
Que
me aplasta, y que fiero me destierra.
Me
abandonas Señor ¿no soy tu hijo?
¿No
has sido tú mi amparo y mi cobijo?
¿Por
qué, te tardas tanto en socorrerme?
¿Dónde
para tu amor que me bendijo
Cuando
yo era más fiel y tú, escondrijo
De
mi falta de fe y de alma inerme?
No
pierdo la esperanza
De
tu fidelidad y mi alabanza,
Y
tu amor vuelva a mí para valerme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario