domingo, 3 de marzo de 2013

VICIOS Y VIRTUDES 2 Parte



  
Y manifiestas son las obras de la carne, que son:
adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, 
disensiones, herejías, envidias, homicidios, 
borracheras, orgías,y cosas semejantes a estas;

acerca de las cuales os amonesto, 
como ya os lo he dicho antes, 
que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, 
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; 
contra tales cosas no hay ley. 
(Gálatas 5:18 al 23).

Note que contra los frutos espirituales no hay ley. Como sobre el ciudadano que marcha por la calle correctamente nadie le detendrá, pero la autoridad si le apresará si comete cualquier desacato contra una ley que el ciudadano normal no necesita.

Solo con que usted mismo lea los dos aspectos de la cuestión, notará enseguida la terrible diferencia entre una vida verdaderamente cristiana, y otra clase de vida dejada al placer de los sentidos y deseos engañosos (carne, (sarx) le dice San Pablo a la vida ajena a Dios, en contraposición con la vida Espíritual).

Los cristianos podemos elegir nuestro camino que es el espiritual. Los que no atienden los mandamientos que les guíen, tienen que seguir a donde ni ellos mismos quieren. El Evangelio llama a todos pero solo algunos son señalados para salvación. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí. (Romanos 9:13)

No cometamos la equivocación de decir que si ya está decidido no vale la pena hacer el bien, ya que da igual, pero no sabemos como dice la Biblia si somos o no amados o aborrecidos. El hacer el bien y contar con Cristo garantiza que todo nos irá mejor que bien. Al fin y al cabo todos tenemos que morir y después… ¿qué hay después?

El ejemplo del fumador anteriormente mencionado ilustra muy bien la esclavitud de la carne. Y naturalmente para mitigar su estupidez según el fumador de marras se ponen a criticar a los que llamándose cristianos caen en los mismos vicios (pecados) que los descreídos. Y es que no hay hombre que no peque. (1 Reyes 8:46) Por causa de ello necesitamos tanto al Gran Redentor, Jesucristo.

Por eso somos conscientes los cristianos que necesitamos de la redención que es en Cristo nuestro Señor. El que desprecia la salvación ha elegido su propio camino. (Isaías 53:6) No puede quejarse.

AMDG

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