jueves, 11 de abril de 2013

CONVENIENCIAS Y MORAL


 


Se dice, sin razón alguna, que lo mejor de todo es hacer lo que a uno gusta, y lo demás despreciarlo porque lo que uno desea es lo que tiene valor. Las gentes limitan la ética (tan repetida) y la moral a sus conveniencia inmediatas y a la exclusiva tarea de darse mucho placeres que siempre tienen consecuencia y no buenas. Siempre confunden ética con educación y costumbres con moral.

Se ríen de la Santa Escritura o no le hacen el menor caso. La humanidad camina descentrada y mortecina, y como dice el poeta: Para que no acierte la mano con la herida. A. Machado. Andamos como beodos, y no acertamos a controlar ni una décima parte de nuestro carácter o nuestro temperamento.

El pobre se queja de que carece de medios para vivir, aunque en realidad muchos de ellos lo que quieren es el boato y el poder que engendra el dinero abundante. A este dinero al que Papini llamaba “el estiércol del demonio”. El dinero es poder, y con ese poder podemos vulnerar todo lo que ponga por delante; atropellar honras poseer esclavos, que a su vez lo son del dinero y de su amo el diablo.

¿Qué pensarán cuando se acuesten en su cama los que han afanado dinero, lo han robado, lo han pervertido y lo han derrochado, mientras tantas gentes lo pasan verdaderamente mal en su pobreza o miseria en su caso? Tenía yo un tío muy filósofo, que se dejaba algunas veces (por olvido) la puerta de su casa abierta, hace ya muchos años.

Cuando le preguntábamos si podía entrar alguien a robar nos decía con aquella pachorra que siempre mostraba. “Pues si entra le diré: Pase usted, siéntese usted, y tome algo calentito”. Y el tipo dormía después de cenar hasta la mañana en que se iba a trabajar en su oficio de albardonero. Era hombre tranquilo y feliz. ¿Lo son los que roban tantos millones valiéndose de sus nulos escrúpulos?

¿Qué vida es la del que es descubierto en una fechoría de tal calibre, y la del que aun no descubierto teme que lo descubran. Nada hay como una conciencia limpia. Si muchos dicen que tienen la conciencia tranquila, mienten descaradamente. Lo que ocurre, es que la mayoría de los que le escuchan tienen la misma opinión que él sobre los bienes comunes.

De modo que si queremos dormir, y trabajar, y vivir en paz, pensemos en lo que significa el acatamiento y la obediencia a la voluntad de Dios en sus mandamiento y consejos, y nos irá mejor que bien. Dios ni engaña, ni promete lo que no quiere dar. 

El infierno interior de los que atropellan su conciencia, es un pobre retrato de lo que significa estar excluido de la presencia de Dios y de la Gloria de su poder. Eso sí que es el verdadero infierno. Y es usted el que ha separado. Él le deja libre para tomar sus propias decisiones.

AMDG.

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