Se dice, sin razón alguna, que lo mejor de todo es hacer lo que
a uno gusta, y lo demás despreciarlo porque lo que uno desea es lo que tiene
valor. Las gentes limitan la ética (tan repetida) y la moral a sus conveniencia
inmediatas y a la exclusiva tarea de darse mucho placeres que siempre tienen
consecuencia y no buenas. Siempre confunden ética con educación y costumbres
con moral.
Se ríen de la Santa Escritura
o no le hacen el menor caso. La humanidad camina descentrada y mortecina, y
como dice el poeta: Para que no acierte
la mano con la herida. A. Machado. Andamos como beodos, y no acertamos a
controlar ni una décima parte de nuestro carácter o nuestro temperamento.
El pobre se queja de que carece de medios para vivir, aunque en
realidad muchos de ellos lo que quieren es el boato y el poder que engendra el
dinero abundante. A este dinero al que Papini llamaba “el estiércol del demonio”.
El dinero es poder, y con ese poder podemos vulnerar todo lo que ponga por
delante; atropellar honras poseer esclavos, que a su vez lo son del dinero y de
su amo el diablo.
¿Qué pensarán cuando se acuesten en su cama los que han afanado
dinero, lo han robado, lo han pervertido y lo han derrochado, mientras tantas
gentes lo pasan verdaderamente mal en su pobreza o miseria en su caso? Tenía yo
un tío muy filósofo, que se dejaba algunas veces (por olvido) la puerta de su
casa abierta, hace ya muchos años.
Cuando le preguntábamos si podía entrar alguien a robar nos decía
con aquella pachorra que siempre mostraba. “Pues
si entra le diré: Pase usted, siéntese usted, y tome algo calentito”. Y el
tipo dormía después de cenar hasta la mañana en que se iba a trabajar en su
oficio de albardonero. Era hombre tranquilo y feliz. ¿Lo son los que roban
tantos millones valiéndose de sus nulos escrúpulos?
¿Qué vida es la del que es descubierto en una fechoría de tal
calibre, y la del que aun no descubierto teme que lo descubran. Nada hay como
una conciencia limpia. Si muchos dicen que tienen la conciencia tranquila,
mienten descaradamente. Lo que ocurre, es que la mayoría de los que le escuchan
tienen la misma opinión que él sobre los bienes comunes.
De modo que si queremos dormir, y trabajar, y vivir en paz,
pensemos en lo que significa el acatamiento y la obediencia a la voluntad de
Dios en sus mandamiento y consejos, y nos irá mejor que bien. Dios ni engaña,
ni promete lo que no quiere dar.
El infierno interior de los que atropellan su
conciencia, es un pobre retrato de lo que significa estar excluido de la presencia de Dios y de la Gloria de su poder. Eso
sí que es el verdadero infierno. Y es usted el que ha separado. Él le deja
libre para tomar sus propias decisiones.
AMDG.
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