No, no me molesta que me preguntes, ni que estés en
desacuerdo conmigo. 0 que me “atices” con tus formas de pensar. No soy infalible,
y puedo errar. Comprende que mis escritos no está hechos para lucirme, ni para “epatar”
a los que ya conocen estas materias religiosas. Sé escribir libros y no lo hago, porque considero esta tarea como algo muy, muy superior.
Hay muchos amigos que no comulgan con mis ideas, y a
otros simplemente no les interesa, pero yo empujo la piedra aunque no la mueva.
Eso es lo que creo mi vocación, y eso hago. Tan pronto recibo alguna variación
de dirección, rechazo, o despiste del receptor, me apresuro a quitarlo de mi
agenda y así no creo molestar a nadie.
El que quiera escuchar y leer lo hace, y el que no
quiera lo deja pasar. Yo siembro, y la cosecha la recoge el Señor. Hago mi
parte en este negocio, y lo demás está en manos de quien tiene en su mano la
salvación o la perdición para los que rechazan sus amorosas leyes.
Lo contrario del cristiano es el perdido, que no tiene
inconveniente en participar de los vicios modernos y antiguos: Como la ley de
Dios le resulta pesada, al no tener el espíritu de verdad, se encuentra en su
propia vía, y su camino está atestado de dificultades y de penas.
Al salirse, o no entrar en la senda de Dios, carece de
revelación y unción, lo que le impide penetrar los misterios de Dios que le
parecen desde su óptica, banales y propios de “mea pilas" o de fanáticos religiosos.
A mí, personalmente, no me afecta la opinión de la gente,
porque sé a donde voy, y de donde vengo. El final de la vida del hombre perdido es
como decía Espronceda el poeta:
Que es la vida del hombre y su locura
Una estrecha y hedionda sepultura.
O en el caso de que yo
esté errado, y los prodigios de Jesús sean fieles, una horrenda vida en la
muerte eterna espera a los refractarios, que no es ni más ni menos que estar fuera
y en un estado de eterna exclusión de los que no quisieron aceptar el Evangelio:
Es, simplemente, lo que se quiere ahora.
Porque es justo delante de Dios pagar
con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros
reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús
desde el Cielo con los ángeles (enviados) de su poder.
En
llama "como de fuego",
para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al Evangelio
de Nuestro Señor Jesucristo; los
cuales sufrirán pena de eterna perdición,
excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder…
(2ª Tesalonicenses 6 al
9 y más)
AMDG
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