Como
vengo diciendo, amigo mío, no es cuestión de ser de esto o aquello. Eso es
sectarismo, y yo no quiero caer en semejante
aberración. Obviando mi militancia ortodoxa en la que me encuentro seguro, digo
llanamente lo que siento. Respeto las distintas formas de seguir al Cristo de
Dios, y me baso en unas premisas bíblicas en las que abundo, y en las palabras
de mismo Jesús.
En
ocasión de que algunos no les seguían, los discípulos de Jesús le propusieron
un apartamiento o unas represalias contra los que no participaban de sus
“correrías” por la tierra de Israel. Y así les dijo ante sus inquietudes: Quién no es contra nosotros, con nosotros
es. Marcos
(9:40)
Jesús no se andaba con medias tintas al tratar todos
los asuntos que se le presentaban y ante las preguntas de algunos y no
de los más torpes su respuesta no se hacía esperar.
Enérgicamente respondía, como el que está seguro de lo que dice.
Confundió a los rabinos que le preguntaban sobre las condiciones para seguirle,
y convidaba a todos a que lo hicieran.
A
los que no querían seguirle no los justificó sino que les dijo claramente: Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y
ellas son las que dan testimonio de mí; y
no queréis venir a mí para que tengáis vida.
Gloria de los
hombres no recibo. Mas yo os
conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros. Yo he venido en
nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése
recibiréis. ¿Cómo podéis vosotros creer,
pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del
Dios único?
Si
no les seguían era asunto, si no irrelevante, sí de menor cuantía. Él no entró
en si estaban o no errados, sino que en su amor a la humanidad a todos acogía. A
los que con mala intención e inquina le buscaban el fallo, les respondía a
veces hasta con agresividad; a los que iban rectamente a conocer su
doctrina los recibía y les enseñaba el camino a seguir para
estar de pleno en su onda.
No
era seguirle lo que perdía a las gentes, sino la actitud que mostraban ante su
persona y su doctrina. Era casi rudo cuando explicaba las condiciones para
seguirle, y no eran cosa menor: quien no está conmigo está contra mí; y el que conmigo no
recoge, desparrama. (Mateo 12:30.- Lucas
11:23)
AMDG
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