Es
claro que Jesús ponía condiciones duras para los que quisieran seguirle, aunque
no dijo nada contrario sobre los que, haciendo
obras de Dios, no les seguían. No sé si pecamos, cuando hacemos juicio
contra los demás que, aun rústicamente, siguen con Jesús aunque sea de forma
débil o casi indiferente.
Es
cierto que las condiciones de Jesús son duras de seguir y más si estamos
embebidos en las cosas del mundo, pero si el Espíritu nos llama y somos dóciles a su llamada, estaremos en una situación bien privilegiada y, por tanto,
no estamos autorizados para juzgar y condenar a otros hermanos que, por
convicción o por otro motivo, no nos siguen en nuestra manera de peregrinar por
la tierra de Dios.
Termino
con un ejemplo de diversidad en las misiones de cada cual: Pero de los que tenían reputación
de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace
acepción de personas, a mí, pues, los de reputación nada nuevo me
comunicaron.
Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado
el evangelio de la incircuncisión (los no judíos), como a Pedro el de la
circuncisión (judíos) (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión,
actuó también en mí para con los gentiles),
Y reconociendo
la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas (Pedro) y Juan, que eran considerados
como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de
compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la
circuncisión.
Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo
cual también procuré con diligencia hacer. (Gálatas 2: 6 al 10)
La profusión
de textos bíblicos explica mejor que yo, el rigor de los asuntos espirituales.
No estoy tratando de justificar herejías, ni que la gente ande por ahí cada uno
por su cabeza y su criterio. Solo digo que está muy mal que unos a otros, y llamándose
cristianos, se descalifiquen o se odien. No es esto lo que el Maestro nos dejó
dicho.
Si alguien
esta equivocado tome en cuenta lo que San Pablo decía en el caso de comer o no
carne: Pero tú, ¿por qué
juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque
todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Nosotros
sigamos el camino recto, y dejemos que a los demás los juzgue quien tiene
potestad para hacerlo. Los demás, son cobeligerantes en la proclamación del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
AMDG
No hay comentarios:
Publicar un comentario