miércoles, 11 de mayo de 2011

FUERA DE CONTEXTO

 

Estimado hermano: anticipo que no tengo demasiados prejuicios a la hora de valorar a los que me escriben, y aman a Dios en Jesucristo su unigénito hijo. Me importa menos que sean lo que sean tal como Pablo apóstol dice: a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro… (1ª Corintios) ¿Usted lo invoca así? ¡Pues ya está! Basta por mi parte.

Es por tanto secundario para mí, que el equivocado sea este o aquel, porque Dios pondrá orden y llevará a su lugar a los que le aman, tal como se dice en La Santa Escritura: Así que, todos los que somos perfectos,(en Cristo) esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios (Filipenses 3:15).  Por lo tanto lo que usted me recalca de La Biblia, es conocidísimo para cualquiera, y es de lo más elemental para el que conoce algo de su fe cristiana, y aunque se lo recibo con placer, no es nada nuevo para mí.

No soy de derechas, ni de izquierdas, ni de centro, ni todo eso. Fundamentado en la vida y palabras de Jesús y sus discípulos, trato de ser lo más lógico y mesurado que puedo. Que se cierren templos evangélicos me sienta tan mal, como que se metan con los templos católicos o de cualquier confesión. Para mí es lo mismo. Yo quiero para todos, la libertad que Cristo nos otorgó, no solo para las cosas espirituales sino también para los materiales, y me hacen indignar tanto los dictadores, como los supuestos demócratas, porque todos se basan en la injusticia y en la prepotencia.

Solo deseo, para todo el pueblo, prosperidad y paz que considero imposibles, mientras estas querencias mencionadas sean el leit motiv de las gentes, sean quienes sean. Me molestan tanto los agitadores violentos, como los que se gastan miles de millones en caprichos, que humillan y afrentan a toda la humanidad, empezando por ellos mismos. Y si además se hace sobre y contra, un pueblo doliente, pobre, y abandonado, pues ya ni le cuento.

En cuanto a lo que me propone sobre libros, he leído los que me dice y algunos más, lo digo sin jactancia, que es  impropia de los que somos de Cristo. Distintos amigos, me envían todos los días muchas citas bíblicas para sostener algún pensamiento, muchas fuera de contexto y sin complementar con otras, que también aporten claridad y matices a lo que proponen.

Sobre todo me hace pensar en el poco fondo de las gentes, que aportan el pasaje siguiente que dice así: Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. (Apocalipsis 22:19)

La interpretación natural y literal, es que nada se añada al libro citado, y no que La Revelación esté cerrada, y menos, citando este versículo fuera de la utilidad para el fue escrito. Cuando no es ignorancia, es deseo de forzar las apriorísticas creencias del que lo mantiene. Es decir, para que nadie añadiera o quitara algo de lo que está escrito en ese libro concreto. Lo que otra persona se figure, es cosa de él; no es eso lo que dice La Escritura.

No estoy propugnando que se hagan cosas que contradigan la Palabra de Dios, sino que la revelación personal y la Palabra de Dios, no puede ser reducida ni condicionada por hombre alguno. Por eso me molesta tanto la palabra definir, dependiendo de lo que se pretende con esa palabra.

En otra ocasión nos extenderemos sobre lo demás

Rafael Marañón 11 de Mayo de 2011