sábado, 22 de octubre de 2011

QUIERO, JESÚS CONTARTE



Quiero, Jesús, contarte, pues tanto te he fallado,
Mi tristeza profunda por mi ingrata flaqueza,
Porque bien reconozco tu bendito cuidado,
Que sustenta mi vida con tan santa firmeza.

No es sabrosa mi vianda si no estás tú conmigo,
Ni hay amor que ilumine como me aviva el tuyo,
Ni otro ser que me apremie como tú a ser amigo,
Ni mi alma descansa si no duerme a tu arrullo.

En mí siento tu mano dirigir mis caminos,
La llamada imperiosa de tus dichos hermosos,
De tus bellos consejos, de tus hechos divinos,
De encendidas promesas, y silencios gloriosos.

De tu rico venero, de tu aljibe tan lleno
Con el agua de vida y perfume de flor,
De tus pródigas manos, de tu apoyo sereno,
De promesas tan firmes con que  avivas mi amor.

Tú mi negra amargura transfiguras en gozo;
De esperanza me llenas con divino alimento,
Y rendido te ofrezco con humilde reposo,
Un ramito de amores y un raudal de contento.

Desde ahora prometo, santo Cristo bendito,
Confesar mis vilezas, ser de ti consolado,
Confiar en tu gracia, humillado y contrito,
Y esperar tu regreso con vigor renovado.