domingo, 9 de junio de 2013

DIOS NO JUEGA A LOS DADOS


Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio,
 la sabiduría oculta,
la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,
 la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció;
porque si la hubieran conocido,
 nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

Antes bien, como está escrito:
    Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
    Ni han subido en corazón de hombre,
    Son las que Dios ha preparado para los que le aman. 

 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu;
porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

(Carta a los fieles de Corinto 2: 7 al 10)

Pienso que la Escritura Santa es suficiente para ilustrar sobre los misterios de Dios, pero no todo el mundo está preparado para recibirlos, ni tiene la suficiente ilustración para leer y digerir estas cosas que son en realidad muy claras. Algunos establecen una doctrina usando aisladamente estos conceptos, y se desvían necesariamente de la verdad expresada en la Revelación de Dios

Es lógico que la doctrina se deje en manos de la Iglesia, para que los más preparados la estudien y la den al pueblo llano que no sabe meterse en los intríngulis de la fe, por necedad, ignorancia, o en muchísimos casos, propensión a conformar la Escritura a sus tendencias y extravíos. Así vemos a muchos teólogos vagar por las ideas de la Escritura, con una repetida tendencia a rechazar la voluntad de Dios, pero que sus ideas estén bien respaldadas por su autoridad.

Blanden versículos aislados, para sentar una doctrina que expuesta por hombres inteligentes aunque errados, da la impresión de ser verdadera a los ojos y sensaciones de los ignaros. Es por eso que la verdad es tergiversada, a causa de la fijación de algunos sobre una idea que a ellos se les ocurre. Para establecer la verdad de la doctrina, está la Iglesia, esposa de Jesucristo.

Dios no tiene deseos de improvisar ni le hace falta, y como se dice en otro lugar: Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Números 23:19) Pensar que Dios infinito y sapiente tiene que rectificar a cada momento sus propósitos, es tenerle por alguien que se puede equivocar por no haber previsto adecuadamente las cosas. 

Este pensamiento es necio y hace poco favor al maravilloso ser que hizo todo cuanto existe. Todo está preordenado y bien realizado, por lo que podemos estar siempre seguros de que Dios como se dice anteriormente no miente ni ensaya. Se le dice en algunos medios “el gran arquitecto”.

Hay quienes dicen que la Creación es un “experimento” de Dios, si es que por lo menos lo reconocen como creador. Necedad que se repite cuando se piensa o dice que cuando se equivoca rectifica, y así va transcurriendo la historia. Para muchos, por ejemplo, las guerras mundiales y adyacentes son una muestra de la ira de Dios.  Otros dicen que sucedieron porque sí, porque la “fatalidad” simplemente las trajo. Fatalismo que niegan continuamente, cuando quieren ejecutar sus designios pecaminosos en cuyo caso invocan la libertad.

Si pensamos que un hombre que actúa sin propósitos claros es un inconsciente irresponsable, pues actúa sin horizontes por la versatilidad de los tiempos y las cosas, ¿como podemos pensar que Dios proceda como nosotros, que somos propensos al error y a la anarquía? Cuando miramos al Universo y a La Creación entera ¿podemos pensar que Dios es un “grumetillo perverso” que se divierte fastidiando a sus criaturas?

Seguirá

AMDG