sábado, 25 de febrero de 2012

DIOS ES BUENO... Y JUSTO

Guerra y hambre; las traemos nosotros

Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra,
y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos
era de continuo solamente el mal
(Génesis 6:5).

 

Últimamente nos llegan noticias, de que en las clínicas dedicadas a ello, se perpetran abortos que solo se basan en que si la madre piensa que ya tiene un niño varón, o al contrario si es hembra, lo aborta ni más ni menos porque no quiere (por así decirlo) tener dos varones/ hembras repetidos.

http://actualidadyanalisis.blogspot.com/2012/02/si-no-te-gusta-el-sexo-de-tu-bebe.html


 

El titular que copio de una publicación y se encabeza así, para después ilustrarlo con toda clase de detalles horribles, para cualquier persona medianamente noble y razonable. Y es que ya la extinción de la vida de un ser humano, en fase de formación, les importa un rábano a casi todos.

 

Dice así: Si no te gusta el sexo de tu bebé, abórtalo e intenta de nuevo. Jorge Enrique Mújica, LC. Este sacerdote, muy conocido en la red de Internet, publica multitud de noticias y comentarios sobre las sandeces y burradas, que se perpetran por esos mundos, incluido el nuestro. Naturalmente también se ocupa de asuntos positivos. Faltaría más.

 

Se hace hoy día realidad la idea expresada por la Escritura (Biblia) con la que encabezo este escrito. La religión es puesta en solfa por la llamada progresía, y los bobos ignorantes beben de esas podridas fuentes, creyendo tener en su poder la piedra filosofal y lo más profundo de la sabiduría.

 

Así se forma una corriente de opinión en la que a nadie le importa nadie, y la convivencia es algo sostenido por la policía, y lo que digan las gentes de nosotros. La hipocresía reina, tanto en derecha como izquierda. No saben tener vergüenza, y al que la tiene le dicen que es débil o inepto.

 

Hasta la religión padece agresiones, ya sea de los llamados progres, como de las mismas opiniones emanadas por numerosos bigardos religiosos, que son más excluyentes que los mismos que ellos llaman retrógrados. Es una guerra de todos contra todos, en la que predomina la mentira, la hipocresía, y la arrogancia, como en tiempos de Génesis que mencionamos al principio.

 

El diablo zarandea a sus “clientes”; el honor, el recato, la honradez, el cumplimiento de la palabra, la lealtad a lo bueno, la fidelidad a los requerimientos de Dios etc., ya no se estilan, y por tanto no se utilizan. Lo que está bien es el “marraneo”; y los que dicen que son libres, en realidad son esclavos de su opinión, sin Dios ni Roque, ni temor ni vergüenza. Como dice la Escritura: No saben hacer lo recto, dice Dios, atesorando rapiña y despojo en sus palacios. (Amós 3:10)

 

Dicen muchos, que Dios (en el que dicen no creer) es muy cruel, pero no piensan en que el Creador, que nos ha dado libertad para hacer el bien, castiga estas infamias y tantas otras como se perpetran. Lo hace con justicia y verdad, y además consecuentemente con su poder y su soberanía.

 

¡Que Dios nos siga librando a los que de una forma u otra y a trompicones, seguimos fieles a su amor, y nos mantenga cerca de Él aquí y en la otra esfera espiritual de Vida.

AMDG.  

TORPE EN AMOR



He sido, como en todo, muy torpe en el amor,
Pues rico en sentimientos y pobre en el valor,
Nunca dije a la moza que fuera mi esperanza
Que siempre la amaría con valor y constancia

Y más que torpe, corto, con nudo en la garganta
Jamás di el paso firme con fe y con arrogancia,
Pues mucho la he amado y mucho  la amo ahora
Y solo cederé en la muerte traidora.

¿De que me vale amarla del modo que la quiero
Si me saca ventaja el tipo más fullero?
He buscado en panales que no eran de mi gusto
Por si acercarme a ella le causaba disgusto.

Ha pasado la vida y ella con otro anda,
Y no se lo reprocho, pues come de vianda
Que yo en mi cortedad nunca supe ofrecerle,
Por quererla sin tasa y por amor temerle.

No me lamento ahora, pues ella me quería,
Y en vez de cortejarla con recia gallardía,
Dejé pasar el tiempo en espera remisa,
Y nunca coseché, mirada ni sonrisa.

Harto de sufrimiento, sublimé mis amores
Y a Dios los ofrecí como ramo de flores,
Que Él siempre está esperando al pobre y desgraciado,
Que con simple humildad a Cristo se ha juntado. 

Bendigo en mi amargura, mi herida  y mi fracaso,
No haber sido valiente, mas tímido y escaso;
Ahora gozo en paz de amor que no se apaga,
Sin agobio ni esfuerzo, pues Él, sí me esperaba.

¿COMPRENDER O DESPRECIAR?



Creo que de comprender a despreciar va como el del amor al odio una sutil diferencia. Se puede caer de una cosa a la otra, en instantes. Vemos como contra toda ley y contra toda lógica se forman barullos y se insulta a la policía que son trabajadores que no creo que gocen cuando les llaman para un tumulto.

Y si alguno se pasa cuando se siente insultado, escarnecido, y llamado asesino, perro o cualquier otra lindeza, eso debe ser previsto por los muy previsores de los acontecimientos cuando la arman de esa guisa. Las calles son de todos y cuando quieren expresarse nadie se lo impide.

Hemos visto como les ponen delante de la boca un micrófono para que puedan dar cuenta de sus justas reivindicaciones, en el caso de que estas sean justas. Si no lo son, tienen igualmente derecho a expresarse, pero sin perjudicar a nadie y de la mano de la ley y la autoridad, que le ayuda si se le pide.

Figúrense que un servidor, para protestar (y tengo materia para ello), cruzo mi flamante automóvil de doce años en la calle, y no dejo pasar a nadie. Desde luego “pacíficamente”, y sin insultar demasiado gravemente a los transeúntes o a la policía que, como es natural y para el bien de todos, va a solucionar el desacato y restablecer el orden y la ley.

Naturalmente, iría a parar a la comisaría, y en caso de dedicar los delicados epítetos a la policía que veo en los tumultos de la gente “indignada ahora” (antes no), pasaría algún tiempo en el “trullo” por memo y bocazas. Y más si se me ocurre resistir a la ley, y hasta morder a un policía, al que su mujer y sus hijos estarán esperando sano y salvo de tales trances.

Yo en esto no quiero entrar demasiado, y lo mío no es esto. Un servidor también, como ciudadano, tengo algo que decir. Ya saben; eso de la libre expresión. Comprendo todo lo comprensible, y sé que si pensaran correctamente se expresarían de otra manera legal y no tumultuosa. Son como son y eso no tiene remedio. “Hay gente pa tó” decía un famoso torero.

Y ahí entra el conflicto entre comprensión y desprecio. La comprensión cristiana abarca todas las manifestaciones del ser humano, pero por otra, la tentación del desprecio acomete porque los hechos hablan por sí solos.

Si la izquierda fuera más sensata y más patriótica, no pasaba lo que pasa, porque demostrarían que los ciudadanos pueden, y deben, confiar en una izquierda que democráticamente haga las cosas correctamente. A favor de todos los ciudadanos y no con locuras que ya está sobradamente demostrado que solo llevan a la miseria física y moral.

Ahora bien parece que querer algo razonable es de extrema derecha por lo cual ya soy de esa casta tan cavernícola, clerical, y esclerotizada. ¿Qué le vamos a hacer a la cosa? Soy de la derechona anticuada porque así lo afirman unos elementos que no saben ni por donde coger una cuchara.