jueves, 1 de marzo de 2012

EVOCACIÓN DE UN ITINERARIO (3ª Parte)


ELECCIÓN Y PAZ

He visto, como dice la Biblia, a la que tantos acuden para cualquier cosa que quieran defender: Faltó el misericordioso de la tierra, y ninguno hay recto entre los hombres; todos acechan por sangre; cada cual arma red a su hermano.

Para completar la maldad con sus manos, el príncipe demanda, y el juez juzga por recompensa; y el grande habla el antojo de su alma, y lo confirman. El mejor de ellos es como el espino; el más recto, como zarzal; el día de tu castigo viene, el que anunciaron tus atalayas; ahora será su confusión. (Miqueas, 7)

Y eso es lo que hay; y no se espera nada mejor hasta que el Espíritu de Cristo descienda, para limpiar la Tierra como Hércules limpió los establos del rey Augías. Un gran río de amor y de justicia vendrá sobre la raza humana y quedarán limpios de toda maldad y de toda angustia. Y Él reinará sobre todo con justicia y equidad.

Esa es la esperanza de todos, porque no sabemos quitarnos de nosotros mismos la basura que se encostra a lo largo de nuestras vidas. Solo con la conversión a Cristo y siguiendo sus enseñanzas podemos anticipar su venida sobre nuestros corazones para conocer la paz, y darnos cuenta exacta de la naturaleza del hombre no redimido.

Tiempo vendrá en donde la técnica, la ciencia, y todo aquello en ,lo que nos apoyamos será como tamo de las eras y solo la verdad y el amor de Dios prevalecerá en una tierra y en unos Cielos donde morará la justicia.

Justicia de Dios, y no juicios de los hombres, porque él conocerá el corazón de cada cual y sabrá entender todo lo que en nuestra vida hemos derivado de la verdad, así como lo que para su honor y gloria, también hemos intentado hacer.

Ahora contemplo el panorama vital y me doy cuenta de que pasará una generación y mi nombre será puesto en olvido como lo ha sido el de mi abuelo al cual no conocí. Esto lo expresa magistralmente la Escritura: Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad. (Eclesiastés 8:10)

Siendo, como es así, es inútil todo lo que hacemos que no está conforme con la voluntad de Dios, quien por medio de Jesucristo nos dio un camino cierto que seguir, para nuestra felicidad y paz en el mundo.

Ciertamente es algo imposible para nosotros, que somos todo corruptos (y por favor no se me contradiga en esto), pero todo es posible para Dios que dio a Jesucristo como responsable de nuestros pecados en una cruz no merecida, sino elegida de antemano por el Padre para nuestra salvación.

Yo elegí este camino y a pesar de a veces mis fallos estrepitosos sigo firme en la fe, por que sé que tengo un final feliz. A eso he sido llamado, y somos todos los que oímos el Evangelio.

EVOCACIÓN DE UN ITINERARIO (2ª parte)


EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO
Visto el panorama del mundo, pensé que solo había para mí una salida y era ser cada día mejor, buscar la perfección interior, sin precisar si otros eran mejores o peores. Todos tenemos la misma naturaleza perdida para Dios, y tal vez si yo hubiera estado en el lugar de Stalin, Hitler, Napoleón, o cualquiera de los que han hecho tanto mal al mundo, lo hubiera hecho igual o quizás peor.

Recuerdo cuando era jovencito de unos diez o doce años, que era un germanófilo furibundo, y un católico de lo más ortodoxo. En aquellos tiempos se podían sostener ambas formas de pensar. Recién salidos de una espantosa guerra, no había lugar para bromas.

Solo leía propaganda alemana, las revistas que sacaban, (Signal, y Adler) y me admiré de su “epopeya” de hacer al mundo un vivero de esclavos para ellos. Y me tenía que conformar con la Biblia del P. Scio. Era lo que había a mi alcance.

 Ahora hay versiones de todos los colores, aunque me voy mejor a la versión Reina Valera 1960, o a La de Nácar y Colunga, de cuyos textos, hasta hace poco, sabía muchos de memoria. Un buen profesor de religión me ayudó mucho. Dios lo tenga bendecido en su seno.

En aquel tiempo de mi juventud, yo no entendía casi nada por falta de madurez e información. Posteriormente y a lo largo del tiempo, milité en todo asunto que tuviera atisbos de verdad, y me enteré experimentalmente del asunto de cada ideología o creencia. Eso se encuentra uno por “corretear” por tantos caminos.

Finalmente (y aun no he acabado), me di cuenta de que me hacía falta un Creador, para encajar el "puzle" de la vida, y que Jesús de Nazaret me daba la clave perfecta. Y entonces me di cuenta de cuan poca cosa son los grandes hombres de la historia y digo como Marx, el del cine: Él puede aparentar ser idiota y actuar como un idiota. Pero no se engañe. Es realmente un idiota.

Sé que la Escritura es inerrante, pero a la vez contiene muchos matices de interpretación, y que hay que conocer lo que se decía y hacía en los primeros tiempos, para poder aplicarlo a la actualidad vigente.  A causa de no aplicarse estos matices, es por lo que hay tan pocos cristianos y tantos fanáticos.

EVOCACIÓN DE UN ITINERARIO (1ª Parte)

 


En mis pocos años, me quedo alelado de cómo marchan las cosas en este mundo loco y sabiondo, que ni siquiera sabe tratarse a sí mismo con benevolencia; machacando los recursos naturales, emponzoñando las aguas, y las demás gracias que ya denuncian los ecologistas, unas veces con razón, y otras buscando tema para sobrevivir en lo suyo. Que esos, también se las traen.

Se denuncia el mercantilismo y todos se mercantilizan, se denuncia la politización de todo y todos se politizan. Se dice buscar la verdad, y todos mienten como bellacos. Si alguno quiere decir la verdad se “le cae el chaleco” como se suele decir. Se hace mala política arruinando el país y a la gente, y después que venga otro a limpiar, con mi oposición más descarada y agresiva.

La verdad es despreciada, aunque todos la tienen a mano para sentirse distintos a lo que saben que no lo es tanto. La religión tiene mil y una vertientes, la política lo mismo, y la forma de vivir es solo una exhibición de hipocresía del tamaño de un elefante.

A mis cortos años viví una utopía, y hasta estuve a punto de insertarme en la ideología comunista. Más adelante leí el libro rojo de Mao y quedé patidifuso. Leí a Karl Marx, Marcuse, Tomás de Aquino, Simone de Beauvoir, que me dejó de piedra. Me impresionó Curcio Malaparte, con su libro “La nueva clase”, que me aclaró muchas  cosas.

Fui por curiosidad a  Kant, Hegel, la aventura de Carlos de Foucault que parece una fábula, Schopenhauer, Chomsky, Bertran Russel, y en fin, todo lo que se me puso por delante, incluyendo a Nietzsche (¿como no?). Sartre y Marcuse, en lo que les leí me parecen listos pero descarrilados. Unamuno y Ortega, que más modernos pudieron dar mejor aspecto a la filosofía, aunque Unamuno me parece pedantuelo como yo. Y el magnífico Ropero, en su libro Filosofía y cristianismo.

Creía que iba a encontrar algo distinto, y vi que casi todos eran unos visionarios que han provocado más dolor que cualquier otra forma de pensamiento social. Y lo siguen haciendo. Solo Teillard de Chardín me sedujo con su “medio divino”, y “El fenómeno humano”. Su seguridad en el Pleroma de Cristo me emocionó.

Y volví a mirar, al humilde y mínimo Cristo de Dios,  y entonces (con más experiencia y conocimiento), me di cuenta de que solo en Él estaba la verdad, tal como Él la declaró. Y palpé claramente, que tal verdad solo era posible en el corazón de los hombres, y no en la sociedad, por naturaleza mala y traidora. Por eso, todo lo que escribo me parece petulante, pero allá va.

Seguirá

AMDG.

  (1 Parte) LA BÚSQUEDA