viernes, 10 de febrero de 2012

UNAS POCAS RAZONES DE PORQUÉ SOY CRISTIANO.




Porque la gracia de Dios se ha manifestado
para salvación a todos los hombres,
enseñándonos que, renunciando
a la impiedad y a los deseos mundanos,
 vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,
   aguardando la esperanza bienaventurada
y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,
     quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.
    Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad.
Nadie te menosprecie.
(Carta de San Pablo a Tito)


 Estimado Pepe: como ya habrás leído en mis anteriores escritos, y ahora insisto, lo que me mueve a escribir estos articulillos. no es el interés por ser famoso o conocido, Me mueve el dar a conocer a la gente que me lee, las aplicaciones y las derivaciones que pueden tener las palabras del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo en algunas personas que me leen. Las que no me lean están en su derecho.

Si no, ¡a buenas horas iba yo a perder mi tiempo en estas cosas, cuando la vida aun me ofrece buenas alegrías! Pero vivo en Dios, y así me inunda una felicidad que quisiera que tuvieran todas las mujeres y los hombres que me leen. Y esto no por mi ya dilatada edad, sino que he sido dichoso desde que lo conocí hace ya “tropecientos” años.

El caso es, que yo veo como todos se dedican a criticar lo ajeno y a enaltecer lo suyo, aunque sean conscientes que es una banalidad o poco menos. Pero ellos quieren estar bien con las gentes. En cambio, si estás bien con Cristo, una nube de felicidad, y una maravillosa paz te cubre, y la vida merece ser vivida, aunque mis medios no me den para mucho lujo, pero sí suficiente para llevar una vida sobria y pacífica.

Lo que ocurre en casi todos es que somos muy viciosos, y deseamos lo que sabemos que no nos corresponde. Si tienes una casa normal, una familia a la que quieres, que te quiere, y lo suficiente para un sustento razonable, ya estás muy, pero que muy bien servido.

Los que somos de Dios tememos a la gran fortuna, porque sabemos que el mucho dinero sería nuestra perdición. Bástenos el conocimiento de Dios que tenemos tan descuidado, y desechemos todo tipo de derroche de los bienes, pues hay muchas personas con quienes compartirlos. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. (Hechos 20:35)

En lo que respecta a tu pregunta, hecha con maliciosilla intención (reconócelo), pero inocentemente, te diré lo que llevo dicho hace mucho tiempo. El seguidor cristiano (no importa ahora a qué observancia pertenece) quiere el bien, la equidad, la tolerancia, el compañerismo, etc.

Todas estas virtudes o propiedades en cada uno, hacen digna a la humanidad entera, y puesta en marcha por todos, aun defectuosamente, cambiaría la faz del mundo. Ya sé que lo he dicho hace poco, pero no está de más insistir. Esa es la realidad.

Clérigos, o laicos, buenos o malos ejemplos de cristianos me importan bien poco, aunque reconozco que sería de desear que no se produjeran. Mi fe, se basa en todo lo bueno que veo que nos hace nobles, generosos, benéficos, y solo eso (prescindiendo por un momento de vocación o llamamiento), es lo que me ha atraído desde siempre.

Lo demás son incidentes y perversiones de la realidad, por seres humanos que se ven arrastrados a la desobediencia, por razones que no son del caso exponer en este corto escrito. Podemos tratarlo más adelante, aunque en mis escritos expongo la razón por la que milito con lo más noble y más humano que he encontrado.

El sentido común, me lleva a donde sé que no seré defraudado, como me defrauda todo en este mundo, aunque lo comprenda. Así que, este mundo trilero y bastardo me desilusionó, de tal modo que solo vi en el monte del Evangelio de Jesucristo, razón para mis inquietudes y en el mismo Jesús la persona que querría ser yo, y a  quien creer. Y me entregué a Él… y hasta hoy querido amigo.