jueves, 20 de junio de 2013

TODO TRASTOCADO POR EL DINERO




Las gentes todas, han devenido en negociantes y el sistema corrupto del mundo ha captado a todos para su método y su filosofía de las cosas. Hoy lo que vale es el dinero (nada nuevo) y las cosas que se pueden comprar con dinero, (que en este mundo es todo, pues todo está sometido al poder del dinero). Joyas, honores, prelacías, almas de hombres.

Todos han sido atrapados en el agitado remolino de las transacciones, cosa que no se corresponde con las legítimas aspiraciones del hombre medianamente ético, ni con la genuina vocación de las personas rectas. Pero es un sistema irresistible e irresistido. Además, ¿quien quiere resistirlo? ¿Quién no quiere participar en él? Los que no pueden y quedan excluidos de una u otra manera, se sienten fracasados.

Hoy, mujeres y hombres corren como orates en pos del mundo y del dinero. Se burlan y ridiculizan a los pocos y raros que no marchan con ellos en esta siniestra y fatal «carrera de las ratas». Son ya esclavos y han servido a un «dios» al que ya no pueden abandonar, y tienen que ir tras él.

Todo está trastocado. Solo un pequeño número de cristianos ha comprendido la malicia implícita en este estado de cosas, y han movilizado hasta donde alcanzan su ética y su esperanza viva contra esta insidiosa situación. No es vana lucha, pues es de Dios, pero es casi imperceptible en el mare mágnum de la vida cotidiana. Para el mundo pasan casi inadvertidos ellos y sus llamadas y si alguien se para a escucharles al final exclama ¡Bah, son idiotas!

Pero aunque no sean los más ricos o famosos, estos irreductibles son los «siete mil» que no han doblado su rodilla ante Baal y no han besado su frente. Son el remanente de Dios en este mundo corrompido.

Se admira por todos, la integridad y el bien hacer. Se les exige a los políticos y a otros grandes responsables, pero lo que se envidia y se respeta es el enriquecimiento monstruoso y al falto de escrúpulos y moral para conseguirlo; ¡Ese sí que es un tío listo!

Todo el mundo protesta contra la corrupción cuando no puede practicarla de forma segura, masiva y rápida, pero todos quisieran poder hacer lo mismo, porque lo harían de tener la ocasión propicia. ¡El amor, la solidaridad! ¡Bonitas palabras!

El afán de las cosas materiales, el lujo insultante y la exhibición indecente de riqueza y derroche no es tan solo cuestión de manejar dinero que siempre se ha hecho. El dinero es muy buen servidor, pero muy mal amo y engendra con su maligno poder unos afanes que conspiran contra la estabilidad mental y espiritual de cualquier persona.

Porque contra Dios hay detrás de este sistema una presencia real que impulsa irresistiblemente a los hombres apartados de su camino y todos corren, sin advertirlo y dolorosamente, en la búsqueda ansiosa de éxito, del reconocimiento social, del dinero y del poder. Robando, trabajando en jornadas agotadoras y degradantes para el espíritu y la mente, envileciéndose de muchas maneras. Todo para ganar más, consumir más, derrochar más.


AMDG

CORRUPCIÓN ESPIRITUAL


Todas las cosas son puras para los puros,
aunque para los corrompidos e incrédulos nada es puro,
sino que tanto su mente como su conciencia están corrompidas. 
(Tito 1:15)

Tanto se habla de la corrupción en los medios de la actualidad y parece que todos son puros hasta el tuétano. Todos claman contra la corrupción, pero siempre dando de cara a sus querencias. Parece que ellos nunca han perpetrado alguna fechoría de la que no se sientan orgullosos. Y eso es regla general para todos.

No solo en la “loca juventud” sino en la más avanzada madurez, también la envidia, o el resentimiento, etc., anidan en los corazones en los que solo Cristo con su ejemplo y sacrificio puede purificar tales tendencias. El espiritual busca las cosas del espíritu y el carnal como hombre natural las cosas de la carne (σαρκός).

 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el Reino de Dios.

 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.  (Gálatas 5:18-23)

¡Tantas veces digo que no hay nada escrito tan maravilloso como cualquier versión de las Santas Escrituras, para si se quieren entender los misterios de Dios, sean para el lector claros como el agua clara. Solo los mistificadores pretenden torcer las Escrituras, para intentar hacer que su idea prevalezca sobre la sencilla y genuina lectura de ella. Dejemos a estas personas, y pidamos para que se den cuenta de su extravío.

Cuando hablo de la “carne” quiero decir las inclinaciones del hombre natural, cosa que ya saben los conocedores, pero como se incorporan más indoctos en estas cosas espirituales, es término que hay que aclarar. Sé que no tengo un gran estilo ni mucho menos, pero hago lo posible por llegar a todos.

Los doctos en estas materias, tienen muchas fuentes adonde beber del néctar espiritual, pero no así los menos introducidos en estas cosas. Para todos escribo, y les deseo bendiciones de parte de Jesucristo, Dios, y merecedor de los homenajes de los ancianos, y de todo el Universo. (Apocalipsis 5:7 y 7:10)


AMDG.