sábado, 12 de octubre de 2013

NO ESCUCHAR ENVÍO DE MI BUEN AMIGO BARTOLOMÉ LOPEZ LARA



Tú sí me entiendes, Rafael. No se si habrá alguien más. Parece mentira, pero la gente no cambia nunca. Estoy afirmando a las claras que el reino de Dios es ya realidad en mi humilde persona.

Eso es lo mismo que asegurar que Cristo obra en mi, que el Señor, misericordiosísimamente, y al objeto de que se cumpla su Plan de salvación, me ha hecho semejante a su Hijo, me ha configurado con Él, me ha dado su amor, que obra poderosamente en mi, y nadie parece darse cuenta, nadie se lo cree, todos pasan olímpicamente de ello, y es como si oyeran llover. Les da igual.

No se dan cuenta de que estamos ya en los últimos tiempos y de que, tal como he dicho y sostenido tantas veces, Él me escogió para ser su Precursor, como Juan el Bautista, para advertir a todos antes de que llegue el día grande y terrible de Yahvé, a fin de que por medio de mi testimonio -para lo que me ha estado preparando a lo largo de estos veinticinco últimos años- todos los llamados u ordenados a la vida eterna se convirtieran de verdad al Señor

 Como consecuencia de ello, conviertan su corazón tanto padres como hijos, maridos y mujeres..., con el fin de que todos seamos "una sola cosa" entre nosotros, al serlo con Nuestro Señor, acabando para siempre con la confrontación y la división ancestral, por la cual los seres humanos sufren tanto, enferman y mueren.

Pero nadie cree, porque se sigue teniendo la cerviz más dura que una piedra y no queremos dejar de ser quienes somos ni de soltar la clase de vida a la que tan acostumbrados estamos, que es la que nos lleva a la perdición si en ella no está Dios al nivel que debe de estar, que no lo está, porque falta su amor, y eso es algo tan evidente que no necesita demostración ninguna, y, por lo tanto, es como un axioma.

Bien claro se lo dijo Cristo a los judíos de su época: "Os conozco y sé que no tenéis en vosotros el amor de Dios". ¿Cómo no saber eso cuando sí se tiene dentro dicho amor? Las obras, la forma en que se vive, nos delatan, tanto cuando se tiene el amor de Dios como cuando no se tiene. Eso es algo que "canta".

Pero cuando el amor de Dios no está en nosotros, nadie es capaz de ver que sí está en otros (y aunque se vea no se quiere ver), antes bien, se ve raro el comportamiento de ellos y se les persigue. O se les ignora.

Esa es la causa de que los que tienen el amor de Dios no sean del mundo, mientras que sí lo son aquellos en los que es el amor del mundo el que está en sus corazones. Y con ese amor del mundo creen que son buenos porque albergan buenos sentimientos por los suyos.

Pero esos buenos sentimientos son susceptibles de variación cuando las cosas no van tal como ellos creen que deben ir, cuando bien la esposa, bien los hijos, bien los amigos, compañeros de trabajo, jefes.... no se portan con ellos como creían que debían de portarse. Entonces ese amor humano se convierte en otra cosa. Varía. Y puede convertirse en todo lo contrario.

Eso nunca pasa con el amor de Dios por más cosas malas que nos puedan hacer. Nunca se deja de amar a esas personas, y jamás se deja de pedir al Padre por ellas para que se den cuenta de su mal proceder y puedan corregirse.

Los mensajes que ininterrumpidamente llevo poniendo aquí tenían que haber traspasado los límites de mis amigos y haber pasado de ellos a otros amigos, y así sucesivamente, sin dejar de ir de unos a otros, e incluso haber llegado al extranjero. Y sin embargo no han llegado ni siquiera a la mayoría de mis amigos. Han "muerto" en ellos. No han servido de nada, al menos hasta ahora. Veremos qué es lo que pasa cuando Dios empiece a manifestarse de forma clara y contundente.

Confío en que entonces las cosas variarán, pues no creo que nadie que quiera ser de Dios se exponga a no entrar en el reino de los cielos. Por mi parte se que estoy haciendo lo que debo de hacer y que es Dios mismo el que me lo manda. Estoy tranquilo, por tanto.


La sangre de los que se condenen no caerá sobre mí y, por tanto, no se me pedirá cuentas de ello. Como el inútil siervo que soy del Señor me estoy limitando a hacer lo que me manda. El que lo quiera entender, que lo entienda.

Bartolomé Lopez Lara