domingo, 7 de abril de 2013

LA RAZÓN DEL CORAZÓN (Por Rafael Marañón Cobo)


 
¿Por qué se dice que la razón y la cordialidad son opuestos? es aquella frase que nos dice que el corazón te hace hacer cosas que la razón no entiende, esta frase es errónea dado que nos da a entender que si actúas siendo cordial no razonas las acciones que serian mas lógicas, te dice que debes elegir quien quieres ser y como debes actuar a tu alrededor con la razón o con el corazón. O los dos ayudando a la par.

Hay un comportamiento que ninguno entiende y no descarta ninguna de estas dos opciones, es la de razonar cordialmente poner mitad y mitad de cada saber escuchar a tu corazón en momentos débiles, y mantener valores como la razón que te ayudarán en duras decisiones, se podría decir que la razón nos da solo o blanco o negro y que lo cordial nos da una versión mas filosófica de una situación.

Nunca pienses que debes hacer en esa situación; obligarte a estar solo con tus pensamientos que puedas sentir como fluye la sangre de tu corazón, y que sensaciones tienes; estimúlalo con música o una lectura, entonces el corazón te guía y la razón te dice si sería correcta o valida esa opción.

Tened en cuenta al leer esto, que la vida no son todo decisiones, momentos difíciles en los que te sometes al sufrimiento y la nostalgia que arrastran los recuerdos de una persona que ya no está a tu lado, o de una pelea con alguien importante donde el orgullo no te deja volver atrás, cada conflicto tiene sus formas de resolverse, y cada mínimo detalle te hace cambiar esa forma de resolverlo.

La clave no está en sufrir; la clave está en sentirte orgulloso por arreglar algo, por actuar bien, por razonar una pelea, por tragar tu orgullo, y mirar con felicidad a la gente. Saber desprenderte en ciertos momentos y no desviarte de tu camino. Si no lo ves así espero que esto te guíe para que puedas seguir un camino recto y encontrar quien te quiere, quien se preocupa por ti, quien te da confianza y a quien no debes traicionar nunca.

VIVIR COMO CRISTIANO (Epístola)






Estimado correspondiente: me permito sugerirte, que en los espacios para comentarios puedes poner tus impresiones sobre lo que yo escribo. Sería mejor, a mi juicio, porque todos podrían ver lo que respondo y por qué. Y si me refutas creo que aprenderé. No obstante, haz lo que te parezca más apropiado para ti.

Verás; aunque estés todo el día en la Iglesia de tu preferencia o te confundan con el conserje, de tanto verte por allí, no avanzarás demasiado en la lucha espiritual que dices has emprendido. Por supuesto que la asistencia a la Iglesia, con los demás hermanos, es muy provechosa y hasta preceptiva.

            Tal como decía San Pablo: No dejando de congregarnos como algunos tienen por costumbre sino exhortándonos, y tanto más cuando veis que aquel día se acerca. (Hebreos 10:25). Y es que la congregación tiene bendiciones porque Jesús nos exhortó a reunirnos como hermanos. Los que descuidan esta regla van desencaminados por el camino de Dios, porque somos su cuerpo y nada debe faltar a tal cuerpo de Dios.

Ser cristiano no es un privilegio en el mundo para nadie, porque se encontrará en soledad espiritual, y las gentes en abrumadora mayoría toman las cosas de Dios a “beneficio de inventario”. Es lo que hay, pero recordemos que Cristo dijo claramente: Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. (Mateo 7:13,14) Eso dijo Jesús, tú verás.

 Así pues La Iglesia cristiana no es sitio tan seguro como crees, si no te acercas en las condiciones provistas; si no estás en Cristo, porque al estar en El y Él en ti, ya eres Iglesia tal como dice claramente San Pablo: Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. (1 Corintios 12:27). Jesús quiso que su Asamblea o Iglesia, fuera un solo cuerpo como en otros pasajes se ejemplifica.

Solo una añadidura: Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. (1ª Corintios 12:13)
AMDG.