viernes, 27 de julio de 2012

ENTONARÉ MI CANTO



Entonaré mi canto a la más alta dama
Que los evos eternos concibieron antaño,
Ni en el cielo ni en tierra se hallará soberana
Cual la Virgen María, pastora del rebaño.

Es canto de ternura, de sumisión y duelo,
Por los fieros tormentos que padeció en la tierra,
Que el Todopoderoso transforma en su consuelo,
Y en ella con largueza toda delicia encierra.

Cantamos a gran coro tan divino misterio
Que nos llena de gloria, cuando a Cristo adoramos
En alegres canciones, libres de cautiverio.

Peregrinos andamos sin error en la vía
Que con clara certeza hasta el Cielo nos lleva,
Siguiendo las pisadas de Cristo y de María.

martes, 24 de julio de 2012

- NO RESISTÁIS AL MALO- (Se muere solito)




Amad a vuestros enemigos,


bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os aborrecen,

y orad por los que os ultrajan y os persiguen

para que seáis hijos de vuestro Padre

que esta en los cielos…
Sed vosotros perfectos

como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto
(Mateo 5:39, 44, 45, 48)

.

Si ponemos oído atento y obediente al mandato de Jesús y no resistimos al que es malo, tendremos junto a su promesa una sanísima instrucción sobre cómo sobrellevar los asaltos de los malos y las agresiones que nos oprimen continuamente. ¿Para qué resistir al malo? Decía un humorista famoso que los puñetazos son mercancía que viaja; van y vienen (Wodehouse). Y la Santa Escritura: A cualquiera que te hiera en la mejilla, vuélvele también la otra (Mateo 5:39)

.

Presencié un día un pequeño atasco de automóviles cuyos conductores intercambiaron algunas palabras agresivas. Dos de ellos se bajaron de sus respectivos vehículos y se enzarzaron en una pelea. Si los estupefactos espectadores hubiéramos podido contar los golpes, tal vez hubiéramos podido decir ¡empate! No hubo nadie que los separara, porque en aquel alboroto solo se podían pescar bofetones y golpes variados.

.

Ya restablecida la circulación, cada uno volvió a su automóvil, y se fueron sin más palabras. He presenciado altercados estúpidos, pero éste superó a todos. Dos adultos dándose golpes mutuamente, para no dejar nada aclarado ni solucionado. Fue algo ridículo, que después hizo reír a todos los que lo presenciarnos.

.

Yo me pregunté: ¿Qué pensará cada uno de los contendientes de las hinchazones y moraduras sufridas? ¿Qué provecho sacarán de los golpes que ellos propinaron al contrario? Pura estupidez; pero sucedió y sucede continuamente de muchas maneras. Si queremos saber cuáles son nuestros fallos y cómo corregirlos, es preferible oír lo que piensan y dicen nuestros enemigos de nosotros que escuchar lo que te dicen los amigos.

.

Éstos, por ser amigos y desear seguir siéndolo, no osarán señalarte ninguna falta tuya por mucho que la conozcan, y menos aún, si a cualquier defecto que te señalen respondes con enfado y hostilidad y no quieres reconocerlo. Al momento lo convertirás interiormente en enemigo. Por eso tus amigos se guardan con cuidado de comunicarte tus defectos. Y para eso Dios dispone a tus enemigos. No aceptas consejo de amigo fiel y tendrás que oír censura de enemigo.

.

Pero entiende que precisamente por estas condiciones el gran favor de señalar y hacerte ver tus faltas y caídas. Para conocerte a ti mismo, que es tarea importantísima y de mucho mérito y provecho, son precisos los enemigos. Mientras el reino de Israel fue fiel no precisó de ejército alguno para defender sus fronteras de enemigos, merodeadores y saqueadores, cuando acudían todos a las santas celebraciones en Jerusalén. El Señor les guardaba con extrema fidelidad. Tuvieron siempre seguridad. (Nehemías 9:27,28)

.

Tan pronto olvidaron sus deberes y la atención debida a Dios, no les faltaron enemigos que les hostigaran. Sólo entonces, en la aflicción, cuando clamaban arrepentidos y en actitud de obediencia, fueron invariablemente defendidos por el poder de Dios, aunque su arrepentimiento sólo fuera algo momentáneo y efímero. Pero aun con tan débil ánimo, «quitaron de entre sí los dioses ajenos y sirvieron a Dios. Y Él fue angustiado a causa de la aflicción de ellos» (Jueces 10:13-16; Salmo 78).

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Todo buen cristiano ama a su enemigo. Amar al enemigo es amarse a sí mismo. Y el cristiano conoce que cuando los caminos del hombre son agradables a Dios, aun a sus enemigos hace estar en paz con él (Proverbios 16: 7). Tus enemigos abundan tanto dentro como fuera de ti. Es pues prudente abstenerse a juzgar y condenar, a quien al fin y al cabo, si no fuera por sus circunstancias especiales, es igual que tú. Solo Dios, es quien tiene derecho a juzgar. Dejémosle hacer.

EMBRIAGUEZ DE VIDA

 

He bebido el amor en la fuente del Cristo;
He gustado el amor de mi madre María,
Y del Padre he gozado, de todo provisto,
Y de la fe he gozado la paz y la armonía.

Por absurdos caminos busqué mi salida,
Que falsarios roían con angustia y dolor;
Al mirar hacia el Cielo me sedujo la Vida,
Y en las cosas creadas, percibí a mi Creador.

Es tan alta y profunda la señal recibida
De la propia natura, en simpleza sin par,
Que avisté en un momento la fontana escondida,
Y me sobra la ciencia, y me enfada el azar.

Y a la dulce elección de Jesús percibida,
Acudí tembloroso en un fuerte clamor,
Me lancé despreciando el honor o caída,
Entregándome en brazos de mi tierno amador.

Ahora vivo libando, en la dulce promesa
Que en mi tórrido empeño me ha otorgado la fe,
Y en el rudo aquilón que me lleva a la huesa,
Ya no importa ni el como, ni tampoco el porqué.


AMDG.

sábado, 21 de julio de 2012

LA IGLESIA Y LOS PROFETAS


Todos los grandes profetas
Ante un mundo incircunciso,
Cumplieron su compromiso
Entre puyas y chufletas.

Pacto que hicieron con Dios;
Obligación permanente
De hacer conocer su mente,
Sus palabras, y su amor.

Así, La Iglesia Cristiana
Si quiere serle muy fiel,
Ha de ser siempre con Él,
Su testigo y barbacana.

Nunca jamás, desviarse
De la verdad recibida,
Pues le va en ello la vida,
Y en Dios, poder realizarse.

No haga caso de las gentes,
Que locas y pervertidas,
En su ambición ya perdidas,
Arrastrarla a ella pretenden.

Y así con favor del Cielo,
Y con entrega abnegada,
Hacer su misión sagrada,
Trabajando con gran celo.
AMDG

viernes, 13 de julio de 2012

ELVALOR DE LA LEY DE DIOS

 

Cuando uno llega a una cierta edad, y ya ha visto muchas cosas, y encima es de filiación cristiana llega uno a decir “a mí ya no me sorprende nada”. Nada más lejos de la verdad. Cuanto más conoce uno más se sorprende. La maldad y la corrupción del hombre no tienen límite.

Cuando Calvino hablaba de la depravación congénita del hombre, creo que acertaba de pleno. Puedo estar más o menos de acuerdo en muchas cosas, pero en esta de la depravación del ser humano estoy totalmente de acuerdo con él.

Alguno se dirá ¿Qué es eso de la depravación del hombre? Es fácil. Los deseos perniciosos y las tendencias contra natura y contra todo derecho, solo para darse a sí mismo un placer o un capricho, es la depravación de la naturaleza humana perdida.  Y en ello todos somos partícipes. Y así dice la Escritura Santa: He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones. (Eclesiastés 7:29)

Solo hay que mirar a los grandes hombres de Dios famosos más o menos acertados, pero que echaron mano de la violencia y nos dieron los hombres más corrompidos, y en casos, más opuestos a la ley basándose paradójicamente en ella.

Lo vemos cada día en guerras sangrientas e injustas y en otras más larvadas, pero al mismo nivel de odio de unos contra otros. La esclavitud oculta, la prepotencia del poderoso y la maldad y el rencor del que no puede, todo eso es la guerra fruto de la depravación humana.

Sin entrar en más (a buen entendedor pocas palabras bastan) sobre este asunto quiero decir también que la ley de Dios tan atacada y pervertida es el camino primero para la conducción más recta del camino del hombre. No es una imposición restrictiva porque como dice la Biblia: lámpara es a mis pies y lumbrera en mi camino.

Esa Ley o Tora, dada a Israel, y de la que se abusa con limitaciones o es desarrollada ilegítimamente. Es por eso que la Escritura Santa dice claramente: Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; (1ª Timoteo 1:8).

Que Cristo la dulcificó dándole su verdadero valor y forma de interpretar, no la invalida de ninguna manera. De ella se han sacado multitud de diversas aplicaciones; eso es cosa de hombres, que somos capaces de corromper cualquier texto o la ordenanza más clara para que se puedan basar nuestras opiniones en una Santa Realidad.

Así pues, yo sigo extrañándome de tantas burradas como se perpetran cada día, y se dan a conocer al público de forma tan artera y mentirosa. Y no es de extrañar que vendiendo pamplinas y asuntos secundarios (como dicen  "Billy" Graham, y el Papa siempre que puede) nos vayamos tras lo que no es de provecho, aunque tenga la apariencia de una piedad que no es tal sino un remedo de ella.

             El cardenal Ratzinger considerado por el teólogo Hans Küng y bastantes más, un “duro” del Vaticano, pero hombre de espiritualidad manifiesta y auténtica en todos sus escritos, dice estas sabias palabras en su viejo libro, “Mirar a Cristo“: “Una sociedad que hace de lo auténticamente humano únicamente un asunto privado, y que se define a sí misma en una total secularización (que por otra parte se hace inevitablemente una pseudoreligión y una nueva totalidad esclava), una tal sociedad se hace melancólica por esencia, se convierte en un lugar propicio para la desesperación. Se funda de hecho en una reducción de la verdadera dignidad del hombre”.

“Una sociedad cuyo orden público viene determinado por el agnosticismo no es una sociedad que se ha hecho libre, sino una sociedad desesperada, señalada por la tristeza del hombre que se encuentra huido de Dios, y en contradicción consigo misma”.

“Una Iglesia que no tuviese la valentía de evidenciar el valor, incluso públicamente, de su visión del hombre, habría dejado de ser la sal de la tierra, luz del mundo, ciudad sobre un monte”.

“Y también la Iglesia puede caer en la tristeza metafísica-en la acidia-: un exceso de actividad exterior puede ser un intento lamentable de colmar la íntima miseria y pereza del corazón, que siguen a la falta de fe, de esperanza y de amor a Dios y a su imagen reflejada en el hombre”.

“Y puesto que no se atreve ya a lo auténtico y grande, tiene la necesidad de ocuparse de las cosas penúltimas. Sin embargo ese sentimiento de “demasiado poco” permanece en crecimiento continuo”. Sic.   (J. Ratzinger).

Ese “demasiado poco” es lo que sienten muchos que, a pesar de su fidelidad, sienten que no están del todo en lo “grande”, y este estado de ánimo les produce inquietud. Una inquietud que pone en los corazones el soplo del Espíritu, para que caigamos en la cuenta y rompamos de una vez con la mundanalidad y el descuido espiritual.

El que sí es tocado de la mano de Dios, tal como el Eunuco de la reina Candaces, ese busca la verdad y no cesará de buscarla hasta que Dios, por el Espíritu de Cristo, se la muestre de alguna manera que en su gracia provea. Dios no cesa de llamar a aquel que tiene elegido desde la eternidad, y no le dejará huérfano de ocasiones, para que se acerque a Él.

jueves, 12 de julio de 2012

EL CURA

Castelao cura

En la tiniebla lóbrega y lluviosa
De una noche cargada de presagios
Camina por calleja tenebrosa
El cura recitando sus trisagios.

Acaba de asistir a un moribundo
Y ya le espera aviso de otro trance,
Solitario piensa meditabundo,
Haciendo de su vida fiel balance.

No cuenta los esfuerzos ni las prisas
Ni las horas consumidas bendiciendo,
Noche y día su iglesia conduciendo.

Cuenta por el contrario las sonrisas
De los pobres que siempre fue atendiendo
Y de su ángel que le sigue, sonriendo.

AMDG

LAS VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LA CRISIS



Como cada cual grazna como le parece, también a mí me ha parecido graznar un poco también. Voy a dar mi opinión sobre lo que está pasando en España. Muchas ventajas hemos asumido desde que la crisis entró en “crisis”.

Los comercios te atienden mejor y las empresas telefónicas han destituido su arrogancia, Las exigencias de los trabajadores y empresarios se suavizan hasta límites impensables hace diez años. Hasta las cajeras de los grandes negocios han cambiado la cara hostil, aburrida, o indiferente, en sonrisas amables porque el puesto no está tan seguro.

Es lamentable que estas mejoras de trato no se produzcan siempre. La crisis las trae. Se dicen burradas sobre la subida de impuestos. Se hacen toda clase de tropelías, escudados los bárbaros en su número, y metidos entre los manifestantes de verdad para impedir lo que ha de ser hecho.

No protestaron antes y ahora todo son quejas, aunque en toda tienda se hagan ofertas que llegan hasta el cincuenta % de descuento lo cual es una rebaja muy importante en el gasto familiar.

Por ejemplo un amigo me comunica que pensaba comprar un colchón en 530 euros y ahora lo ha comprado de rebaja en 230. Eso compensa cualquier IVA. No obstante la opinión distinta es admisible.

En el sector del automóvil (si alguien quiere mirar) la baja de precios y las facilidades son esplendorosas. Se me puede decir que ahora ¿Quién tiene dinero para comprar? Esto es cierto, pero estamos hablando de IVA y otros impuestos. ¿O eso no vale?

Si no queremos valorar las ventajas y somos sumamente “quejicas”, solo cosecharemos fracasos, incluyendo las algaradas que ya hemos visto como son.

En Francia, “Las “compañías republicanas de seguridad” que aquí llamamos antidisturbios, llevaban palos de madera en lugar de las porras de goma . Esta policía nuestra, es mucho más eficaz sin estos extremos, A.D.G.

En todo lugar las represión de inciviles actos, es mucho más rigurosa que en nuestra blanda España, donde la policía se ve muchas veces desbordada por no usar medios antidisturbios más dolorosos y más eficaces. Me alegro de que sea así, y les rindo homenaje de simpatía.

En la televisión he visto como los manifestantes reclamaban sus derechos en filas y ordenadamente y obtuvieron mi simpatía. Las escenas de quema de cubos y rotura de cristales, por energúmenos resentidos que no indignados, me hicieron perderlas.

Nada había que decir de lo anterior. Solo se habla de lo actual que era previsible por todos. ¿O es que éramos tan tontos que no sabíamos que “el que se come la gallina tiene de excretar las plumas”?

¿Creemos que los alemanes no están ya hartos de trabajar para que nosotros vivamos bien? Creemos que “amos p´alante” es la solución. ¿Ahora nos damos cuenta de que estamos entrampados y que nadie quiere ya comprarnos los bonos ni a barato ni a caro?

Dice un amigo mío bastante expresivo: “¿Como pollas vamos a pagar, el marrón que tenemos?” Refiriéndose el hombre muy granaínamente, a la colosal deuda a la que nos han llevado entre unos y otros. Dicho sea de paso, apoyados por los mismos que ahora más se quejan.

LAS TRIBULACIONES DE ESPAÑA ECONÓMICA

 



El rey Carolo tercero
Llenó España de dinero,
Pero vino Carlos cuarto
Y nos dejo sin un cuarto.

Entre Fernando y Cristina
Trajeron otra ruina;
Vino Primo de Rivera
Y nos dejó de primera

Entre Niceto y Azaña
Formaron otra maraña;
Se metió Franco por medio
Para poner el remedio.

Y vino la democracia,
Que es cosa sin sal ni gracia,
Para fabricar ladrones
En todas las direcciones.

 Y sin dar explicaciones
Pararon cinco millones;
Vino Rajoy, y sus huestes,
Lanzando rayos y pestes.

Las cuentas no les cuadraban
En una causa perdida,
Y los pobres trabajaban
Pues en España jodida
Se robaba sin medida.

Y aquí termina la historia
De Perico, un buen obrero,
Que por oír la oratoria  
Y votar a Zapatero
De todos pagó el primero,
Y aquí se acabó la euforia.

Espero un politiquillo
Que tenga algo de vergüenza
Se juegue todo a conciencia
Con su poca o mucha ciencia
Y si no ¡ahí os quedáis!
Los listos… y los “juláis”


martes, 10 de julio de 2012

¡CUANTO AMOR, DEL PADRE!



¡Cuanto amor santo Dios! ¡Cuanto divino amor!
Me llenas de amor puro, de tu divinidad;
Tu mano desde el Cielo, me trajo un Salvador,
Que renunció, entregando su propia autoridad.

Ahora, sin excusas, confiado y sin temor
Alabo su largueza, valoro su amistad,
Su amor me ha redimido, su bondad y valor,
Me alegró su renuncia, y asombró su bondad.

El rey que fue agraviado, y pese a su deidad,
No renunció a sufrir una muerte de cruz,
Y mantuvo hasta el fin su santa caridad.

En Edén nos perdimos, y enviaste la luz
Que nos llenó de vida, borró la vanidad,
Y nos dio en refrigerio, al divino Jesús.

lunes, 9 de julio de 2012

A LA GREÑA






Si señor; somos demasiado inquiridores de la conducta ajena. En la libertad concedida por Dios a los humanos, podemos andar delante de Dios sin extremar las condiciones en que otros han de vivir. Desde el Evangelio, anunciante vivo de la libertad para todo ser, las cosas han cambiado porque ya no solo se dirige solo a los judíos sino también a los gentiles

Dios no quiere ser anunciado por medio de la fuerza. Ningún padre quiere que sus hijos lo sean forzados por cualquier fuerza que no sea el amor. Sería decepcionante para Él, y Dios quiere hijos que le amen como Él nos ama, y hace salir el sol y caer la lluvia sobre buenos y malos. En la creencia de los reyes antiguos de que estaban puestos por Dios y así lo proclamaban las monedas y la bendición de la Iglesia, estos monarcas se dieron a la persecución de los heterodoxos, y así creían que cumplían un mandamiento que quedó abolido con la llegada del Cristo y la promulgación de su Evangelio de la paz y la libertad.

Ya en el antiguo testamento se dan los casos de los profetas cuando fustigaban los pecados de los israelitas que copiaban a los paganos que ofrecían a sus hijos al dios Baal Moloch, quemándolos en la candente bandeja que se sostenía en manos y piernas del ídolo. Daniel es un ejemplo de la actitud que debe tomarse ante los extravíos de los demás.

El rey Nabucodonosor tuvo un sueño y sus magos y adivinos no daban con la interpretación que el rey les pedía. Este, furioso, mandó matar a todos los sabios y caldeos de su nación de forma expeditiva. Enterado Daniel de aquello, se ofreció a dar la interpretación. Los sabios le pedían al rey que les contase el sueño y que ellos le darían la interpretación, pero el rey entendió que ellos querían saber el sueño para dar la interpretación vaga y a largo plazo, para que el rey no supiera si era verdadera o no la interpretación del sueño.

Lo importante aquí, es que Daniel interpretó bien, pero dijo al rey que no matase a ninguno de los fracasados caldeos. Ese es el núcleo de la cuestión de lo que quiero destacar. Daniel hubiera podido dejar que matasen a los fallidos interpretes, al considerarles competidores suyos, y desviados de la verdad. No lo hizo, y por el contrario los salvó a todos. Esta mediación misericordiosa y recta no fue correspondida, porque más adelante, por envidia, los que fueron salvados de la muerte por Daniel fueron los que instigaron al rey contra él.

Quiero destacar esta actitud del manso Daniel, para contrarrestarla con la de muchos de nosotros, que andamos a gresca con todos los que no se identifican con nuestro pensamiento, sean cristianos o no. Somos agresivos, pendencieros, y albergamos malos sentimientos contra todo discrepante, cosa que Jesús nunca hizo ni entró en su corazón. Él comprendió a todos, y a todos proveyó de su grande amor. Hasta reconoció la autoridad de los fariseos y sacerdotes de su tiempo, aunque afeara y fustigara constantemente la conducta hipócrita de ellos de ellos.

Esa actitud que tanto se afea de la Iglesia medieval, y de los reyes celosos de su religión y de sus reinos ante la presión de los enemigos, es la que ahora se ejerce sin misericordia unos contra otros, siendo un desastroso ejemplo para los de afuera. La Iglesia cristiana, no es campamento militar de guerreros contra todo lo que se le oponga. Ella predica la unión, la misericordia para con los extraviados, aunque como es justo y debido, mantenga su doctrina continuamente y a toda costa.

Somos muy proclives a la condenación y a la exclusión de los que conciben las cosas de otro modo. Todos nosotros practicamos o hemos practicado ese aborrecible vicio. El que crea no se apresure dice la Escritura. Ha sido salvado por la gracia de Dios, como todos, y no debe detestar a los demás porque no hayan conseguido aun ese don.

San Agustín (Agustín de Hipona, para otros) era realmente un extraviado en su juventud, como Pablo de Tarso (San Pablo para otros). Si les hubiesen echado del seno de la Iglesia, se hubiera perdido el manantial de doctrina que dispensaron y nos entregaron. Recibidos, fueron los más eficientes y fervorosos paladines y sanos intérpretes del pensamiento de Jesús, el Maestro. Y esa es  o debe ser nuestra actitud. Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones. (Romanos 14:1)

No juzguemos a nadie por su forma de pensar. Si está en lo  cierto nosotros estamos descalificados. Si se equivoca como suele suceder, demos gracias a Dios por su bondad en mantenernos libres del error, sin caer en otro peor que es el de perseguir o despreciar al que no adora a Dios como nosotros lo hacemos. ¿Dónde está en nosotros la ternura de Cristo?

Rafael Marañón  1997

AMDG

- NO RESISTÁIS AL QUE ES MALO-



      
        
Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
    maldicen, haced bien a los que os aborrecen,
y orad por los que os ultrajan y os persiguen
 para que seáis hijos de vuestro Padre que esta en los cielos...
         Sed vosotros perfectos como vuestro Padre que está
    en los cielos es perfecto

                          (Mateo 5:39, 44, 45, 48)

Si ponemos oído atento y obediente al mandato de Jesús y no resistimos al que es malo, tendremos junto a su promesa una sanísima instrucción sobre cómo sobrellevar los asaltos de los malos y las agresiones que nos oprimen continuamente. ¿Para qué resistir al malo? Decía un humorista famoso que los puñetazos son mercancía que viaja; van y vienen (Wodehouse). Y la Santa Escritura: A cualquiera que te hiera en la mejilla, vuélvele también la otra (Mateo 5:39)

Presencié un día un pequeño atasco de automóviles cuyos conductores intercambiaron algunas palabras agresivas. Dos de ellos se bajaron de sus respectivos vehículos y se enzarzaron en una pelea. Si los estupefactos espectadores hubiéramos podido contar los golpes, tal vez hubiéramos podido decir ¡empate! No hubo nadie que los separara, porque en aquel alboroto solo se podían pescar bofetones y golpes variados.

Ya restablecida la circulación, cada uno volvió a su automóvil, y se fueron sin más palabras. He presenciado altercados estúpidos, pero éste superó a todos. Dos adultos dándose golpes mutuamente, para no dejar nada aclarado ni solucionado. Fue algo ridículo, que después hizo reír a todos los que lo presenciarnos.

Yo me pregunté: ¿Qué pensará cada uno de los contendientes de las hinchazones y moraduras sufridas? ¿Qué provecho sacarán de los golpes que ellos propinaron al contrario? Pura estupidez; pero sucedió y sucede continuamente de muchas maneras. Si queremos saber cuáles son nuestros fallos y cómo corregirlos, es preferible oír lo que piensan y dicen nuestros enemigos de nosotros que escuchar lo que te dicen los amigos.

Éstos, por ser amigos y desear seguir siéndolo, no osarán señalarte ninguna falta tuya por mucho que la conozcan, y menos aún, si a cualquier defecto que te señalen respondes con enfado y hostilidad y no quieres reconocerlo. Al momento lo convertirás interiormente en enemigo. Por eso tus amigos se guardan con cuidado de comunicarte tus defectos. Y para eso Dios dispone a tus enemigos. No aceptas consejo de amigo fiel y tendrás que oír censura de enemigo.

Pero entiende que precisamente por estas condiciones el gran favor de señalar y hacerte ver tus faltas y caídas. Para conocerte a ti mismo, que es tarea importantísima y de mucho mérito y provecho, son precisos los enemigos. Mientras el reino de Israel fue fiel no precisó de ejército alguno para defender sus fronteras de enemigos, merodeadores y saqueadores, cuando acudían todos a las santas celebraciones en Jerusalén. El Señor les guardaba con extrema fidelidad. Tuvieron siempre seguridad. (Nehemías 9:27,28)

Tan pronto olvidaron sus deberes y la atención debida a Dios, no les faltaron enemigos que les hostigaran. Sólo entonces, en la aflicción, cuando clamaban arrepentidos y en actitud de obediencia, fueron invariablemente defendidos por el poder de Dios, aunque su arrepentimiento sólo fuera algo momentáneo y efímero. Pero aun con tan débil ánimo, «quitaron de entre sí los dioses ajenos y sirvieron a Dios. Y Él fue angustiado a causa de la aflicción de ellos» (Jueces 10:13-16; Salmo 78).

Todo buen cristiano ama a su enemigo. Amar al enemigo es amarse a sí mismo. Y el cristiano conoce que cuando los caminos del hombre son agradables a Dios, aun a sus enemigos hace estar en paz con él  (Proverbios 16: 7). Tus enemigos abundan tanto dentro como fuera de ti. Es pues prudente abstenerse a juzgar y condenar, a quien al fin y al cabo, si no fuera por sus circunstancias especiales, es igual que tú. Solo Dios, es quien tiene derecho a juzgar. Dejémosle hacer.

AMDG



REHUSAR LA VOLUNTAD DE DIOS



Todo lo que rehúses, lo conviertes en tu antagonista. ¿Cuántas veces has tomado partido por algo que no te obligaba ni interesaba de manera directa o necesaria, fuiste enemigo de ese algo, y ese algo te fue durante tiempo adversario tenaz? Dejaste la lucha cuando comprendiste su inutilidad, y aquel asunto dejó de preocuparte, pues ya no lo resististe y lo convertiste con tu nueva actitud en una cosa más de las que todos los días suceden.
Es decir, al quitarle el aguijón de tu resistencia, lo desarmaste en ti mismo y lo neutralizaste. Ese enemigo, pues, fue enemigo mientras lo quisiste tú. Después, ya no fue nada. En ti nació y en ti murió; persona o cosa, pues, si es resistida y rechazada como mal, la haces tu enemiga. Se ve claro, en los deseos de revancha o en la realización de una venganza. Si te vengas de una persona, en ese momento te has hecho más daño a ti que el que tú le puedas infligir a él.
Rompes tu paz y te haces daño interior a ti mismo, no sólo ya cuando cumples el acto de la venganza, sino anticipadamente, mientras meditabas cómo hacerlo. Tal como el que tropieza con una puerta, y la emprende a patadas y golpes contra ella. ¿Qué consigue? ¿Piensas que el Señor Jesús mentía, se equivocaba, y deseaba equivocarnos cuando mandaba que no resistiéramos al malo?
Si por el contrario aceptamos las actitudes hostiles, agresiones e injusticias, con la perspectiva y visión de fe, y somos acordes con los propósitos del Señor, a la hora de hacer nuestros juicios y valoraciones, las cosas y los hombres que nos son adversos podemos y tenemos que considerarlos como dones y obsequios amorosos del Padre.
En el proyecto global de eternidad y gloria, Dios dialoga y comparte con sus hijos. Es puro amor que se muestra aportando en nuestros enemigos los elementos necesarios para nuestra corrección, en la adecuada dirección (Hebreos 12:5, 6). Como en todo es cuestión de fe. Es confiar en Dios en cualquier circunstancia.
De todo lo que me combate y me es enemigo, yo digo: «Señor, estoy de acuerdo en todo, porque tú, Padre, lo has dispuesto y realizado. Que se haga tu voluntad tan preciosa por la fe, que tú también me has regalado junto con la prueba. Y así tengo tu paz. Todo es posible para el que cree; y yo creo. (Marcos 9:23). No tengo que preguntar: ¿Dónde está tu voluntad? No hay que esperar una visión o señal en cada momento y en cada caso.
Lo que sucede... ¡eso es tu voluntad! No que yo reniegue y rechace tu voluntad (que muchas veces lo hago), No que yo soporte estoicamente tu voluntad (eso también lo hacen muchos paganos), ni que la comprenda siempre. Es que yo he de amar y amo tu voluntad en todo. Sed imitadores de Dios, como hijos amados (Efesios 5:1), amando y aceptando todo lo que el Padre disponga o haya dispuesto. Como dijo el mismo Jesús: No lo que yo quiero, sino lo que tú (Marcos 14:36). Así, en la plena aceptación, llega la paz más eficaz. Ya no más indecisiones, no más dudas, no más incertidumbres. Total liberación. Heme aquí, o Habla, porque tu siervo oye. (1º Samuel 3: 10-16)
Buscar la voluntad de Dios, y reconocerla en relación con aquello que se te enfrenta y a la luz de su Palabra. Con discernimiento espiritual y sana sabiduría. Con criterios de Dios. No podemos dañar al enemigo sin dañarnos a nosotros muchísimo más. ¡Ay del que se goza en la venganza!, ¡qué gran desgraciado!, ¡qué infeliz! Ya te has vengado, ¿y ahora qué? Por eso el Señor mandó sabiamente, haciéndonos grandísimo beneficio, que amásemos a nuestros enemigos. El se entenderá mejor con ellos. Yo pagaré (Romanos 12:19).

¡CUANTA TEOLOGÍA!



Señor ¡cuanta teología!
¡Cuanta inútil discusión!
Cuando tú, que eres la vía,
No pones nunca objeción
A la recta bonhomía.

Yo no quiero ser vigía,
Y arrogarme la misión
De hundir al que se extravía,
Por mi arrogante visión,
Mientras gime en agonía.

A ti, mi Señor, entrego
Toda ciencia y albedrío,
Y ante ti, me abajo y niego.

No admito credo baldío,
Solo anhelo, sordo y ciego,
Reposo en tu poderío.

CON TODO RESPETO Pero discrepo



Un llamado teólogo que quiere vender un libro sobre religión, y parece saber más sobre Dios que el mismo Jesús, dice cosas que son, si no disparatadas, claramente fantasías, como las leídas en alguna publicación en medio de una buena cantidad de cosas positivas y admirables. La principal misión de la Iglesia, no es como dicen los tales, de los que discrepo con todo respeto. Destaca Religión Digital: "La clave es que el cristianismo no se convierta en gueto" Sic.

Siento afirmar desde mi pequeñez, que la Iglesia solo tiene que proclamar y marchar tras Jesucristo su fundador. Lo que ocurra ya es cuestión de quien es la cabeza de ella, y Él sabe lo que tiene que ser. Es cierto que desde la flacidez de la fe apoyada en cosas secundarias, se puede llegar a convertir la Iglesia cristiana en un gueto. Esto, no rechaza ni mucho menos las formas y los medios que se usen para conseguir hacer crecer a la evangelización propuestas en la misma entrevista.

Solo sería así en el caso de que los cristianos sigan en la línea de desconocer las exigencias de Dios, y la infravaloración de lo que supone la salvación y la Gloria eterna. Cada vez que se saca a colación la grandeza de la salvación y el horror de la damnación eterna, surgen muchos que pretenden amortiguar la realidad de la justicia de Dios, echando mano de su misericordia.

Por supuesto que Dios es misericordioso en grado sumo, aunque hay que decir que la justicia es también uno de sus principales atributos. Decir, como hacen estos teólogos, que Dios no condena ni a Hitler, es por demás temerario y una interpretación demasiado alejada de las aseveraciones de la Escritura.

Si andamos poniendo en solfa las verdades de la Escritura, por considerarlas demasiado anticuadas dado el pensamiento que regía en el tiempo de su confección, terminaremos por privarla de su autoridad y capacidad de regir la vida del creyente. Con amigos así, no necesitamos enemigos.

Creo firmemente, que podemos y debemos buscar debajo de cada versículo de la Biblia los misterios que contienen, pero irse por sendero de cabras afirmando un anhelo o una fantasía nuestra, no es hacer teología, sino poner a toda la Iglesia Cristiana en ridículo. Cierto que hay muchas cosas que rectificar, (siempre las hay) pero que las consecuencias no sean peores que el status quo. Todo debe hacerse para edificación de la Iglesia, no para su destrucción.  

RIÑAS PATERNALES DE DIOS




Enfrentarnos con lo que consideramos un poder superior, cuando hemos desistido de estar bajo el supremo poder. Apearnos del poder de Dios y situamos a nosotros mismos, ante fuerzas que siempre nos superan. ¿Somos tan necios?

Si los cristianos nos fiamos de Dios de todo corazón, y hacemos depender nuestros recursos materiales y mentales de su voluntad, en seguida comprobaremos cómo la paz nos llena, sabiendo que nuestro Padre celestial no nos aflige sin razón o por crueldad. Su propia fidelidad a sus promesas, hace que como a hijos amados nos pruebe y acrisole en el yunque de la prueba.

Nos riñe paternalmente con severidad cuando nos dice: ¿A mí no me temeréis? ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre que es mortal...? (Isaías 51:12). ¿Cómo nos atrevemos a desasirnos de la protección de Dios y temer al hombre? ¿Quiénes creemos que somos para llevar la guerra por nuestras fuerzas que son ningunas?

Por eso Dios insiste: yo reprendo y castigo a los que amo, y a los duros y rebeldes que no se quieren someter a beber el cáliz de su ira les dice: «tenéis que beber» (Jeremías 25:28). Nadie puede resistir a Dios. El no se complace en los sufrimientos de sus hijos, como no lo hizo en los padecimientos de su amado hijo Jesucristo.

Aquellos padecimientos eran necesarios, y así hubieron de cumplirse. Los nuestros, aún no comprendidos por nosotros, son igualmente convenientes para el plan de Dios. ¿De qué forma? Tal vez alguien podrá explicarlos uno por uno, pero ¿para qué? Si sabemos confiar, ya sabemos lo que nos basta.

Como Cristo hombre aceptó con gozo sus tribulaciones, y porque hacía la voluntad de su Padre superó el horror de sus padecimientos, así también nosotros podemos hacerlo por su mismo poder. No hemos, pues, de temer nada (Apocalipsis 2:10). La prueba nos acerca más a Dios y en esto se muestra también su amor. El no destruye. Corrige y sana.

El cristiano conoce bien lo que significa en su experiencia y en sus pruebas, el inalterable amor de Dios cuando nos trata como al rebelde Israel, afligiéndoles y probándoles para al final hacerles bien (Deuteronomio 8:16). Y no somos nosotros rebeldes en más de una ocasión aunque no lo reconozcamos cuando estamos en angustia?

Esta conformidad del cristiano, esta sumisión leal y real, este abandono de toda actitud opositora a la voluntad de Dios trae la paz más preciosa. Echa fuera de nosotros toda inquietud, toda incertidumbre. El que teme a Dios no tiene porqué temer nada más. Ningún acontecimiento, ninguna aflicción, ninguna eventualidad imprevista y dolorosa podrá derrumbarle. Con la invencible fuerza de Dios, nada le desconcertará ni le desmoronará.

Tú harás de tu parte, con toda diligencia y con toda tranquilidad lo que está a tu alcance; el resto queda en manos de Dios, que proporcionará los convenientes resultados. Eso ya es cosa suya. Tú da gracias por ser parte importante de su obra, y esto en vez de ansiedad te proporcionará la más genuina alegría. La pelota, por emplear este símil, queda ya en el tejado de Dios y Él sabe de sobra qué hacer. Tú ya puedes descansar, pues sea lo que sea Dios lo dispone bien. De ello podemos estar segurísimos.

En esta posición de confianza, nos percatamos claramente del estado de confusión y beligerancia que existe latente o activo en cada corazón humano. En la reflexión pertinente, nos damos cuenta de ese estado de controversia interior continuada en forma de rencores (a veces pánico), y resentimientos contra los demás y más lamentable aún, contra nosotros mismos. Y como consecuencia, altercamos de forma insistente contra Dios.



Hay un lugar común que se da en un porcentaje alto de cristianos. Todos los creyentes, tan pronto como desconfiamos de Dios en cualquier circunstancia, nos colocamos a nosotros mismos bajo nuestra propia protección, y consecuentemente somos presos del pánico. Si desconfiamos del poder absoluto, ¿cómo vamos a tener seguridad en lo falible y débil que es nuestra carne y nuestro espíritu?