jueves, 5 de abril de 2012

TENSIONES CATÓLICAS


Estimado hermano: me cuentas cosas muy interesantes sobre las relaciones en la Iglesia Católica que, según tú, está dividida por culpa del actual Papa. No es cosa mía meterme a solventar lo que otros muchos han tratado con autoridad. A pesar de tanto conocimiento como se exhibe por tantos, que creen que es mejor que se hagan las cosas como ellos quieren. Para mí son “aguas profundas”.



Te agradezco el honor que pretendes hacerme, poniéndome de amigable componedor, y que determine con mi opinión la realidad de estos asuntos tan lejos de mis capacidades. No es eso mi vocación ni mi responsabilidad. No puedo estar conforme con lo que me cuentas de los teólogos, que siempre y más ahora, surgen como setas de la humedad de la modernidad.



No estoy de acuerdo con lo que dicen los seguidores de Lefebvre y otros contra el Papa que, según los cánones aprobados por la Iglesia Católica, (a la que tanto invocan ellos) es su autoridad natural. A él le deben y así prometieron solemnemente obediencia y humildad, aunque dentro de ellos quepa la contradicción y la discrepancia en asuntos que la admitan. Dudar es legítimo, y discrepar, sin desobediencia, es natural. Somos personas y no androides.



Todo esto bordea la ilegitimidad, y la herejía en el seno del catolicismo. Las injurias que dicen los Lefebvianos contra el Papa, no son críticas respetuosas y fundamentadas. Yo tengo mis prudentes reservas en cuanto a muchas cosas en cuestión de doctrina, ritual, etc.… de todos. Puede que esté errado. Entiendo claramente, que el que se llame católico, debe ser consecuente con el nombre que se atribuye.



Acusar al Papa de anticristo y demoníaco, es mucho llamar y es mucho faltar a la debida reverencia que le debe todo católico. Eso es motivo para echarles de la Iglesia y mantenerlos en el cisma. No son tan importantes como creen. A ver lo que hacen fuera.



Monseñor Fellay, como su antecesor Lefebvre es, (para mí) un hombre soberbio y errado, y se siente un Papa para determinar como han de funcionar las cosas de la Iglesia. (1ª Timoteo 1:7). Se cree con autoridad  para sostener que la Misa Tridentina, es la única forma de celebrar la misa, y además se permite casi excomulgar al Papa por el asunto de Asís. Me parece bien la misa tridentina, pero no creo que sea el único modo de celebrarla.



Por otra parte, entiendo que las fraternidades de confesión no católica (así los implico a todos) no deben arrogarse la única posibilidad, de que solo en su congregación o confesión doctrinal se hacen las cosas sagradas como deben hacerse. Las discrepancias y pugnas entre unos y otros, termina por excluirlas cuando no de descalificarlas, de estar en la verdad de Cristo Jesús. (Romanos 15: 6)



Se dice que La Biblia tiene muchos traductores. La palabra “traditor” se puede trocar en algunos casos en la palabra “traidor”. No se puede desplegar un verso fuera de contexto, porque eso es “juego sucio”. Eso no agrada a Dios, al que precisamente se trata de engrandecer con tal maniobra ¿o realmente, no es a Dios a quien se pretende honrar?



Las formas de hacer las cosas sagradas la tiene que determinar La Iglesia, y aunque en este escrito me refiero más concretamente a La Iglesia Católica, el “varapalo” va dirigido a todos los que no guardan el “vinculo de la paz”. (Efesios 4:10)

Se dedican a vejarse unos a otros, con grave escándalo de los que miran desde afuera la conducta poco cristiana de los agentes de la discordia y de la confrontación, cosa que no puede agradar al divino Príncipe de la Paz.  (Isaías 9:6)



El Espíritu de Asís, creo que es el más próximo a Jesús, aunque cualquiera puede ponerle pegas. Cada uno se examine a sí mismo, y así coma su pan. (1 Corintios 11:28). Es otro contexto pero aplicable aquí. No sé si le agradará a usted, pero así es como pienso, más o menos bien expresado.



AMDG.