domingo, 27 de mayo de 2012

ESTIMADO AMIGO AGNÓSTICO



Amigo Juan: No, no es usted pesado. Tiene interés y para esos estoy y no para discutir sobre opiniones. Siendo como dice, agnóstico, no tiene por que sentir ninguna preocupación por ello, ya que solo se puede creer en lo que se cree. Cada uno es vasallo de sus pensamientos y creencias, así como de las consecuencias de su manera de pensar. Cada uno con sus convicciones.

Los cristianos nos sentimos libres para creer lo que creemos, con todo respeto a tibios, piadosos melifluos, agnósticos, que esto último puede ser de todo, según mi experiencia (recibo más de quinientas cartas todos los días). Así que ya verá si estoy al tanto de lo que ocurre a muchos.

Unos escriben (a veces por decenas el mismo mensaje), y otros sin embargo me hacen receptor de sus problemas; a todos procuro hacer honor con todas mis limitadas capacidades, y con la mejor voluntad del mundo.

Para ello no necesito meterme en berenjenales doctrinales, teológicos, etc., que de eso sobra quien se ocupe con maestría y espíritu. Le aseguro que hay mensajes desgarradores. Y no es para tomarlo como una incidencia más de los mensajes. Es duro y a veces trágico.

Con todo respeto y como modesto comentario al suyo, le comunico que, en mi experiencia, la posición agnóstica es la cómoda porque no compromete a nada. Por ejemplo mi abuela siempre dijo que no podía existir el mar, porque ¿de donde iban a sacar el agua para llenarlo?

Y le aseguro que le mostrábamos un panorama muy pequeño. Pero ella murió sin ver el mar, ni concebirlo siquiera. Murió agnóstica. No creía en el infierno, porque decía que: ¿de donde iban a sacar para echar leña continuamente? ¿Argumento rústico? No era tonta: era simple y como consecuencia agnóstica. No le cabía en la cabeza.

Aunque le parezca mentira hay gente que no cree en América, y quien cree que la llegada a la Luna es un camelo. Que la vacuna de la gripe porcina es una estafa, y así hasta el infinito. Ahora bien cada cual es cada cual, y por tanto hay que mostrar respeto por las personas, aunque no estemos conformes con sus cosas y hechos.

Nadie conoce lo que hay en el corazón humano, que es más profundo que cualquier otra cosa creada, incluso las profundidades siderales. Así que meterse en estas profundidades, cuando menos es necio.

Así que simplificando y brevemente Le felicito por pensar (¡se piensa tan poco!) y le prometo que podrá comprobar a lo largo de su vida, que lo que dice La Revelación del Evangelio es lo mejor para una vida digna de ser vivida, y para tener el gozo de una consoladora  Esperanza en otra esfera de la vida.