jueves, 22 de noviembre de 2012

AMAR A MARÍA







Cansado, tal vez por mi vejez, o porque ya empacha tanta estupidez (incluyendo la mía), me he puesto el sombrero de gruñir y voy a lanzarme al palenque. El que no esté conforme, puede con libertad mandarme a la porra o a donde quiera, pero ya está bien de tonterías y de fanatismos necios.


No voy a emplear lenguaje melifluo, porque quiero ser libre y expresar lo que mi alma me dice que exprese, previa consulta con el Espíritu. El me llevará a decir, mejor o peor, lo que tengo que decir. A su misericordia me acojo y no a la comprensión de los hombres. 

En un comentario de una revista alguien dijo con intención y tono que María, la Santa Madre de Jesús, era una persona como otra cualquiera, nacida y criada en una ignota aldea de Israel. Esta persona es cristiana. Estoy seguro de que ama a Jesús, y que estos resabios que son ya multitud en sus medios, son fruto de su celo por el protagonismo de Jesús en materia de salvación. Errados, aunque creo que sinceros. 

Nadie pone en duda esta realidad. Yo no por lo menos; sé que es la sangre de Jesús y su resurrección los que garantizan la nuestra. Una vez que se ha dejado esto, machacado y resuelto ¿Hay algún inconveniente en que yo exalte a su madre María, con mis poemas, y mi amor hacia la que es la madre bendita de mi bendito Señor? 

No creo que Jesús se moleste si yo hago un canto a María (su madre),  en vez de desperdiciar mis modestas facultades en otros escritos de mayor sustancia para muchos. Prefiero hacerlo así, porque creo que es mejor que lo haga a ella, con mis modestas facultades, que a otras personas, mujeres o varones, a los que también les he hecho sus poemillas. 

Si María era una aldeana ignorante, y poco más que la madre de “Brian el de la película”. Esto no es aceptable por nadie, sea su credo católico o protestante. Y desde luego está muy lejos de lo que pienso y siento yo.