martes, 10 de julio de 2012

¡CUANTO AMOR, DEL PADRE!



¡Cuanto amor santo Dios! ¡Cuanto divino amor!
Me llenas de amor puro, de tu divinidad;
Tu mano desde el Cielo, me trajo un Salvador,
Que renunció, entregando su propia autoridad.

Ahora, sin excusas, confiado y sin temor
Alabo su largueza, valoro su amistad,
Su amor me ha redimido, su bondad y valor,
Me alegró su renuncia, y asombró su bondad.

El rey que fue agraviado, y pese a su deidad,
No renunció a sufrir una muerte de cruz,
Y mantuvo hasta el fin su santa caridad.

En Edén nos perdimos, y enviaste la luz
Que nos llenó de vida, borró la vanidad,
Y nos dio en refrigerio, al divino Jesús.