sábado, 1 de junio de 2013

PORQUÉ ESCRIBO POEMAS A MARÍA



Estimado Esteban: no se si es una fijación o es que te gusta contrariarme, pero ya he explicado en anteriores ocasiones el motivo por el cual le hago versos a la Virgen María. Es una forma de decir que soy imbécil por hacer estos versos. Verás, te comunico que he compuesto versos a mujeres y lugares que verdaderamente eran merecedores de mi atención y de mi cariño. Por eso mismo les escribía versos. ¿Y a María no? ¿Porqué no?

Eres buen cristiano, pero en una cosa yerras. Quizás por ignorancia y por arrogarte juicios que no te pertenecen. La costumbre de juzgar sin saber es una cosa que a todos más o menos nos sucede. Yo no tengo por norma meterme con la gente, a menos que sean personas de notoria perversidad o produzcan confusión en La Iglesia.

Mientras que sigan el camino del amor incondicional a Cristo, y de ello a Dios, no tengo nada contra la forma en que sirven al Señor con su mejor intención, pero en muchos casos con notoria ignorancia de la semántica y el plan de las Escrituras. Eso lo juzgará Dios, no yo.

Yo escribo versos a María como los escribo a toda persona o cosa a las que amo. ¿Por qué a ella? Porque es la madre de Jesús. Solo por eso ya merecería más respeto por parte de los cristianos. El que haya exageraciones populares, y objeciones a lo que se cree por la Iglesia Católica y otras denominaciones, no es óbice para que se le tenga un afecto o amor especial, ya que llevó en su vientre al autor de la salvación de muchos.

Esa general locura de considerar la devoción a María como una rivalidad o disminución de los méritos del Cristo, la verdad es que me resulta enfermiza y desde luego fanática. Tú dices que solo por Cristo vamos al Padre. ¡Pues claro! Eso lo dice Jesús por activa y por pasiva. No hace falta discutir quien es el protagonista. Esos juegos de hostilidad hacia María, contrasta con la inclinación de muchos de casi adorar, a ciertos clérigos de cualquier denominación.

La veneración a María, como a San Pablo, al que damos toda nuestra atención, y a las Escrituras a las que acatamos con firmeza, es otra forma de piedad más en el corazón de cualquier cristiano sin prejuicios. Tú mismo estás prejuiciado y, como otros, desprecias al que con su amor a María devenido del amor a Jesús, escribe alabanzas que no están fuera de razón ni mucho menos.

No debemos olvidar que Jesús dijo muy claramente, referente a la guarda de la Santa Escritura, a la que tanto apelaban los judíos, y que Él mismo acataba y guardaba: Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí, y no queréis venir a mí para que tengáis vida (Juan 5: 39, 40) Nos gusta más disputar.

 Haz tú lo que debes y no te arrogues el derecho a juzgar. Se misericordioso ya que: juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio. (Santiago 2: 13) Aviso para los juzgadores: ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, (Filipenses 2:12) Ya hay faena que hacer. Cada uno mire por si mismo y Dios concederá los méritos y aplique su piedad a los que Él halle dignos.
          

AMDG