sábado, 23 de noviembre de 2013

¿SINCRETISMO PARA AGRADAR A TODOS?

 



El cardenal Jean Louis Tauran en la reunión en la que participaron los representantes de otras religiones no cristianas habló de respeto, y de no desprestigiar a las demás religiones en la escuela o en la Universidad. Hizo además  otras afirmaciones de similar entidad. Los   cristianos somos amantes como el que más, de la libertad de cada cual, y no somos precisamente los que armamos tramoyas y disputas como no sea, y se da, entre nosotros mismos.

En mi opinión hay que entender que cuando afirmamos que Dios al que adoramos (no con templos ni rituales, sino con el corazón y la mente) y que el Cristo es el único camino, la única verdad y la única vida, tal como Él nos enseñó, necesariamente hemos de dar por falsos a todos los demás, sin perder el respeto, pero en la certeza para nosotros y los demás de que Dios es el único, y la Revelación Cristiana el camino de salvación. No un camino, sino EL Camino.

Por supuesto no estamos en los tiempos medievales, pero hay que decir que cuando que afirmamos que tenemos al Dios verdadero, necesariamente, insisto, los demás quedan necesariamente como falsos, o la percepción de las gentes no es la correcta y genuina que nos entregó Jesús. Si el Dios que adoramos es el verdadero, y Cristo el único, los demás tienen que ser falsos. Es lamentable, pero no concibo otra opción.

 No desdeñamos a los que, como nosotros de alguna manera, son deístas y creacionistas porque en cierto modo vienen a ser co-beligerantes en la honra y loor de Dios, el único y verdadero al que debemos toda sujeción y alabanza. No es que tratemos con desprecio a los que tienen de Dios una concepción peculiar, o una forma distinta de adorar y someterse a su soberanía, aunque como dice la Escritura: A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer. (Juan 1:18).

Jesús es trasunto del Padre, y con el recibe la misma adoración y gloria por parte de los ancianos, síndicos del género humano. La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. No hay más. La relación entre religiones ha de ser pacífica como corresponde a los que profesan adoración al Dios ÚNICO, aunque hemos de afirmar una vez más que solo a través de Jesucristo se tiene acceso a Dios como Padre y no solo como Creador.

Así que nada más de enemistades y rivalidades. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres; Jesucristo hombre. (1ª Timoteo 2:5) Sin rebajar un ápice, ni tratar de entonar la verdad con aproximaciones más o menos similares. Sin tratar de ofender a nadie (a menos que él se ofenda por nuestro conocimiento de las cosas divinas) afirmar categórica y nítidamente, que nuestra forma de alabanza y adoración es la legítima, la que agrada a Dios, y el Camino Único de Salvación.


AMDG.