martes, 14 de agosto de 2012

JESÚS INSISTENTE



Te ofrezco una oración, un alma herida
A ti Señor en vida procelosa,
Y una espina enconada y dolorosa,
Se hunde en mi voluntad adolorida.

Es tanta tu pureza, tan bruñida,
Que un espanto a mi vida fiero acosa
¿Cómo puede acercarse amorosa
Mi entraña a ti, tan pútrida y perdida?

Tú me amaste primero, y yo callado
Burlaba como loco tu quimera,
Tremolando en el fangal mi fe primera.

Pero fuiste insistente y obstinado,
No me dejaste respirar siquiera,
Y por fin conseguiste que te quiera.

Y ahora, cuando muera,
Se que en gozo iré a morar contigo,
Y en tu amor encontrar en ti mi abrigo.