viernes, 31 de agosto de 2012

RECATO Y COMEDIMIENTO (MÁS RESPUESTA)




Efectivamente tiene usted razón en decir que no es el hábito lo que hace al monje. Es cierto que “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Todo eso es cierto pero me reconocerá que cada lugar tiene su requisito de recogimiento al estar en él.

A nadie se le ocurriría ir a pedir un trabajo, yendo y presentándose con una camisa sucia o desgarbada. En cierto modo, todo tipo de belleza inspira confianza o determina la elección de un candidato.

Una persona que busca un empleo, procura presentarse de la forma más decorosa posible para suscitar una opinión y decisión favorable en la persona que decide sobre su aceptación. Sería cosa de bobos, esperar causar impresión favorable en cualquier lugar que se precie de limpio y digno yendo descuidadamente y sucio.

Recuerdo que cuando en Granada nos visitaban de las zonas más industriales, se decía que las mujeres eran bellísimas. No es que fueran en realidad más bellas que las de otro lugar cualquiera. Era que sus vestidos y sus adornos, comparados con el pantalón vaquero y la blusa desgarbadamente suelta de las mujeres en sus lugares industriales, les hacía ser menos femeninas en apariencia y más abandonadas.

  Cuando la gente se reúne para una boda, para un acontecimiento musical de cierta calidad, las personas se visten adecuadamente, ya que los ropajes inadecuados o impertinentes, sucios, etc. llamarían la atención, desfavorablemente, para el que los llevara puestos y molestarían a los demás.

He visto a personas de las que no cabía duda de su fervor y fe, entrar en la Iglesia (de cualquier observancia) con pantalones o faldas totalmente inadecuadas para el lugar y la situación en que se encontraban. Para mí, esa clase de descuido no se puede permitir cuando se trata de alabar las glorias de Dios.

Ese descuido o falta de recato en una reunión o culto ritual, dice y refleja desde muy lejos la posición del tal individuo en los misterios de la fe. No digo que no los sienta, porque no formulo nunca opinión sobre valores personales, sino que me parece que la fe del cual no es la de un creyente fiel, sino de alguien que mira las cosas eternas con demasiada indiferencia.

No se puede decir que se es cristiano, cuando se procede de tan reprobable manera. Si se va a un lugar de culto religioso (cualquiera que sea), hay que guardar la dignidad del lugar, y de las personas que se reúnen allí para llevar a cabo la concreta maravilla de honrar y tener comunión con el Dios que reconocen y adoran. Nada más, y nada menos.

El recato, el pudor, el comedimiento, y todo con modestia y honor es de grande estima delante de Dios. Ir tras los que tratan de hacer de cualquier culto un carnaval de juerga y jaleo, es un error que puede perder a muchos.


Don A. Machado añade

Cantores, dejad
Palmas y jaleo
Para los demás.

Si vino la primavera,
Volad a las flores;
No chupéis cera.