viernes, 19 de agosto de 2011

¿TOLERANCIA O COMPASÍÓN?





             Jesús manejó admirablemente la piedad y el perdón con arrepentimiento. "no peques más" (Juan 5:14.- Juan 8:11) No confundamos, que nos vamos por donde no es. Nadie es justo; creerse justo es una aberración del espíritu, porque es pecado del diablo; el orgullo.

Los pecados humanos son cosa de todos, y Él sabía perdonar, pero no era justificar. Jesús sentía compasión por todos, como nosotros sentimos compasión por el borracho, que yace en la acera al sol o al frío y sin poderse valer ¿que puede hacer un borracho por sí mismo, y para sí mismo.

De la esclavitud de pecado es de lo que Jesús vino a liberarnos, y claro que sentía compasión por tal esclavitud que en todos se daba. Veía odios, enfermedades, mala vida, codicia ¿para que hacer un catálogo? basta mirar adentro de nosotros mismos?

Pero una prostituta se salva antes (arrepentida de su mala vida) como vemos en varios pasajes de la Escritura: Llorando sus pasadas vilezas, y postradas a los pie de Jesús, claro que tenían preferencia en el Reino, que un soberbio, engreído, y petulante fariseo, que hasta el final se empeña en ser tan o más justo que Dios.

¿Cuanto más abominable es la soberbia, que el pasado en el que todos podemos caer, y de hecho caemos? ¿Es que alguno de nosotros no tiene en su cajoncito algo de lo que no se enorgullece y que es tan difícil de sacar del armario?

Ya dice La Escritura: Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque. (Eclesiastés 7:20) Eso es incontestable, y si alguien dice que no es tal que así, en su interior sabe que no es tan bueno como aparece y a veces cree, y que ante hechos insólitos puede responder con otras aun más insólitas reacciones.

Y es que somos humanos imperfectos, y como dice San Pablo muy acertadamente: por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, (Romanos 3:23) Es así que todos somos reos de pecado, y como tales estamos desposeídos de La Gloria de Dios, que la da porque quiere, y ama a su criatura.

Así que una misericordia infinita, como es la de Dios, se compadece de quien habiendo recibido libertad para el bien, la empleó para el mal que tanto lo envilece y daña. De ahí que dijo Jesús: Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. (Juan 15:13). Él era humano y como humano supo comprendernos mejor que nadie pues poseía también la Unción divina.

De modo que no debemos confundir la tolerancia, con la misericordia que perdona. Por algo dijo el miso Jesús: Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. (Lucas 13:3 y 5)

Así que esta es una llamada a arrepentimiento y a la regeneración. El que tenga oídos para oír que oiga. Mateo 11:15 No diga después: ¡no oí!