sábado, 8 de octubre de 2011

CARTA AL SR. ARREGUI (DISCREPO)



Sr. Arregui ataca al obispo Munilla              

Veamos Sr. Arregui: Le conozco por sus escritos . Escribe bien, es famoso, y tiene sus ideas sobre lo que tiene que ser la Iglesia Católica. Creo que cuando se hizo sacerdote, prometió (tendido en el suelo) que obedecería al superior sin más averiguaciones, pues el estado eclesial de este, le permite a él, sea quien sea, ver desde una panorámica más amplia. Y simplemente porque es su superior.

Yo también tengo mis perplejidades, y sin embargo me parece que lo que se dice en la jerarquía de la Iglesia (la que sea) debe ser respetado. Si mezclamos el sentimiento nacionalista (todo lo respetable que se quiera) con la misión de la Iglesia Universal, el potaje está más que contaminado. Y realmente ensucia todo. No se queje tan dolido, que no es para tanto.

Su acto de desobediencia, Sr. Arregui, es inaceptable, y por muchos motivos no edifica a la Iglesia, porque da a muchos inocentes o necios, ocasión para que ande cada uno por ahí, predicando su percepción particular sobre los misterios de su religión. ¿Dónde está la humildad, la paciencia, y la esperanza de la resurrección?

Dios es Dios de orden, y no se persuade a las gentes que se puedan interesar por el Evangelio, por medio de las percepciones particulares, porque como se dice en otro lugar: entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada,  (2ª Pedro 1:20)

Por muy estimables que sean las formas de ver la misión de la Iglesia por su parte, Sr. Arregui, la obediencia es la mejor de todas. El mismo Cristo, quería que el Padre lo exonerara de los sufrimientos de la cruz y de la muerte, pero aprendió que la obediencia era la mejor forma de cooperar con su Padre Dios. Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. (Hebreos 5:7)

Usted puede elegir, como yo he hecho. Usted debe practicar la humildad y la renuncia al mundo, obedeciendo, y no sacando al público las faltas de su superior, con lo cual se descalifica a sí mismo. Le han dicho que se calle; ¡cállese! Lo que dice o tiene que decir, no es tan importante ni ha descubierto la pólvora sin humo. Teólogo de fama ¿y no sabe lo que es morir al mundo?

Yo también -y cualquiera- tengo mis opiniones sobre lo que se puede mejorar y lo que no, pero un servidor no ha jurado obediencia a hombre  ni institución, porque libremente me someto a lo que otros me dicen, y sé que es bueno. Algunas veces francamente mejorable, pero “el que la lleva la entiende”.

Los prelados tienen más responsabilidad, y cuentas más estrechas que dar en el día del juicio. Y por tanto, toda desobediencia y porfía deben desecharse, porque también a nosotros se nos pedirán también estrechas cuentas. ¿Y que pasa si se equivoca usted? ¿O es infalible? Si para usted no es el Papa, ¿Cómo puede pensar que lo es usted?

No quiera ser notorio, porque si era franciscano, no veo en que imita usted al fundador ni a Jesús, que sufrió toda clase de afrentas y contradicciones y calló como cordero llevado al matadero. No abrió su boca. Imítelo con paciencia, reverencia, esperanza de vida eterna, y fe.

Haga lo que debe, y no pretenda ser más listo que sus superiores. Eso es buscar el mundo. Y el mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (1ª Juan 2:7)

Todos tenemos nuestras formas de ver lo que hay en la Iglesia de Dios, “columna y baluarte de la verdad” y conocemos los fallos (propios de humanos) en ella, pero usted se ha pasado en mucho. A unos les parece que la Iglesia avanza lentamente, otros que demasiado rápido, y llaman al Papa “anticristo” (Lefebvrianos), con un descaro que ni una persona de denominación diferente, admite contra una persona, que se supone que es el referente de ellos. Y lo hacen desde adentro, y además invocando la más rigurosa ortodoxia.

¿Porqué la Iglesia de Dios ha de evolucionar si su mensaje es el mismo como dice la Escritura: Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. (Hebreos 3:8) Todo pensamiento propio, todo juicio propio deben desaparecer del cristiano. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. (Juan 12:24) ¡Muera usted al mundo! Arrepiéntase y humíllese un poquito, que le conviene.

¿No ve usted, Sr. Arregui, que está dando pábulo al mundo para usarlo a usted contra su propia Iglesia? Se ha convertido (a mi parecer, y con harto dolor y reverencia se lo digo), en un bigardo que cencerrea, libando de los aplausos de cada cual que se cree que sabe mejor que nadie lo que la Iglesia necesita.

Pido humildemente disculpas por mi atrevimiento, pero tal como usted, y sin estar bajo ninguna disciplina eclesial sino en la fe de Jesucristo, también tengo derecho a decir lo que pienso.

En Cristo  


 



Jose Arregui, teólogo franciscanoRetrato oficial del obispo