jueves, 29 de septiembre de 2011

COSAS DE D. JOSÉ ANTONIO PAGOLA (TEÓLOGO)

Dice textualmente D. José Antonio: La religión no siempre conduce a hacer la voluntad del Padre. Nos podemos sentir seguros en el cumplimiento de nuestros deberes religiosos y acostumbrarnos a pensar que nosotros no necesitamos convertirnos ni cambiar.

               Son los alejados de la religión los que han de hacerlo. Por eso es tan peligroso sustituir la escucha del Evangelio por la piedad religiosa. Lo dijo Jesús: "No todo el que me diga "Señor", "Señor" entrará en el reino de Dios, sino el que haga la voluntad de mi Padre del cielo"

Estas palabras de Pagola, supuesto católico, me hacen pensar en los miles o millones que se creen superiores a los demás, porque permanecen dentro de una iglesia y a la vez la socavan desde dentro. Y díganme ¿Quién es el que hace completamente su voluntad? Me recuerda un librito antiguo titulado "COMO SER CRISTIANO SIN SER RELIGIOSO".

Y mientras los que tienen cargo de pastores, partiéndose el alma tratando de hacerlo lo mejor que saben. Y si tienen faltas, ya tienen un Señor que es abogado de ellos ante el Padre, como lo es de nosotros mismos, del mismo material que ellos.

Pienso que Jesús, a pesar de los muchos reparos que tenía contra los detentadores del judaísmo religioso, no tenía inconveniente en acudir al templo a orar y enseñar. Con las personas de la clase sacerdotal, doctores, etc. que mostraban buena fe, no dudaba en juntarse y enseñar o discutir, oyéndolos, desde que tenía unos doce años. (Lucas 2:46)

Que era contrario a los abusos, era obvio en persona de su linaje divino. De ese mismo linaje somos nosotros los que le amamos: Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable (1ª Pedro 2:9). Por eso también abominamos de lo malo, dentro o fuera de la Iglesia, y no solo me refiero a la I. Católica. Y si además, nos miramos a nosotros mismos, mucho mejor.

Todas las confesiones están regidas por hombres, con las mismas lacras y naturaleza que todos nosotros. Los casos de apego al cargo por parte de los jerarcas de cualquier Iglesia, así como las desviaciones de los judíos, tanto sacerdotes como comerciantes del templo de Jerusalén, provienen de una deformada manera de concebir el oficio tan principal que se les puso o  ha puesto en las manos.

Si lo cumplen o no, es cosa de la que ellos han de responder. Jesús mismo dijo de los responsables del templo: Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. (Mateo 23:3). Y aquellos administradores no atendían a razones. La Ley era la Ley, y nada había que hablar de ese asunto.

Se me puede argumentar que Jesús los trató muchas veces de “hijos del infierno” y otros epítetos semejantes, lo que no hacía mucho favor a los que iban en su busca, con intención de atosigarlo y aplastarle. Por eso mismo les calificó con dicterios tan certeros, merecidos, y duros. Pero no por ser doctores, sino por su mala intención.

Esta oposición nos fastidia a todos los que, desde nuestra modesta formación, pretendemos dar a conocer el simple Evangelio de la Gracia de Dios. En el miramiento, análisis, y separación de lo que encontremos de malo en estas personas doctrinalmente, está nuestra misión.

Y también con respeto, y comprensión, a los que por causa de su cargo o la dignidad de tal cargo, creen que son superiores, cuando los más eminentes y famosos, deben de ser como niños en el Reino de Dios y su Cristo.

El Sr. Pagola, debe creer que todo el que se dedica a la función pastoral es una persona plena de taras espirituales y debe ser intachable, si no lo es, y que él si lo es. La aspiración es la perfección, pero… Él no tiene en cuenta las repercusiones que pueden tener sus tesis en el conjunto de la cristiandad.

Las decisiones que se tomen por causa de doctrina, conducta, presunción, etc. de los responsables en la Iglesia de Dios, tienen repercusiones enormes como ya nos ha demostrado la historia. Y así dice Pablo apóstol: Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. (Filipenses 3:15)

Él defiende un cabo de libertad, para hacer cosas dentro de la Iglesia católica, pero a la vez hace gala de un puritanismo no exigible a seres humanos, con su carga de depravación de la que participamos todos. Y si no hubiera depravación ¿para qué, la Gracia.