domingo, 22 de enero de 2012

ACLARANDO (un poquito) LO DEL RHINCHITES

 

El Rhinchites resuelve su nidito, como las abejas su colmena, por instinto, no por estudios ni por inteligencia adquirida. Un matemático puede resolver dada una curva, la correlativa envolvente; pero el problema inverso, eso es ya otra cosa. Sacar de la envolvente, la envuelta primitiva.

Este teorema, requiere una aplicación muy complicada de calculo diferencial peliagudo sobre la geometría, siendo la evoluta el lugar geométrico de los centros de curvatura de la envolvente; problema que demandó el genio de un Huyghens, más el criterio y los intentos de sus antecesores semifracasados.

Pues el bichito (un escarabajito pequeño) lo resuelve desde que es escarabajo. No es tan difícil comprobar que esta habilidad no ha sido programada por él, sino que la lleva impresa desde siempre. ¿Por quién?

Usted puede que no crea en el Dios cristiano o en el Yahvé bíblico, o conciba a Dios de manera distinta a los cristianos, pero ha de reconocer como cualquiera, que esta extraña habilidad no es aprendida ni inculcada. Viene ya en el “paquete” Y eso lo ha tenido que hacer una inteligencia superior que nosotros llamamos Dios.  

Tal como el hecho muy conocido del aprovechamiento matemático de las abejas mediante los hexágonos de las celdillas. ¿El azar, la casualidad, la necesidad? A mí, personalmente, y sin darme mucho que pensar, me resulta más fácil creer en la teoría creacionista, que la “mecanicista y evolucionista”.

Darwin, al que muy pocos han leído, -nadie que yo frecuente-habló de otro tipo de evolución, que es la de la adaptación al medio; las condiciones climáticas, etc. Esto es largo de desarrollar. Me conformo con su más elemental comprensión.

El ponía el ejemplo de la perdiz ártica, que había evolucionado al color blanco a partir de mucho tiempo sobre la nieve. Eso es adaptación de las especies al medio donde viven, y no evolución. Sigue siendo perdiz, blanca o de color. Perdiz.

O la de los Boers, que eran holandeses y también alemanes, etc. que cuando pasaban por unas cuantas generaciones en África, tenían casi un aspecto negroide, siendo de raza aria. Ojos claros, tez blanca, pelo hirsuto, y rubios en su mayoría. Ahora, algunos pueden ser confundidos con mulatos.

El motor ya estaba dentro de la máquina, y no al revés. Los pájaros no vuelan por la necesidad; es que vuelan desde que son pequeños; los corzos, las liebres, ratones, etc. quisieran volar también para escapar de sus depredadores. Yo también. En cambio dice Dios en un lugar de la Escritura al mar: Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, Y ahí parará el orgullo de tus olas. (Job 38:11)

Como esto se trata de comentarios, y no de la construcción de un grueso libro proponiendo una nueva teoría, yo simplifico mi fe, haciendo abstracción de los libros (casi todos religiosos), que demuestran la existencia de una fuerza creadora superior.

Esta hace que los sexos se complementen tan maravillosamente, ¿No le extraña usted una evolución paralela tan perfecta entre los órganos genitales de todos los animales? ¿Y el amor de los padres y madres por su hijos, sea algo que aun nos sigue maravillando a pesar de ser algo tan corriente en personas y animales?

Como no menciono nombres, me permito enviar estos razonamientos a mis correspondientes en la red. Espero en sucesivas ocasiones, si lo ve bien, exponer esto, y si desea, sus argumentos en la misma red. Hay un lugar para los comentarios.

CREACIÓN VERSUS EVOLUCIÓN




 
Siempre que tengo que repetir las cosas me encuentro un poco incómodo. Sea, por beneficio de todos. Yo no soy teólogo, ni me hace falta para un asunto tan simple.

Yo no sé si por su forma de pensar es usted agnóstico o ateo, y ni lo sé dirimir. Considero (y digo considero, yo) que el ateo no existe. O no lo ha pensado, o es más tosco que Pichote.

Ha de ser una persona poco pensadora (supongo), para no darse cuenta de que, tanto el mini universo más allá de lo microscópico, como el macrocosmos, más allá de lo que podemos imaginar o dimensionar, están realizados con el mismo material, y funcionan con matemática exactitud.

Ahora, científicos de la mayor talla, coinciden en aceptar que todo está hecho del mismo «material». Átomos, y quasares, etc., son los materiales de que está compuesta la materia del universo «conocido». En, definitiva de luz.

Es decir que, cuando La Escritura dice que somos luz, no se equivoca en nada. Por eso la creación se comienza, cuando en el libro de Génesis se dice que Dios antes que nada mandó: Hágase la luz: y fue hecha la luz. (Génesis 1:3).

Porque claro el asunto del Big-bang ya no cuela, sino al vulgo porque le han dicho eso, como podrían haberle dicho otra cosa. ¡Que se le ha dicho! Hay que volver al siempre fácil ejemplo del reloj.

No hay reloj sin relojero, ni libro sin compositor. ¡Hombre! me podrá decir: eso está muy repetido. Pero más repetido está lo del big- bang (¡que nombre tan gracioso! dicho sea de paso), y eso se repite en hogares, escuelas, universidades.

Hasta en el llamado «mundo científico» se pondera tal teoría que solo con echarle la vista encima se ve absurda por no decir más. Parece mentira que “sabios de talla” sostengan todavía la Evolución confundiéndola con la adaptabilidad al medio.

Y nadie dice ni pío. Después saldrá otra teoría que, como se acostumbra a decir,  invalida la anterior porque estamos «ante nuevos descubrimientos»

Decía Einstein, y más gente científica, discípulos o no, que el hombre no creaba ni inventaba; solo descubría. ¡Y hay tanto que descubrir! Por ejemplo ¿Qué sabemos adonde termina el Universo? Cuantos planetas existen? Porque decir que hay no sé cuantos millones es fácil, porque nadie lo puede comprobar. De manera que todo son “teorías”

Por tanto yo, pequeño pensador, solo puedo decirle que, para mí, es más fácil (prescindiendo de ciencia o religión), aceptar que una mano poderosa mueve los hilos de las trayectorias de los planetas, galaxias, y hasta de los átomos que componen la más ínfima ameba: Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. (Salmo 19:1).

Por lo tanto, cuanto dice Monod en su libro «Le hasard et la necesité» (El azar y la necesidad), también queda desmontado Son muchas casualidades y misterios que componen la creación en el orden material, y figúrese en el espiritual. En otros aspectos dijo cosas importantes, pero en lo que respecta a lo que nos referimos falló estrepitosamente.

El Rhinchites (un pequeñísimo escarabajito) forma su nido a partir de la evoluta, cosa que no se había conseguido por el matemático Huyghens hasta 1675, en una meritoria labor basada en el comportamiento del Rhinchites al formar su nidito.

El problema no puede ser más arduo, ni la resolución más admirable; un problema de cálculo diferencial e integral. Pregunte a los matemáticos, y ya verá lo que le dicen. En la siguiente entrega se clarifica este asunto del Rhinchites.