domingo, 11 de diciembre de 2011

PARANOIA PARTE 1ª CHICAS

 

Enfermedad del alma y de la sociedad.

Uno de los problemas más difíciles de encarar en la vida matrimonial -y que es causa de un porcentaje altísimo de divorcios- es la continua inculcación maliciosa que se les hace a un innumerable contingente de mujeres (en España a casi todas), jóvenes normales que viven su vida tranquila y apacible (con sus altibajos naturales).

A estas se le inculca la especie de que no están sacando el provecho que ellas merecen en un ambiente moderno, que no debe pasar (según la inculcadoras) por ser ama de casa, sino una mujer tipo televisivo que, por lo que ellas dicen, no tiene por qué dar cuenta a nadie de su vida. Y aunque en reducido porcentajes existe como la de los varones que más adelante explicaré.

«Naturalmente esta libertad cuesta cara (le insisten), pero ya nos hemos hecho cargo del tema y hemos conseguido y conseguiremos que el varón, comodón y alegre, se convierta en pieza de caza para nosotras.”

“Para ello hemos establecido bajo fuerte presión con la coartada del feminismo y sus justas reivindicaciones, que las leyes te protejan de todo perjuicio, si de veras te lanzas a esta magnífica aventura de tu total emancipación y compromiso, de la sociedad y la familia.»

Este es, más o menos, el “razonamiento” que se les inculca machaconamente, hasta que la pobre mujer une a las naturales decepciones de cualquier vida, la sensación de que pierde el carro de su vida personal y se pone en marcha adecuadamente aconsejada.

Para obtener esa libertad tan deseada desde dentro, y tan decepcionante en la práctica, destrozan lo que se les ponga por delante (familia, hijos, marido, padres) y se lanzan a ello con fanatismo imparable.

De esta forma adquiere, reforzada por estas decepciones anteriores y posteriores y el continuo machacar de sus colegas, una personalidad paranoica que hace de su vida un martirio constante y una pesadilla, que también hace padecer a todos lo que viven en su entorno. Es la tragedia de la mujer moderna que sucumbirá, quiera o no y según sus convicciones y carácter, antes o después.

Y será bien difícil que se pueda sustraer a estas influencias, debido a su natural predisposición. Todo el mundo tiene sus razones, y esta clase de mujer, tan abundante hoy día, también las tiene. Equivocadas y perniciosas, pero son sus razones, para ella sagradas y perfectamente diseñadas. Razones de ventajista y camorrista.

Es una desdicha para ella y los demás, pero como no es algo tan extraño y es asumido por una sociedad que lo fagocita todo, malo o bueno, continúa funcionando y causando los males que explicamos también a continuación. Males para ellas, para sus familias y para toda la sociedad, que ya se está alarmando de las veleidades que se le imponen sin motivo justo y pertinente.      

Así, esta mujer padece una perturbación del juicio, y/o problemas de aberración de la razón. En la lengua inglesa y concretamente en el diccionario de Webster este término significa: por una parte una psicosis crónica, delirante, sistematizada y sin alucinación, y por otra parte una tendencia natural por parte de estas personas a la sospecha, a la desconfianza y a la megalomanía secreta o manifiesta. Continuará.