sábado, 22 de septiembre de 2012

HOMEOPATÍA "CIENTÍFICA"




Con curiosidad he leído los comentarios de una web, que asegura que la homeopatía científica solo es una ficción. No me parecen una “joya de la ciencia”. Las gentes no conocen el efecto de las diluciones y la ciencia homeopática que, ciertamente, se encuentra en pañales, pero que ya muestra su efectividad en las aplicaciones actuales.

Sé que si doy a mi nieto, (que esta distraído jugando) unas cuatro bolitas  de Baryta Carbónica, a las dos horas, no tiene irritación ni dolor en la garganta. Si tengo tos por causa de mi asma, me tomo cuatro pastillitas de Alium 30 DL, que dejo disolver en la boca, y a los cinco minutos ya se me fue por una larga noche.

Pongo estos dos ejemplos, porque me parece que la observación es importante para la ciencia, y empíricamente se pueden encontrar logros científicos que complementen a los ya conocidos. Ciertamente que no es una ciencia muy avanzada, pero el principio ya es vigente y no se puede negar con argumentos pseudo-científicos.

No hay porqué poner la medicina alopática contra la homeopatía, pues son complementarias y en cada momento se puede elegir entre ambas dependiendo de la afección de que se trate. Una infección, hoy por hoy,  no se quita (que yo sepa) con homeopatía, pero sí una serie de pejigueras, y contribuye a veces  enormemente a reforzar la salud.

Como en esto hay controversia, yo me remito a la experiencia y andando. Cada cual que piense como quiera. Sé que el número de Avogadro indica que, cuando se hacen determinadas diluciones de un elemento en agua o alcohol, llega un momento en que la sustancia original desaparece.

Hahnneman demostró que aun sin la existencia teórica de tal elemento, su eficacia para producir su efecto permanecía. De tal manera, que cuanto más era el número de diluciones más efectividad producen en el cuerpo humano. Algunos dicen que científicamente esto es imposible, de la misma forma que antes de Avogadro se decía algo muy distinto del número que este científico desarrolló.

A los que quieren desvirtuar estas premisas, (mencionadas bastante burdamente no soy científico), puedo decir que cuando una dilución se aplica a un animal, este cura: A los animales les traen sin cuidado las cosas científicas. Los niños curan, aun cuando se les dice que solo abran la boca.

Como esto suele hacerse en granulitos de azúcar, les resulta agradable, y lo toman sin advertir si es un caramelo o una medicina. Y les hace efecto. Para mí, eso vale. La “ciencia” debería aplicarse en estos descubrimientos y no hacer tanta literatura adversa a este principio de la medicina.

Como a Ramón y Cajal, también a este le ponen pegas y en algunos casos vergonzosas refutaciones sin base. La palabra átomo significa “indivisible” y vemos que no es así. Hasta este descubrimiento la “ciencia” decía otra cosa muy distinta de lo que hoy dice. Y es que la ciencia es muy especulativa, por arrogancia y tozudez.

Y si como dicen se trata de un “placebo” les digo: bienvenido este tal “placebo” si cura sin dolor y sin efectos contraproducentes. Esto digo, porque no se producen que yo sepa. Sin embargo leemos en cada folleto de cualquier medicina, los efectos adversos, las contraindicaciones, incompatibilidades, etc. que casi disuaden de tomar el medicamento a causa de estas dificultades.