lunes, 11 de julio de 2011

REGALO DE DIOS


Todo, y digo TODO, lo que hacemos esta trufado de vanidad y soberbia, aunque creamos que hacemos alguna cosa de mucho mérito. Esto acompaña el hombre toda su vida. Es el "hombre viejo" (Romanos 6:6) de que habla San Pablo.

Por eso dice el Señor…. ¡velad, para que no entréis en tentación! (Mateo 26:41) Y es que somos tan flacos que solo revestidos del poder de Cristo podemos hacer algo útil.

Y cuando lo hacemos nos viene otro cubo de agua fría, para que no nos lo creamos, cuando Jesús dice  siervos inútiles… lo que teníamos que hacer… (Lucas 17:10) ¡Y eso cuando lo hacemos!  Que habría que verlo. ¡Qué necesitados estamos de la misericordia de Dios! ¡¡¡¡¡¡No sabemos ni de lejos lo bueno que es!!!!!

Son estos,  unos breves comentarios que he hecho a un buen amigo, que escribe sobre asuntos espirituales. Y es bien cierto que muchos de nosotros creemos que somos algo, porque en la Iglesia, en las reuniones y fraternidades, etc. destacamos por nuestra labia y ¿porqué no, en espiritualidad o alcances teológicos? De todo hay.

Pero esas alturas teológicas algunas veces más bien estorban que ayudan a la edificación de la Iglesia, porque muchos más inferiores en alcances intelectuales o en comprensión, en lugar de ser edificados, son confundidos.

Los matices en las materias no son bien comprendidos, y de ahí las rústicas predicaciones de algunos, que enganchan a los espectadores, y los llevan por caminos que no son exactamente los que quiere Jesús para los suyos.

Por supuesto que no es de despreciar el genuino amor que a Dios y a su Cristo tienen algunos. Es algo maravilloso para toda la Iglesia. Pero hay un camino y este es estrecho y angosto (Mateo 7:14). Lleva a la Vida y es el único sendero que se debe tomar por la Iglesia de Cristo, de la que El  es cabeza y rector.

Sus palabras son suficientes para marcar un camino segurísimo de salvación y regeneración en paz y en armonía. Es por eso que se dice en La Escritura: ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, Y baja hasta el borde de sus vestiduras; Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sión; porque allí envía Yahvé bendición, y vida eterna. (Salmo 133:1,2,3).

Existe una gran preocupación y hasta alarma, cuando se contempla como en una misa o culto evangélico, etc. no acuden sino mayores; la s chicas y los chicos, mas bien acuden por la oportunidad que tienen de formar parte de un club, en el que lo pasan muy bien unos con otros. De forma cristiana muchas veces, y eso es bueno, pero la alarma es general.

Si se miran las cosas desde el punto de vista terrenal, la ausencia de gente en las iglesias es natural que produzca zozobra. Sobre todo a los responsables, que a fin de cuentas viven de lo nutrida que sea la congregación.

Si se miran en el Espíritu, lo numerosa que sea la congregación no cuenta, sino la fidelidad de esta a los preceptos, y al amor que se le debe a Nuestro Señor. Hágase así, y lo demás no importa. Cristo velaría por su Iglesia fiel y verdadera.

Como Tú quieres

Soneto con estrambote


Es ser muy obediente y ardoroso,

Como quieres, Jesús, a los que amas,

Y no gustas de imprecaciones vanas,

Sino solo mirar a ti afanoso.



De nada le valdrá correr ansioso,

Al ser sobre el, que amante, tú derramas

Sobre su alma y su mente santas llamas,

De amor y compasión, tan abundoso.



No aceptas al pedante o vanidoso,

Sino solo al humilde y entregado,

A tu amor en la fe que ya le has dado.



Con agrado sincero y generoso,

A todos nos convidas a tu lado,

Y eres para el Padre el abogado.



Tranquilo y abrigado

En tu gran salvación y acreditado,

Me presento ante Dios limpio y confiado