domingo, 27 de marzo de 2011

RELIGIÓN Y DEMOCRACIA



¿Su religión es la Democracia? ¿No se habla de los “iluminati”, de los poderes ocultos, del capital, del imperialismo, etc.? ¡Claro que se puede escribir de todo, si es contra la religión! Escriba usted sobre un político notorio, diga de él las mismas cosas y se le cae el chaleco. Eso no es ser equitativo.

La religión cristiana no comporta la conversión automática a Dios, pero ayuda a formar gente en la honradez, en el trabajo, y respeto a los demás. Ya es un logro, que no se ve en otros pensamientos. Y el que sea llamado, puede elegir ya instruido.

¿Sabe quien ha hecho que la esclavitud acabe? ¡El cristianismo! ¡Oh Cielos… pues es verdad! En cuanto a lo que dice de la religión, y que no hay democracia dentro de ella, a mí me interesa más mi relación personal con Dios que otra cosa. Cada cual con sus cosas, y respeto para las acciones de otros, y más aún si son positivas y benéficas.

Enseñar a los jóvenes a lo que agrada a todo el mundo como la cortesía y los comportamientos, es una labor maravillosa comparada con la cual las otras formas de enseñanza se muestran como repugnantes a todo hombre de bien. Y eso, simplemente, es lo que hacen los colegios cristianos.

A nadie gusta la calidad de lo que hacen hoy un porcentaje enorme de chicos, malamente enseñados y aconsejados; a veces obligados. Prefiero que un chico o chica esté en una misa, culto evangélico, acto cultural de verdad, etc. que en un lugar donde se cometen los más nefandos actos, que traen enfermedades y conflictos para los incautos chicos adoctrinados para el vicio y la molicie.

La religión (creo por su escrito que se refiere a la católica), tiene una herencia de dos mil años, y eso es lo que hay. El que quiere va, y el que no se queda fuera. Pero tienen derecho a que se les deje hacer su obra según tienen como orden inmutable, porque no perjudican sino auspician toda clase de buenas obras.

Los cristianos de otras confesiones, hacen una labor de convivencia y caridad, tal como corresponde al legado espiritual que les fue entregado. Los dimes y diretes entre ellos, son cosa suya. No ofenden a nadie, si consideran que así es como hay que hacer las cosas. Mientras no lo hagan agresivo para nadie ¿por qué no van a tener la libertad de hacer las cosas como les plazca como hace todo el mundo? Vea que le hablo como desde fuera.

Lo que nos imponen los políticos es OBLIGATORIO, cosa que no pasa en la religión cristiana, de cualquier denominación ortodoxa, protestante, católica, etc. Y mantener misiones caritativas, leproserías, hospitales etc. no se hace sin medios.

Usted acude a una iglesia cualquiera, y mientras no haga algo indebido le acogen como uno más, y puede recabar los servicios del clérigo a la hora que quiera, sin costo alguno y sin rezongarle, siempre que sea para algo que no sea una estupidez.

¿Sabe quien le da de comer a los necesitados, en sus comedores servidos por voluntarios cristianos? ¿Sabe que hasta ahora también han suministrado medicinas, ropas, y hasta colchones, etc.? Entérese, verá como se convence. Los católicos con Caritas en toda España, y los evangélicos, en Misión Urbana y mil lugares más. Y por todo el mundo.

Y qué a mí, si hay clerigos venales o pederastas (suenan tanto sus desvíos, porque se exige que sean ejemplares), y pastores más o menos incapaces o viciosos; por algo será que se les exige que sean modelos de conducta.

Creo que sus enfoques no están bien dirigidos ni planteados

TESTIMONIO DE BRENDA





Testimonio de una mujer de la secta Amihs, para mí conmovedor; quiero compartirlo con los demás amigos.



A veces me preguntan por qué uso el velo. Permítanme explicarles la razón.

Lo que uso en mi cabeza es conocido como un «velo».


Tal vez a ustedes les extrañe saber que el velo no trae su origen de los que hoy lo usan. Durante siglos, las mujeres se cubrían la cabeza como símbolo de sumisión, pero esta costumbre se ha ido perdiendo a través de los años.


Más recientemente, muchas mujeres lo han usado solo cuando asisten a un culto. Hoy en día son pocas las iglesias que todavía lo usan.
Aunque las costumbres populares han cambiado, el significado bíblico queda, y las bendiciones de usar el velo son muchas. La base bíblica de esta costumbre, se encuentra en 1ª Corintios 11; 1-16. El velo que usa la mujer cristiana, es un símbolo del orden de autoridad que Dios estableció en la sociedad. Permítanme explicar.

EL ORDEN DE LA AUTORIDAD DE DIOS.


Dios creó al hombre y la mujer con igual valor; sin embargo existen marcadas diferencias entre los dos. (Gálatas 3:26-28). Debido a estas diferencias, y como resultado de la caída de los hombres en pecado, Dios estableció un orden de autoridad. Cuando se respeta este orden, la vida es menos complicada y las diferencias entre los sexos se complementan.


Este bello orden de autoridad se ve en 1ª Corintios 11:3: «Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo». En este bello pasaje, «cabeza» puede traducirse también por «autoridad». Cristo es la cabeza, o la autoridad sobre el hombre. Pero aunque Cristo ocupa esta alta posición y es también parte de la divina Deidad, Él se somete a la autoridad de Dios Padre. (Juan 8: 16, 14,28; y también Marcos 13:31-33).


De la misma manera, el hombre y la mujer ocupan posiciones de igual importancia, pero Dios estableció que la mujer se someta a la autoridad del hombre. Las casadas se sujetan a la autoridad de sus maridos. Las solteras se sujetan a la autoridad de sus padres, o sus líderes espirituales.


¿POR QUÉ DEBE SOMETERSE LA MUJER?


Usted puede preguntarse por qué la mujer debe someterse y por qué el hombre debe tomar el liderazgo. La respuesta se basa en dos razones. Primero, la mujer fue creada con el propósito de ser la ayuda idónea del hombre (Génesis 2: 20-23). Ella fue tomada del costado del hombre para ser su compañera, amorosamente envuelta en su protección y liderazgo. La mujer fue creada para ser, la «gloria del varón»; fue tomada «del varón» y «por causa del varón» (1ª Corintios 11:7; 9).


Segundo, cuando Eva cedió a la tentación y luego sedujo a Adán a hacer lo mismo, Dios pronunció una maldición sobre la serpiente, sobre la mujer y sobre el hombre. Sobre los tres. Cada uno tenía que llevar las consecuencias de su pecado (Génesis3:14; 19).


El resultado fue que el hombre tiene que trabajar esforzadamente con la naturaleza que está sujeta a la degeneración, las plagas y la muerte, para proveer por sí mismo y por su familia. Como resultado de ese primer pecado, la mujer tiene que experimentar el dolor agudo de los partos, y sujetarse a su marido. (Génesis3: 16; 1ª Timoteo 2:9-15; Efesios 5:23; 24).


El plan de Dios no hace dictadores ni esclavas.


Los pasajes bíblicos que tratan de este orden de autoridad no dan lugar a que los esposos o padres sean tiranos, ni que gobiernen sobre su esposa o hijas sin respeto. Al comparar estos pasajes con otros (Efesios 5: 21, 25, 28; y 1 Pedro 3:7), entendemos que la intención de Dios es que el hombre provea un liderazgo tierno, amoroso, y sin opresión.


Se ha dicho que la autoridad no es el derecho de enseñorearse sobre alguien o algo, sino la de hacerse responsable de esa persona. Cuando el hombre se hace responsable, la mujer encuentra seguridad, y la oportunidad de desarrollar su máximo potencial.


Lamentablemente hoy en día muchos están disconformes con este orden de autoridad y lo desprecian. Los hombres se han despreocupado por su autoridad o han abusado de ella. Las mujeres dicen que se sienten menospreciadas y privadas de la vida.


Las mujeres «liberadas» han cambiado su posición de honor, dada por Dios, por lo que llaman la «igualdad independiente». Para lograr estas nuevas libertades, han sacrificado su lugar de protección bajo la autoridad del hombre. Los versículos 11 y 12 de 1ª Corintios 11, advierten en contra de esta actitud independiente.


El plan de Dios es que el hombre y la mujer sean interdependientes. El marido que pone el liderazgo y provee por su esposa, y la esposa que se somete y apoya a su marido, son los elementos esenciales para edificar familias fuertes y felices. Las familias fuertes, a su vez, producen iglesias fuertes y afectuosas, y una sociedad sana y solidaria.


Por el contrario, cuando los maridos descuidan su deber de poner el liderazgo, y las mujeres rechazan esa autoridad, la familia se deteriora, y como resultado la sociedad experimenta los males sociales. Los hombres y las mujeres se dan cuenta de que la misma libertad que buscaban los esclaviza, y sus hijos sufren las consecuencias.


Fin 28/11/98
«Testimonio de Brenda» ha sido recogido del boletín de la Revista la Antorcha de la Verdad, de Costa Rica. Con este tema se ha construido el presente trabajo contando con el correspondiente permiso de esta publicación.

Rafael Marañón.
GRANADA
Lunes 11 de Enero de 1999.