sábado, 4 de febrero de 2012

HABLANDO CLARO DE PREDESTINACIÓN (1)

 
¿Quién previó y dispuso estas cosas? ¡Dios Padre!  

Como es relativamente fácil tildar a una persona de lo que uno quiera, arriesgándose a que la justicia le defienda, muchos me escriben con picardía y reticencia, diciendo que soy calvinista. No soy calvinista, ni luterano, ni me identifico con toda la materia de la Reforma protestante que es tan diferente entre ellos.

Estas cosas me atraen por lo que pueden tener de bueno, y me producen repulsión en lo que noto que ya no son tan rectas. No quiero ser intolerante y no juzgo a nadie, sino que voy por el camino del Espíritu de Cristo que es la mejor guía para cualquiera. Faltas cometemos todos.

Es bíblico el versículo que dice: pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama),  se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí (Romanos 9:11, 12, 13).

En estos versos se deduce que Dios no está sujeto a otra justicia que la suya, y todo lo que hace lo realiza con un propósito que para nosotros es un enorme misterio. Unos nacen cojos, y otros corren como gamos. Unos nacen ciegos, y otros tienen la vista de águila, y así todo. A Dios no se puede atribuir despropósito alguno. (Job 1:22)

Cristo dijo a los discípulos que se alegraban mucho de su audacia al seguir a Jesús: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros… (Juan 15:16) y efectivamente Dios elige todo cuanto ha de suceder en su Universo. Ni la mayor galaxia ni el menor átomo está fuera de su control. Tendré misericordia de quien yo quiera tener misericordia. (Éxodo 33:19)

No hay que hacer nada más que contemplar las obras de Dios en la Tierra, y levantar los ojos al cielo, para quedarse mudo de asombro por su existencia y armonía. Se desarrolla tal y como quiere el Creador, y se aquieta cuando recibe la orden de quedarse como está.

Creo que cuando se recibe la unción, por medio de la elección y llamamiento del Espíritu Santo, no hay nada que objetar. Es bueno leer y estudiar la asignatura de la salvación, y sobre todo este llamamiento mencionado, llama también a la entrega para hacer la voluntad de Dios.

Es pues aplicable aquí sin entrar demasiado en honduras el versículo que dice claramente: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Romanos 5:8) De todas las razas, pueblos y sexo escogió Dios a los que habían de salvarse.

A los israelitas eligió y amó, y a los egipcios aborreció: No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Dios y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Yahvé Dios os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Dios con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.

Estos versos y muchísimos más conocemos todos, y demuestran la absoluta soberanía de Dios. En el siguiente artículo, veremos las consecuencias prácticas en nuestra vida de esta elección de Dios.

Seguirá D.M.

AMDG