miércoles, 14 de noviembre de 2012

SI EL GRANO DE TRIGO NO MUERE…




El señor José Arregui, vuelve siempre por el camino de cabras que él mismo se ha diseñado. Se confiesa que no es ni clérigo ni laico. No es de estos… ni de aquellos. Y fundamenta su tesis (que no es otra cosa) en una serie de pasajes bíblicos que no respaldan en absoluto su forma de pensar y de escribir.

Él se ha exclaustrado porque le cuesta obedecer, y se siente alguien especial que ha descubierto la pólvora sin humo de la religión. Y no quiere ser laico porque ese concepto está en contra del concepto clérigo. Y se leen palabras contra el obispo Munilla: Paranoia, prepotencia, irracionalidad, ignorancia, imprudencia. (Sic) 

Al fin y al cabo (párrocos, pastores, oficiales, obispos, etc.) son los que mantienen la chispa del Evangelio de mejor o peor manera, y son los que se trabajan el cargo a modo; los que juntan todos los días, llueva o arrase, a los feligreses.

Estos últimos, son unos más espirituales que los otros y tal. Todo eso está contemplado desde hace siglos, pero como decía un elemento que acudía a la Iglesia (templo) cuando le preguntaban porque iba dos o tres veces cada día, no respondió que a orar o a descansar el alma o la mente, (que también), sino que contestó más o menos: voy porque quiero que todos sepan de parte de quien estoy.

Y me pregunto ¿de qué parte está el señor Arregui, aparte de él mismo? En un largo artículo desgrana una marea de versos bíblicos como cualquier militante anglicano o protestante, del que no se diferencia en nada, sino en que el evangélico o protestante (como se suele decir), acata un liderazgo malo o bueno, y se siente iglesia, aunque no esté muy de acuerdo con la conducta o doctrina secundaria del que ministra. En eso puede haber error en buena intención, y basta con tener una opinión distinta de tal líder.

Y menos aún el que se confiesa católico, Es o no es, pero no lo es a medias. Precisamente el que está bajo voto no puede atreverse a injuriar a un superior que es su obispo y su superior. Si esto es lo que propugna Arregui que no cuente conmigo. Estoy en desacuerdo. Hay que ser nadie, si quiere uno ante Dios ser todo.