jueves, 17 de mayo de 2012

ANDANDO EN LA NEGRURA


Andando en la negrura de de una vida perdida,
No respeté tu nombre ni amé tu grandeza,
Ignorante marchaba por la senda torcida,
Enfangado y sin rumbo en mi torpe vileza.

Como tema de risa de tus cosas hablaba
Y cual bestia sin brida sin temer ni pensar,
De tu nombre bendito con descaro burlaba
Y en mi estulta jactancia no te quise escuchar.

A mis nubes sombrías entre altivos denuestos,
Con resuelta insolencia las osaba retar,
Pero vino la angustia de mis días funestos,
Con sus crueles tormentos, y el sufrir y el llorar.

¡Seré siempre dichoso! me lo debe la vida;
Mi inquietud, con soberbia, intentaba auyentar,
Soportando rugientes en mi alma afligida,
Las secuelas horrendas de mi absurdo bregar.

Tus amantes palabras sedujeron mi alma,
Aquietaron mis penas, me volvieron la vida;
Con brillante esperanza me trajeron la calma
Y sanaron potentes mi temor y mi herida.

Me volví de mis pasos aturdidos y yermos,
A tu dulce llamada acudí con anhelo;
Me curaste los pies ateridos y enfermos,
Y entendí porqué hablabas, de Verdad y de Cielo.

El milagro de vida y el poder de tu amor,
A mi ser apaciguan y lo colman de gozo,
Aventando por siempre el pesar y el clamor,
Cobijando mi alma en tu ansiado reposo.