martes, 9 de octubre de 2012

IGNORANCIA Y FE

  


Siempre se ha hablado de la firmeza de las convicciones y d las caídas propias de nuestra naturaleza caída. Sobre todo se ataca a los cristianos que luchan por la integridad personal y por la justicia social. Se acude a las mil contradicciones, y una vez que se encuentran, en fallos humanos en todos los ámbitos de la vida cristiana se critican agriamente. Desde el Papa al menor de los monaguillos.

Cuando un tipo se mete en un confesionario, o un hombre de Dios acude a las tres e la madrugada a intentar consolar a las familias del que ha fallecido, no es cosa que se tenga en cuenta. Con la inmisericordia más vil, se encausa a estos “héroes” que luchan y padecen las inclemencias de la vida ordinaria de las gentes, encarnándose en sus problemas y sus ansias de eternidad.

Recuerdo a un crítico de toros, de hace ya cuarenta o más años, que cada vez que hablaba de la lidia “ordinaria”, tenía que aclarar que era la lidia corriente o lidia sobre el suelo, y no sobre caballos.  Y es que había gente que como pude comprobar yo mismo, en su ignorancia gramatical confundía el significado de las palabras de forma que yo tenía que contener la risa, pero que implicaba unas ideas en sus mentes de algo feo y sucio.

En un pueblo cercano visité a un señor interesado, pero que ponía como pega y obstáculo para tener por buena la Biblia que manejaba, que en las cartas de San Pablo decía el “hermano Sóstenes” que él creía que era una palabra que significaba “sostenes” de las mujeres. Y argüía que La Biblia hablaba a veces de forma muy “ordinaria”.

Y miren por qué clase de asunto, tenía el hombre sus honradas objeciones.  De esto hace unos cuarenta años, y por supuesto no todo el mundo estaba en condiciones de leer la Biblia con conocimiento. Hay bastantes que saben, y su necia intención es peor que la ignorancia del pobre que quiera saber de Dios.

Todo esto lo escribo, porque los que se dicen ateos echan mano casi siempre a lugares bíblicos, donde puedan poner algún obstáculo a su lectura llana y sencilla. Naturalmente, “morir a espada”, no es literalmente morir de una estocada de espada, sino como algo más aproximado cuando se dice “el que a hierro mata, a hierro muere”.

Tal ve estos ateos, no entiendan como el diluvio se llevó a una generación pecadora y rebelde contra Dios, simplemente porque el autor de una cosa tiene plenos derechos a esa cosa. La humanidad es Creación de Dios por todos los métodos que se quieran aportar, pero Él puede hacer vivir y morir a los que son de su autoría y propiedad.

Nadie tiene la culpa de la baja cultura personal de algunas personas que, por otra parte, bien podrían acudir a donde se explican estas materias, y donde pueden preguntar si alguna duda les queda. Lo importante, es dejar de hacer juicios de valor sobre materias tan espirituales con criterios comunes y carnales. Y ¿Quién no es ignorante sobre alguna materia?