miércoles, 13 de abril de 2011

UNA DE MIS PERPLEJIDADES.- CON LA HUMILDADQUE REQUIERE LA MATERIA




No deis lo santo a los perros,
ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos,
no sea que las pisoteen,
y se vuelvan y os despedacen.

Como yo soy «muy listillo», siempre pensé que Jesús o el relator de esta frase que encabeza este comentario se habían pasado, porque era algo muy cruel y me parecía demasiado extremista esa actitud. ¡«Y es que soy tan bueno»! Ya veis, amigos y hermanos, bastante mejor que Jesús. ¡Hay que ser borrico! Mi buenismo, me llevaba a rechazar de alguna manera este texto. Y durante años ha sido así

Después me di cuenta de que me estaba pasando yo, y desmesuradamente, en mi independencia de pensamiento. Siempre he encontrado mucha oposición y más agresividad en mis correspondientes o en mis interlocutores, cuando hablaba de las cosas relativas a la piedad. Cosa asaz buena, porque daba testimonio de que las palabras que son de Dios, no casaban con el pensamiento humano pecador y rebelde.

Y me dije, que la razón (como siempre) la tenía el texto con que abro este trabajo, pero que no debería mencionarlo porque sería algo así como una falta contra la sensibilidad de mis interlocutores; todo para llegar a la conclusión de que algo que la Biblia dice no debe ser ocultado, y que cada texto de La Palabra es por sí solo operante por el Espíritu Santo de Dios.

Como son impresiones mías, puede que en estas cosas yo ande muy equivocado y que las cosas deban ser de otro modo más matizado de cómo yo pienso, pero de alguna manera he de compartirlo con mis hermanos y con el que, no siéndolo espiritualmente, es simpatizante u opositor que siempre tienen algo que decir.
Y este algo que decir, unas veces es por objeciones racionalistas que se hacen, y otras por rechazo frontal a todo lo que tenga que ver con la vida de Dios, manifestándose de una forma agresiva y hasta insultante y vacía de contenido, siendo sus argumentos lamentables y sustituida la racionalidad por palabrería y muletillas fuera de contexto y de lo más atrabiliario.

Ya me he caído de la higuera (con qué dificultad, Dios mío), y ya me he puesto a hablar de estas cosas, porque quiero que todos comprendan mis actitudes que a veces pudieran ser erróneas, y más resultado de mis querencias o pensamientos que de la Palabra de Dios. Y otras porque se ajustan a lo escrito y enseñado por personas más informadas que yo, aunque le verdad desnuda es la regla que informa mis pensamientos y mis palabras.

Así pues, creo que las personas (por las que siento un gran respeto) que no gusten de mis escritos, me digan claramente que no necesitan de mis comentarios, que no les envíe, y que no exprese mis convicciones de lo que tengo sagrada obligación. Lo primero es fácil porque cada uno de los discrepantes o no deseosos de recibir mis mensajes de paz, pueden decirme que los borre o que no les hable de estas materias. Lo segundo es facilísimo porque con no abrir mis blog o página ya están despachados.

Como dice San Pablo: Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo. (Gálatas 1:10) Estas palabras, resumen toda la acción de cada cristiano que testimonia a Jesucristo. Buscar la honra de Dios, ensalzándole y pregonando la buena nueva de salvación de los hombres a toda criatura. (Marcos 16:15)

gradar a los hombres, es ir a su paso y pensamiento, que chocan naturalmente con la voluntad de Dios, y eso no es lícito a un cristiano verdadero. Agradar a Dios es guardar y proclamar su voz de llamamiento generoso, por medio de Jesucristo, a gozar de camaradería con Él y dar oportunidad a los hombres que, como antes he dicho, siempre corremos hacia nuestros errados pensamientos; como dice la Escritura: por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, (Romanos 3:23)

Rafael Marañón





























TODA CASA DIVIDIDA CONTRA SÍ MISMA SERÁ DESTRUIDA


Me prometí a mí mismo no escribir, sino poemillas a María la Madre de Jesús, pero cuando contemplo la explosiva estupidez con que se conducen los más grandes de nuestra nación, y veo que en el mundo entero solo hay odios y maldades de hermanos contra hermanos, no tengo más remedio que hacer oír mi débil voz para no quedarme con carga en la conciencia.

Cuando sé que solo un pequeñísimo porcentaje de la humanidad, disfruta de una atención médica, una comida en condiciones, y una esperanza de vida razonable, no puedo por más que indignarme por la maldad reinante en esta tierra, hecha para que podamos todos vivir, y dar gracias al Creador por tanta abundancia y tanta paz como disfrutamos y más aun anhelamos.

Me da vergüenza ver como la cristiandad, instalada en su comodidad, y creyendo que por ser buenos merecen esta prosperidad y paz de que disfrutan -sobre todo Occidente- está dividida, en ocasiones por un quítame allá estas pajas y otras tonterías que, dejándolas en el interior de las personas, tal vez sin presiones externas llegarán a la verdadera y maravillosa unión con el Señor.

Lo que se ve es la dogmática acusadora y sin misericordia, porque algunos o muchos, aún no han llagado a la perfección, en la que creen encontrarse tantas personas más semejantes a fariseos, que imitadores de la conducta de Jesús, al fin y al cabo, el único referente legítimo para todos los que dicen seguirle.

Me avergüenza que los que se dicen cristianos, apoyen a los que declaradamente van en contra del cristianismo, en cualquiera forma que se presente en sus distintas denominaciones. De la cuna al lecho de muerte viven insertos en una definida religión cristiana, y a la hora de elegir a los que regirán la nación, se vuelcan sobre los que claramente accionan -o han accionado- en contra de la religión que –históricamente- les ha proporcionado los derechos que ahora tanto proclamamos y apelamos para nosotros.

Solo quiero pensar lo que conseguiríamos los que nos creemos cristianos, cuando todos fuéramos sin ningún otro impedimento, a no tolerar sino lo que fuera en consonancia con lo más elemental de la doctrina de Jesús. Se ha prohibido hace unos meses la entrada en la Basílica del Valle de los Caídos, solo por capricho o por dar la lata. La respuesta ha sido contundente. Iremos como sea. Hoy, esa actitud ha conseguido que se vuelvan a hacer esos cultos en la propia basílica.

¿Se imaginan que todo Madrid y alrededores, se hubiesen movilizado y precipitado al Valle como un solo hombre? ¿Quién hubiera podido detenerlos. Desde el primer día, hubiese habido misa en el templo. Esa actitud aplicada a cualquier movimiento cristiano, por causa de sus oponentes, no tendría contestación y sobre todo a la hora de votar.

No somos de derechas o de izquierdas; somos cristianos; no pasamos por la discriminación de ninguna clase, aun siendo perjudicial para nosotros mismos- no sobre el evangelio-. Queremos nuestra libertad, y respetamos la de los demás. Y sobre todo, no tragamos que se incendie la puerta de un templo católico, ni que expulsen a unos evangélicos por ser molestia o no agradable para los vecinos.

Rafael Marañón

TODOS CON CRISTO Y MENOS QUEJAS.


Me prometí a mí mismo no escribir, sino poemillas a María la Madre de Jesús, pero cuando contemplo la explosiva estupidez con que se conducen los más grandes de nuestra nación, y veo que en el mundo entero solo hay odios y maldades de hermanos contra hermanos no tengo más remedio que hacer oír mi débil voz para no quedarme con carga en la conciencia.

Cuando sé que solo un pequeñísimo porcentaje de la humanidad disfruta de una atención médica, una comida en condiciones, y una esperanza de vida razonable, no puedo por más que indignarme por la maldad reinante en esta tierra hecha para que podamos todos vivir, y dar gracias al Creador por tanta abundancia y tanta paz como disfrutamos y más aun anhelamos.

Me da vergüenza ver como la cristiandad, instalada en su comodidad, y creyendo que por ser buenos merecen esta prosperidad y paz de que disfrutan -sobre todo Occidente- está dividida en ocasiones por un quítame allá estas pajas y otras tonterías que, dejándolas en el interior de las personas, tal vez sin presiones externas llegarán a la verdadera y maravillosa unión con el Señor.

Lo que se ve es la dogmática acusadora y sin misericordia porque algunos o muchos aún no han llagado a la perfección, en la que creen encontrarse tantas personas más semejantes a fariseos, que la conducta de Jesús, al fin y al cabo, el único referente legítimo para todos los que dicen seguirle.

Me avergüenza que os que se dicen cristianos, apoyen a los que declaradamente van en contra del cristianismo, en cualquiera forma que se presente en sus distintas denominaciones. De la cuna al lecho de muerte viven insertos en una definida religión cristiana, y a la hora de elegir a los que regirán la nación, se vuelcan sobre los que claramente accionan o han accionado en contra de la religión que- históricamente- les ha dado los derechos que ahora proclamamos y reclamamos para nosotros.

Solo quiero pensar lo que conseguiríamos los que nos creemos cristianos cristianos, cuando todos fuéramos sin otro impedimento, a no tolerar, sino lo que fuera en consonancia con lo más elemental de la doctrina de Jesús. Se ha prohibido hace unos meses la entrada en la basílica del valle de los caídos, solo por capricho o por dar la lata. La respuesta ha sido contundente. Iremos como sea. Hoy esa actitud ha conseguido que se vuelvan a hacer esos cultos en la propia basílica.

¿Se imaginan que todo Madrid y alrededores se hubiesen movilizado y precipitado al valle como un solo hombre? ¿Quién hubiera podido detenerlos? ¡Desde el primer día, hubiese habido misa en el templo! Esa actitud, aplicada a cualquier movimiento cristiano por causa de sus oponentes, no tendría contestación efectiva y sobre todo a la hora de votar. Sería irreprimible y pondría las cosas en su sitio. El de la libertad. Y sin generar odios.

No somos de derechas o de izquierdas; somos cristianos; no pasamos por la discriminación de ninguna clase, aun siendo perjudicial para nosotros mismos -no sobre el evangelio-. Queremos nuestra libertad, y respetamos la de los demás. Y sobre todo no tragamos que se incendie la puerta de un templo católico, ni que expulsen a unos evangélicos o se les dicrimine o agradan por ser molestia o no de agrado para los vecinos.

Rafael Marañón