domingo, 27 de marzo de 2011

TESTIMONIO DE BRENDA





Testimonio de una mujer de la secta Amihs, para mí conmovedor; quiero compartirlo con los demás amigos.



A veces me preguntan por qué uso el velo. Permítanme explicarles la razón.

Lo que uso en mi cabeza es conocido como un «velo».


Tal vez a ustedes les extrañe saber que el velo no trae su origen de los que hoy lo usan. Durante siglos, las mujeres se cubrían la cabeza como símbolo de sumisión, pero esta costumbre se ha ido perdiendo a través de los años.


Más recientemente, muchas mujeres lo han usado solo cuando asisten a un culto. Hoy en día son pocas las iglesias que todavía lo usan.
Aunque las costumbres populares han cambiado, el significado bíblico queda, y las bendiciones de usar el velo son muchas. La base bíblica de esta costumbre, se encuentra en 1ª Corintios 11; 1-16. El velo que usa la mujer cristiana, es un símbolo del orden de autoridad que Dios estableció en la sociedad. Permítanme explicar.

EL ORDEN DE LA AUTORIDAD DE DIOS.


Dios creó al hombre y la mujer con igual valor; sin embargo existen marcadas diferencias entre los dos. (Gálatas 3:26-28). Debido a estas diferencias, y como resultado de la caída de los hombres en pecado, Dios estableció un orden de autoridad. Cuando se respeta este orden, la vida es menos complicada y las diferencias entre los sexos se complementan.


Este bello orden de autoridad se ve en 1ª Corintios 11:3: «Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo». En este bello pasaje, «cabeza» puede traducirse también por «autoridad». Cristo es la cabeza, o la autoridad sobre el hombre. Pero aunque Cristo ocupa esta alta posición y es también parte de la divina Deidad, Él se somete a la autoridad de Dios Padre. (Juan 8: 16, 14,28; y también Marcos 13:31-33).


De la misma manera, el hombre y la mujer ocupan posiciones de igual importancia, pero Dios estableció que la mujer se someta a la autoridad del hombre. Las casadas se sujetan a la autoridad de sus maridos. Las solteras se sujetan a la autoridad de sus padres, o sus líderes espirituales.


¿POR QUÉ DEBE SOMETERSE LA MUJER?


Usted puede preguntarse por qué la mujer debe someterse y por qué el hombre debe tomar el liderazgo. La respuesta se basa en dos razones. Primero, la mujer fue creada con el propósito de ser la ayuda idónea del hombre (Génesis 2: 20-23). Ella fue tomada del costado del hombre para ser su compañera, amorosamente envuelta en su protección y liderazgo. La mujer fue creada para ser, la «gloria del varón»; fue tomada «del varón» y «por causa del varón» (1ª Corintios 11:7; 9).


Segundo, cuando Eva cedió a la tentación y luego sedujo a Adán a hacer lo mismo, Dios pronunció una maldición sobre la serpiente, sobre la mujer y sobre el hombre. Sobre los tres. Cada uno tenía que llevar las consecuencias de su pecado (Génesis3:14; 19).


El resultado fue que el hombre tiene que trabajar esforzadamente con la naturaleza que está sujeta a la degeneración, las plagas y la muerte, para proveer por sí mismo y por su familia. Como resultado de ese primer pecado, la mujer tiene que experimentar el dolor agudo de los partos, y sujetarse a su marido. (Génesis3: 16; 1ª Timoteo 2:9-15; Efesios 5:23; 24).


El plan de Dios no hace dictadores ni esclavas.


Los pasajes bíblicos que tratan de este orden de autoridad no dan lugar a que los esposos o padres sean tiranos, ni que gobiernen sobre su esposa o hijas sin respeto. Al comparar estos pasajes con otros (Efesios 5: 21, 25, 28; y 1 Pedro 3:7), entendemos que la intención de Dios es que el hombre provea un liderazgo tierno, amoroso, y sin opresión.


Se ha dicho que la autoridad no es el derecho de enseñorearse sobre alguien o algo, sino la de hacerse responsable de esa persona. Cuando el hombre se hace responsable, la mujer encuentra seguridad, y la oportunidad de desarrollar su máximo potencial.


Lamentablemente hoy en día muchos están disconformes con este orden de autoridad y lo desprecian. Los hombres se han despreocupado por su autoridad o han abusado de ella. Las mujeres dicen que se sienten menospreciadas y privadas de la vida.


Las mujeres «liberadas» han cambiado su posición de honor, dada por Dios, por lo que llaman la «igualdad independiente». Para lograr estas nuevas libertades, han sacrificado su lugar de protección bajo la autoridad del hombre. Los versículos 11 y 12 de 1ª Corintios 11, advierten en contra de esta actitud independiente.


El plan de Dios es que el hombre y la mujer sean interdependientes. El marido que pone el liderazgo y provee por su esposa, y la esposa que se somete y apoya a su marido, son los elementos esenciales para edificar familias fuertes y felices. Las familias fuertes, a su vez, producen iglesias fuertes y afectuosas, y una sociedad sana y solidaria.


Por el contrario, cuando los maridos descuidan su deber de poner el liderazgo, y las mujeres rechazan esa autoridad, la familia se deteriora, y como resultado la sociedad experimenta los males sociales. Los hombres y las mujeres se dan cuenta de que la misma libertad que buscaban los esclaviza, y sus hijos sufren las consecuencias.


Fin 28/11/98
«Testimonio de Brenda» ha sido recogido del boletín de la Revista la Antorcha de la Verdad, de Costa Rica. Con este tema se ha construido el presente trabajo contando con el correspondiente permiso de esta publicación.

Rafael Marañón.
GRANADA
Lunes 11 de Enero de 1999.

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