Mas
hablamos sabiduría de Dios en misterio,
la sabiduría oculta,
la cual
Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria,
la que
ninguno de los príncipes de este siglo conoció;
porque si
la hubieran conocido,
nunca habrían crucificado al Señor de gloria.
Antes
bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
Pero Dios
nos las reveló a nosotros por el Espíritu;
porque el
Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
(Carta a los fieles de Corinto 2: 7 al 10)
Pienso que la Escritura
Santa es suficiente para ilustrar sobre los misterios de
Dios, pero no todo
el mundo está preparado para recibirlos, ni tiene la
suficiente ilustración para leer y digerir estas cosas que son en realidad muy
claras. Algunos establecen una doctrina usando aisladamente estos conceptos, y
se desvían necesariamente de la verdad expresada en la Revelación de Dios
Es lógico que la doctrina se deje en manos de la Iglesia , para que los más preparados la
estudien y la den al pueblo llano que no sabe meterse en los intríngulis de la fe, por
necedad, ignorancia, o en muchísimos casos, propensión a conformar la Escritura a sus
tendencias y extravíos. Así vemos a muchos teólogos vagar por las ideas de la Escritura , con una
repetida tendencia a rechazar la voluntad de Dios, pero que sus ideas estén bien
respaldadas por su autoridad.
Blanden versículos aislados, para sentar una doctrina que
expuesta por hombres
inteligentes aunque errados, da la impresión de ser verdadera a los ojos y sensaciones de
los ignaros. Es por eso que la verdad es tergiversada, a causa de la fijación de algunos sobre una
idea que a ellos se les ocurre. Para establecer la verdad de la doctrina, está la Iglesia , esposa de
Jesucristo.
Dios no tiene deseos de improvisar ni le hace falta, y como se
dice en otro lugar: Dios no es hombre, para que mienta,
Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo
ejecutará? (Números 23:19) Pensar que Dios infinito y sapiente tiene que
rectificar a cada momento sus propósitos, es tenerle por alguien que se puede
equivocar por no haber previsto adecuadamente las cosas.
Este pensamiento es necio
y hace poco favor al maravilloso ser que hizo todo cuanto existe. Todo está preordenado y bien realizado, por lo que
podemos estar siempre seguros de que Dios como se dice anteriormente no miente ni ensaya. Se le dice en algunos
medios “el gran arquitecto”.
Hay quienes dicen que la Creación es un “experimento” de Dios, si es que por lo menos lo
reconocen como creador. Necedad que se repite cuando se piensa o dice que cuando se equivoca rectifica, y
así va transcurriendo la historia. Para muchos, por ejemplo, las guerras mundiales y adyacentes
son una muestra de la ira
de Dios. Otros dicen que sucedieron porque sí, porque
la “fatalidad” simplemente las trajo.
Fatalismo que niegan continuamente, cuando quieren ejecutar sus designios
pecaminosos en cuyo caso invocan
la libertad.
Si pensamos que un hombre que actúa sin propósitos claros es un inconsciente
irresponsable, pues actúa
sin horizontes por la versatilidad de los tiempos y las cosas, ¿como podemos pensar que Dios
proceda como nosotros, que somos propensos al error y a la anarquía? Cuando miramos al Universo
y a La Creación
entera ¿podemos pensar que Dios es un “grumetillo perverso” que se
divierte fastidiando a sus criaturas?
Seguirá
AMDG
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