viernes, 14 de octubre de 2011

FANÁTICOS Y TODO ESO.


Desconocido amigo: no le conozco pero le agradezco sus palabras. Dice que soy un fanático ¿De qué soy fanático? ¿De Jesucristo? Sí que lo soy. No quiero vivir una vida sin rey ni Roque, ni fe ni conciencia. Soy feliz con mi fe (que no es creencia de ignorante), y recomiendo a todos que se entreguen a esa forma de fe.

Si consideramos que la vida es corta y es milicia, que decía el Santo Job, nos daremos cuenta que hasta a los que mejor les va, viven plenos de miedos y paranoias. El dinero es un diocesillo que lo mueve todo, pero no da vida; la sabiduría espiritual, sí, da vida. Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores. (Eclesiastés 7:12) Usted podrá tener mucho dinero, pero si no tiene paz y esperanza de una vida eterna, va usted aviado.

Y ya no le digo de los que la vida es para ellos una “perra vida y un perro sufrir”. Como dice el apóstol: Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, ¡oh amados! estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. (2ª Pedro 3:13, 14). Eso espero y sobre todo espero a Jesús como mi amigo, de verdad, sin condiciones ni reproches.

En multitud de ocasiones he hablado del esfuerzo que me cuesta creerme que un organismo humano, tan bien hecho, o el Universo, o la luz, o tantas cosas surgieron por arte de birlibirloque. La verdad que he querido darle crédito a los ateos, como una opción más, y no he podido por mucho que he esforzado mi mente y mi espíritu.

Y en cuestiones sociales, la fe dice a todos: no mates, no juzgues mal, no hagas juicios temerarios, respeta a tu mujer/marido, amarás a los demás y serás solidario, etc. Que a usted no le guste tal o cual clérigo, sea de la observancia que sea, es otra cosa; igual a usted le parece malo, y en cambio es una buenísima persona.

Una vez adelanté de mala manera a una furgoneta, y tuve que parar un poco más adelante por un obstáculo que la monja que la conducía vio, y yo no. Pero amigo, había que oír a la monjita de marras.  Por la furia (justificadísima) de la monja, no puede usted calificar a los clérigos y “clérigas”, y menos a la Iglesia, como no puedo yo calificar a todos los no creyentes, ateos o agnósticos, por los crímenes de “Jack el destripador”. Y menos a la monjita.

Verá usted; para engendrar una “boutade”, no hace falta meterse en estos berenjenales religiosos; le sugiero batallar con la política, que se presta a toda clase de especulaciones y opiniones. Ahí sí que hay un buen filón, para los que quieran dar su opinión. Le aconsejo pues que se emplee a fondo con estas materias políticas que dan tanto de sí. El mundo no lo hicieron los albañiles, como usted jocosamente me dice de broma,   


El reloj lo hizo el relojero
El mundo lo hizo Dios
No hay reloj sin relojero
No hay mundo sin Creador.

ANTIGUA COPLILLA DE MI NIÑEZ QUE AUN VALE

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