miércoles, 11 de abril de 2012

EVALUEMOS CON FUENTES FIABLES



                  El hecho mismo de tratar de ejercer un dominio sobre sí mismo, evidencia no solamente un deseo de mejora, sino también de lucidez, que pocos obtienen.

Se consiguen a base de sacrificio de los deseos deleznables, y la fijación en un propósito recto y cabal. Esto basta para orientar útilmente, para el momento y el porvenir, las cualidades o propiedades espirituales y mentales del individuo.

El deseo de mejora, que se manifiesta más o menos nítidamente, hay que definirlo y precisarlo. ¿Cuáles son tus aspiraciones? ¿De que desearías ser capaz. Examina estas dos preguntas y observa tus reflexiones.

Observa en derredor tuyo a aquellas personas que son dueñas de sí mismas, y considera las ventajas que obtienen de ello. Esto no es ni más ni menos que superioridad. Evalúate a ti mismo sinceramente, rigurosamente, sin subterfugios ni autocompasión. A estilo evangélico. Verás la multitud de cosas que tienes que modificar, si quieres ser un hombre de verdad.

Desde el punto de vista psicológico ¿en que proporción consigues dominar tus instintos? Mas que dominar podemos decir, gobernar. Los instintos, debidamente encarrilados en orden a la felicidad son buenos, de la misma forma que son terribles cuando ellos nos manejan a nosotros.

Nadie debe hacer decisiones basadas en los impulsos primarios, y sí someter sus decisiones a los buenos consejeros en edad y experiencia. Puede ser que estos estén desfasados, pero solo el desvelo por nuestra felicidad y su experiencia, bastan para poder manifestar opiniones útiles, si se saben aprovechar adecuadamente.

Tenemos que dominar nuestra sensibilidad y procurarnos un psiquismo superior. ¿Pensamos como las masas? ¿O queremos pensar como hombres libres, que saben lo que quieren o ser unos troncos ciegos, sin saber que va a ser la trayectoria de nuestras vidas.

Paseen ustedes por una acera cualquiera de cualquier ciudad. Pregunte y compruebe, cuantas personas ignoran la existencia de un Evangelio y de un Cristo y hasta de un Dios Creador. ¡Y somos un país católico! Un país cristiano según las estadísticas. Nadie sabe nada de nada sobre la acción de Dios. Y así nos va.

Todos saben los mejores futbolistas, las revistas de moda más interesantes, y los líos de politiquilla. Ignoran cómo y porqué, están en este mundo. Y es triste, que muchos piensan que este mundo está para comer, defecar, y las demás necesidades del cuerpo. Intelectualmente, es penoso ver como escribe un chico/a de universidad, y peor como piensa.

Y mientras tanto se habla de solidaridad cuando Caritas es casi la única organización que se ocupa de los pobres sobrevenidos y anteriores. Hay dinero para esto y para lo otro, y desde luego hay que ser muy cínico, para matar al hermano de hambre en nombre de unos intereses repugnantes, que impiden el normal desarrollo de los humanos.




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